sábado, 4 de enero de 2014

EDITORIAL PRIMERA PÁGINA Nº 225 DE ENERO FEBRERO DE 2014






En los viejos entretenimientos de los purretes de los barrios humildes se solía jugar a “vigilantes y ladrones”; todos preferían casi siempre elegir el roll de ladrones, tal vez por bronca con el vigilante de la esquina de entonces, que les confiscaba la pelota de goma, comprada dificultosamente con una mini vaquita.
Hoy la situación social cambió totalmente, desapareció el vigilante de la esquina y los tipos de delincuencia adquirieron ribetes tan confusos, que la propia policía suele estar involucrada en sonados casos delictivos.
Así, la Navidad del 2013 se convirtió en un reclamo generalizado de aumentos salariales en un sector que no es precisamente el más castigado: la policía (un mal necesario dentro del sistema que nos toca vivir). “La rebelión de las gorras” no fue un hecho casual, comenzó en Córdoba, una provincia salpicada por el narcotráfico, casualmente infiltrado en las filas policiales.
 Los luctuosos incidentes que derivaron en “saqueos planificados”, se extendieron a casi todas las provincias, con asaltos a comercios chicos, medianos y supermercados de las grandes cadenas y de la colectividad china. Llegaron hasta el bolichero de la villa, marcaron también un alto grado de violencia y falta de códigos nunca visto ni aun en los momentos de convulsiones.
Pero lo más alarmante fue descubrir que el narcotráfico financiaba a la policía de Córdoba con un adicional que variaba según las jerarquías, y que cesó tras el descabezamiento de aquellas cúpulas policiales.
En los días posteriores se produjo el mal llamado “efecto contagio”, que no es tal sino que fue el producto de una solapada planificación desestabilizadora, de la que no son ajenos medios informativos, los políticos y los sindicalistas coaligados, y acaso algo tuvieron que ver los intempestivos cortes de luz en la ciudad y el conurbano.
Si bien es cierto que las policías se encontraban mal remuneradas, no son los únicos sectores de la sociedad en esas condiciones. ¿Qué tendrían que decir entonces los jubilados, los maestros, los médicos y las enfermeras?
Tenemos aquí un tema complejo, que debe tratarse de forma urgente en los niveles más altos del gobierno nacional y los gobernadores, para establecer responsabilidades y juzgar a quien corresponda. Este desmadre no puede quedar impune. En febrero comienzan a discutirse los convenios colectivos de trabajo.
Un dato sintomático y llamativo es la escasez de declaraciones de muchos conocidos operadores opositores, ¿será casualidad o causalidad?
 Dos grandes flagelos sacuden la sociedad en este momento: el narcotráfico y la trata de personas, además de la devoradora inflación fomentada por los grandes formadores de precios. Todo en un clima mediático tendiente a desestabilizar, que hizo fracasar el “acuerdo” con el gobierno, burlando los envases de presentación, ¡¡¡una gran truchada!!! Es de esperar que el nuevo acuerdo no sea otra frustración.
No solo se desestabiliza a un gobierno, sino también a todo un país. Y no es casual que esto ocurra además de en la Argentina, en toda la América “rebelada”, que sufre las mismas penurias desestabilizadoras; vale recordar a la policía de Ecuador, que casi “se carga” al presidente Correa.
El gran desestabilizador en el orden mundial tiene nombre y apellido, que todos conocemos, y es el mismo que en Medio Oriente bombardea a los pueblos desde sus drones asesinos. El que también regentea la “ILEA” Escuela de Policías, que funciona en El Salvador, institución desestabilizadora y golpista a imagen y semejanza de la que fue para los ejércitos la antigua Escuela de las Américas de Panamá.
 Todo ocurre en el mes de diciembre, cuando se conmemoran los 30 años en democracia, y se está juzgando a los genocidas y destapando grandes negociados y delitos cometidos por la dictadura y sus socios civiles, como el más burdo caso Graiver.
El país y América marchan por un camino de justicia y liberación, rompiendo con la dependencia; es necesario continuar por esa senda y no estropear el sacrificio que costó consolidar una decena de países que se rebelaron contra el imperio y el FMI.
El futuro cercano tendrá la última palabra, y los argentinos tienen en ello una gran responsabilidad.

                                                  Hasta la Próxima






1 comentario:

Roberto dijo...

desetabilizan aquellos que le dan 2400 pesos a los jubilados.
desestabilizan aquellos que ponen a un delincuente como Milani al frente del ejercito.
desetabilizan aquellos que esconden a los pobres bajo las cifras truchas del Indek.
desetabilizan aquellos que tienen a la gendarmería para reprimir y para espiar a los militantes de izquierda.
desetabilizan aquellos millonarios que le sacan al que menos tiene para darle al que no tiene nada.
desetabilizan los que aumentan 66% y ajustan por inflación porque son socios con el IVA de los formadores de precios
en sintesis desetabilizan aquellos que se dicen populares y son la peor derecha multimillonaria y corrupta que ha tenido la Argentina