EL 27 DE
FEBRERO DE 1974
ESTALLA
EN CÓRDOBA EL NAVARRAZO O ANTICORDOBAZO
OBREGÓN CANO ANTES DEL GOLPE |
“¿Un
golpe de estado policial?”
Ocurrió durante el tercer mandato de Perón, ya algo
limitado por la enfermedad, en tiempos de su superministro López Rega y la
inepta Isabel Martínez. La disputa entre la llamada “tendencia” (montoneros)
y el ala fascista del gobierno se encontraba en su máxima expresión, fue entonces cuando
comienza a actuar un ignoto grupo autoproclamado “Triple A” (Alianza
Anticomunista Argentina). Córdoba
era gobernada por Obregón Cano, un hombre poco confiable para Perón.
CIVILES ARMADOS PATRULLAN LAS CALLES |
El 27 de febrero
de 1974 el coronel Navarro -jefe
de Policía relevado por el gobernador-
se alza en armas acuartelando a sus 7.000
efectivos y sacando a las calles guardias civiles armadas, las que
siembran el pánico. Detienen al gobernador y a su vice y provocan un
“golpe provincial”. Perón, en lugar de
reponer a los gobernantes desplazados, interviene la provincia, lo que le sirve
para conseguir sacarse de encima a algunas figuras “molestas”.
ANTECEDENTES
Córdoba “la
docta”, escenario de la Reforma Universitaria en 1918, promotora de la
llamada Revolución Libertadora en 1955, protagonista del Cordobazo en
1969, también
lo fue de su opuesto, el Navarrazo,
en 1974. El Cordobazo inició el fin de
la dictadura militar de Onganía, en
cambio el Navarrazo sería la
antesala de la dictadura genocida de 1976. Por entonces la
situación política nacional se hallaba
convulsionada por alzamientos populares, la guerrilla, el accionar de las
Fuerzas Armadas y el comienzo del terrorismo de Estado con la Triple A.
DIARIOS DE LA ÉPOCA INFORMAN DEL GOLPE |
Perón, sin
deshacerse
de López Rega y su banda criminal, cede a las presiones
de este superministro, al defenestrar uno a uno a los gobernadores que respondían
en mayor o menor grado a la llamada “tendencia”.
La entrada de la Juventud Peronista (JP) como política de masas de montoneros al escenario nacional, cambió la forma de los enfrentamientos políticos en el país. Para el ensayista Alejandro Horowicz, autor de Los cuatro peronismos "antes bastaba con amenazar la caja de los sindicatos o su estatuto de legalidad para poner fin a cualquier resistencia más o menos seria".
Según el historiador Norberto Galasso, "desde el exilio, Perón creía que si volvía a la Argentina los jóvenes se desarmarían y se integrarían al movimiento, aceptando la verticalidad. A su vez, los jóvenes pensaban que Perón aceptaría su proyecto porque, después de todo, ellos se habían jugado la vida en la lucha armada". Ambas partes estaban equivocadas: los jóvenes no eran absolutamente obedientes a las órdenes de Perón, eran militantes revolucionarios con un proyecto propio, aunque encolumnados detrás de la figura de Perón; era el inicio de la la controversia de la “juventud maravillosa” y “los imberbes”.
La entrada de la Juventud Peronista (JP) como política de masas de montoneros al escenario nacional, cambió la forma de los enfrentamientos políticos en el país. Para el ensayista Alejandro Horowicz, autor de Los cuatro peronismos "antes bastaba con amenazar la caja de los sindicatos o su estatuto de legalidad para poner fin a cualquier resistencia más o menos seria".
Según el historiador Norberto Galasso, "desde el exilio, Perón creía que si volvía a la Argentina los jóvenes se desarmarían y se integrarían al movimiento, aceptando la verticalidad. A su vez, los jóvenes pensaban que Perón aceptaría su proyecto porque, después de todo, ellos se habían jugado la vida en la lucha armada". Ambas partes estaban equivocadas: los jóvenes no eran absolutamente obedientes a las órdenes de Perón, eran militantes revolucionarios con un proyecto propio, aunque encolumnados detrás de la figura de Perón; era el inicio de la la controversia de la “juventud maravillosa” y “los imberbes”.
