jueves, 1 de julio de 2010

CINE: "EL REFUGIO"


¿EL INSTINTO MATERNAL, PUESTO EN CUESTIÓN?


El Refugio


Origen: Francia, 2009.

Dirección: François Ozon.

Intérpretes: Isabelle Carré, Louis Roman Choisy, Melvil Poupaud.

Guión: Francois Ozon / Mathieu Hippeau.


Hemos visto casi todas las producciones de este director francés. En su mayoría, ofrecen la característica de no guardar ningún parecido entre sí, ni temático ni estilístico. Cada vez que aparece Ozon arrasa y rompe su propio molde.

Encontramos alguna asociación remota con Bajo la arena o con La piscina, filmes de su autoría, quizás por el hecho de relacionarse con el agua, o con la ausencia trágica de alguien que da lugar a los accidentes de la trama. Pero siempre lo que se desencadena es muy diferente de lo filmado antes.

Hay en esta película una pareja que se droga de modo compulsivo y hace el amor con ternura y pasión, hasta morir él por el exceso de droga que, además, está adulterada.

La familia del joven muerto es de clase alta y culpa a la joven de lo sucedido y le pide que evite tener el niño que está gestando. Ella acepta aparentemente, pero decide luego buscar refugio en una finca apartada, a la orilla del mar.

Hasta este refugio llegará el hermano del muerto, un muchacho poeta, homosexual, que en el funeral había dicho: “No lo guardaremos en un cofre, olvidado. Quien pierde su vida, la recobrará un día”. Palabras éstas que resultan premonitorias.

Ella continuará con su embarazo quizás por considerase dueña de su cuerpo, o por rebeldía, o para dejar un testimonio de su paso por el mundo. Eso no se sabrá nunca porque existe un final sorprendente e inesperado, vinculado con la necesidad o la ausencia de ella de una mujer de tener y de criar un hijo.

El cine francés no se considera obligado a explicar exhaustivamente los desenlaces, ni siente culpa alguna por tratar en toda su extensión temas urticantes. Al contrario, lo hace con una altura y una calidad inefables. El Código Hays que censuró tantas películas norteamericanas no hubiese podido implementarse en Francia. Allí parecen entender que las expresiones de arte no están para tranquilizar los ánimos, sino para inquietarlos y abrir interrogantes.

Así pareció entenderlo el jurado del Premio Especial del Festival de San Sebastián, que galardonó a esta película.


MARTHA SILVA

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