LA PLACA DE LA PLAZA FUMAROLA VANDALIZADA
OTRO 24 DE MARZO VISTO DESDE EL PARQUE DE LA
ESTACIÓN
Las diferencias
desde la primera marcha conmemorativa del 24 de marzo de 1985, convocada por Hebe de Bonafini, y ésta última de marzo pasado, son, en primer lugar, que Hebe no estuvo presente, como
siempre lo hacía y la contempló desde su perpetuidad
bien ganada.
Otra es la
escalada de odio y violencia desatada, especialmente en los últimos tiempos, contra
la memoria, ya sea sobre personas, dirigentes, centros culturales, agrupaciones
políticas y emblemas dispersos por todos los rincones del país.
En nuestros
barrios, Balvanera y Almagro, que comparten las Comunas 3 y 5 y el Parque de la Estación –pulmón verde, conseguido tras 23 años de lucha
vecinal–, tres fueron las vandalizaciones, una sobre la placa de Abuelas
–ya destrozada en su totalidad–; otra sobre el mural de Perón y Anchorena –un emblema que representa
MEMORIA y además, una historia en imágenes de aquellas jornadas de lucha
vecinal–; y finalmente taparon con
pintura la flamante placa recién colocada en la Plaza Fumarola, en homenaje al
militante y vecino fusilado en Ezeiza por la Triple
A –lugar donde comenzó la cruzada vecinal por el
Parque–. Vandalizaciones que hoy, a varios meses de producidas, no se lograron
revertir.
LA PLACA DE ABUELAS VANDALIZADA
Por eso, quienes
peinamos canas o acariciamos calvicies, no solo reivindicamos aquella primera
marcha de 1985 y las posteriores, a las que
nunca dejamos de concurrir, con lluvia, sol, frío
o calor, porque siempre nos dimos cita en la
histórica Plaza de Mayo los 24 de marzo.
Además, reclamamos y exigimos memoria y respeto por las muestras que
levantamos los vecinos y que plasmamos en paredes y sitios públicos, que
también constituyen una parte chiquita de la memoria grande de nuestra patria
hoy jaqueada por el odio y la intolerancia y la violencia.
Exigimos a las
autoridades democráticas que no haya nunca impunidad para las
violaciones de los Derechos Humanos, y que también
cesen las agresiones contra nuestros emblemas barriales, relacionados a la
calidad de vida de los vecinos.
Reivindicamos, junto
a quienes hoy ya no están y fueron parte de aquella cruzada barrial –tal como lo hizo
Hebe de Bonafini, durante toda su vida por los Derechos
Humanos–, que no haya impunidad,
y sí un juicio justo a quienes violaron
derechos y libertades, sin odio, pero sin olvido.
Marta Romero
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