Con el amplio triunfo de la fórmula Cámpora-Solano
Lima, en marzo de 1973, se había fortalecido la JP , el Frejuli acompaña la
tendencia revolucionaria que obtiene cinco gobernaciones importantes: Córdoba, Buenos Aires y Mendoza y, en menor medida, Salta y Santa Cruz. También “la tendencia” consigue ocupar varios cargos cruciales
en el gobierno: Juan Carlos
Puig en Relaciones Exteriores, Esteban Righi en el Ministerio del Interior, Jorge Alberto Taiana en Educación, Rodolfo Puiggrós en la
dirección de la Universidad de Buenos Aires y Arturo Jauretche en la presidencia de Eudeba.
El gobierno cordobés de
Obregón
Cano – Atilio López era el único de ese tipo en toda la Argentina, de hecho
expresaba una situación muy particular, según Horowicz reflejaba “la incandescencia del Cordobazo. Además, representaba no solamente a
las organizaciones político-militares o al movimiento obrero, sino a la
relación entre ambos".
La fórmula presidencial
Perón – Perón produjo un gran malestar en los sindicatos que apoyaban la
fórmula Perón – Cafiero, esto provocó
una lucha muy fuerte que modifica la situación con el regreso de Perón el 20 de
junio de 1973, cuando ocurrió “la masacre
de Ezeiza”.
Perón advirtió que no
dirigiría la movilización general de la
sociedad, por lo que comenzó
a actuar en términos de desmovilización. Esto se evidenció en las provincias
donde “la tendencia” tuvo mayor influencia: Córdoba, Mendoza y Buenos Aires, pero particularmente
en Córdoba.
El 20 de enero de 1974 el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)
atacó el regimiento del Ejército en Azul, allí murieron el jefe de la
unidad y su esposa. Este fue un hecho de amplia repercusión pública, que sirvió
de excusa para responsabilizar al gobernador electo de Buenos Aires, Oscar Bidegain, considerado como
infiltrado de izquierda dentro del peronismo. Lo mismo se dijo de los
gobernadores Alberto Martínez Baca de
Mendoza, Jorge Cepernic de Santa Cruz, Obregón Cano de Córdoba y Miguel Ragone
de Salta. Este último se convertiría en el único ex gobernador desaparecido por
la dictadura del 76.
Como Atilio López (vice de O. Cano) había sido un dirigente
clave del Cordobazo, junto a Agustín Tosco y René Salamanca, la derecha
peronista puso mayor atención sobre esa cuestión y es así que posteriormente carga contra
aquel gobierno provincial. Sin embargo esta
situación estuvo facilitada por el quiebre definitivo entre las
juventudes y Perón, quiebre que se dio con
el asesinato de José Ignacio Rucci el 25 de septiembre de 1973.
A fines del 73 la seccional
cordobesa de UTA, con la impronta de Atilio López, obligaba al gobierno nacional
a otorgar un aumento salarial que sobrepasaba lo fijado por el Pacto Social a
nivel nacional. Ante eso, voceros del
gobierno acusan a Córdoba de procurar romper
el Pacto Social.
EL GOLPE
PROVINCIAL
El miércoles 27 de febrero de 1974, el Teniente Coronel (RE) Antonio Domingo Navarro es relevado de su cargo de Jefe de Policía provincial por el gobernador de Córdoba Obregón Cano, por considerarlo "poco confiable".
Refieren
crónicas de la época que el propio Raúl Carcagno, jefe de las FF.AA., informó a
allegados del gobierno cordobés que el Navarro
hacía inteligencia para la derecha peronista y no peronista, y que estaba sindicado como miembro de fuerzas de choque.
Al enterarse
del relevo, el jerarca policial decide acuartelar a unos siete mil hombres de la ciudad que se
encontraban a sus órdenes con la excusa de una "infiltración
marxista" en el
gobierno popular.
Esa misma
tarde, grupos de civiles toman las emisoras LV2 -La Voz del Pueblo- y LV3
-Radio Córdoba- a través de las que comienzan a emitir comunicados en apoyo al jefe de la
insurrección. Una de las transmisiones sostenía que Navarro representaba "una garantía de orden" y
era "el vehículo necesario para el proceso de liberación".
Al caer la
noche se escucharon tiroteos. Civiles armados e identificados con brazaletes
rojos comienzan a patrullar las calles. Esa
misma noche, la custodia policial de la Casa de Gobierno apaga las
luces exteriores y se retira de los puestos de vigilancia. Un grupo de más
de cincuenta policías provinciales, vestidos de civil y con armas largas,
ingresa a la
Gobernación, depone al gobernador peronista Obregón Cano y a su vice, el
dirigente gremial Atilio López. También detiene a más de 50 funcionarios del
gobierno provincial, a gremialistas e inclusive a periodistas.
El jueves 28 a las 22.00, el presidente
de la Cámara de Diputados provincial, Mario Dante Agodino, asume en forma interina la gobernación. A la misma hora
ocurría un atentado contra el domicilio de Obregón Cano.
En un principio
las palabras de Perón fueron que “los problemas de Córdoba deben
resolverlos los cordobeses”,
pero el sábado 2 de marzo al mediodía, anunciaba la intervención la provincia. Refiriéndose al golpe de Estado provincial, el gobernador
Obregón Cano replicaba por su parte que “el gobierno nacional no respondió como
tenía que responder de acuerdo a la Constitución”.
Entre el 28 de
febrero y el 15 de marzo de 1974 será interventor Mario Dante Agodino; entre el
15 de marzo y el 15 de septiembre Duillo Oscar Brunelli, y entre el 20 de
septiembre hasta el 19 de setiembre del siguiente año 1975 el Brigadier Raúl
Oscar Lacabanne.
Perón fallecía
el 1º de julio de 1974.
REFLEXIONES POSTERIORES
Eduardo
Angeloz, presidente del radicalismo cordobés en esa época, aseguró que el Navarrazo
“nunca hubiera sucedido sin la anuencia de Perón”.
Dante Gullo,
dirigente peronista, sostuvo lo contrario,
afirmó que el ex presidente no tuvo injerencia en la rebelión de Navarro
y que “desgraciadamente, Perón actuó en función de los hechos consumados”.
El historiador
Norberto Galasso también exime de responsabilidad a Perón en el golpe. Sin
embargo, admite que desde el punto de vista institucional, “lo que correspondía
era reponer a las autoridades”.
Han pasado los
años y aún nadie pudo explicar cómo Navarro contó con tanta libertad de acción sin que ninguna autoridad
federal pusiera fin a sus atropellos. ¿Es posible imaginar que un presidente, a quien no le temblaba el pulso para ejercer la autoridad, ignorara que en
Córdoba se iba a producir un golpe de Estado? La polémica parece no tener fin.
En Córdoba
ningún grupo guerrillero le daba excusa alguna a nadie para imaginar aquel
golpe, aunque había que hacer algo para terminar con un gobierno tildado de
zurdo, y lo hizo el jefe de policía, un caballero de nombre Antonio Domingo
Navarro, el mismo que meses después la policía encontró en un campo de la
provincia, junto con otros mercenarios de primera línea, practicando tiro.
Navarro les dice que se trata solo de un pasatiempo. Lo saludan y le piden
disculpas. Navarro ya era parte de la Triple A y se preparaba para matar zurdos
a granel bajo las órdenes del sanguinario brigadier Lacabanne, un hombre de la
estirpe de Ottalagano y López Rega, según lo afirma un célebre texto de Mariano Grondona que lleva el exquisito
título de “Meditación del elegido” y que fuera ya analizado por este periódico tiempo atrás (“Los que hacen la
tarea”).
El 16 de septiembre de 1974 el
dirigente sindical y ex vicegobernador de Córdoba, Atilio López, era asesinado por sicarios de la Triple A. Lo
acribillaron con 132 disparos.
El
11 de marzo de 1976 (13 días antes del golpe de Estado que
destituyó a Isabel Perón) el gobernador de Salta, Miguel Ragone, era secuestrado cuando salía del almacén de Don Arredes, a
tres cuadras de su domicilio. Eran las 8.30 hs. de un día lluvioso. Su cuerpo
nunca apareció; fue el único gobernador desaparecido bajo la dictadura
cívico-militar de 1976.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes
cordoba-militarizada.html
-https://www.facebook.com/permalink.php?id=520309747999559&story_fbid=553692927994574
-http://alpargatasparaescobar.blogspot.com.ar/2011/02/el-navarrazo.html
-http://www.elortiba.org/ocano.html
-http://www.pts.org.ar/Cordoba-1974-el-golpe-de-Peron
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