Hasta siempre Alfredo
A los 84 años nos acaba
de dejar este colosal actor, que había nacido el 3 de marzo de 1930 en
Ciudadela, provincia de Buenos Aires, en el seno de una familia española.
Canturreando aprendió a hablar el español con
acento bien ibérico, lo que le ayudó a desempeñarse
en escenarios afines con total soltura, y
con éxito, pues fue aclamado en todas y cada
una de las obras que lo llevaron a cruzar el Atlántico a lo largo de su
vida.
Su primer gran protagónico lo tuvo en cine, en 1955, junto a Mirtha Legrand, en El amor nunca muere, dirigido por Luis
César Amadori. La pareja fue un éxito. Lo volvieron a convocar para acompañar a la actriz al año siguiente en La pícara soñadora, dirigida por Ernesto
Arancibia. Luego, un par de años después, en Con gusto a rabia, de Fernando Ayala.
A continuación vendría otra dupla que marcó historia en su
carrera, la que formó con Leopoldo Torre
Nilsson. Junto a este director el trabajo de Alcón alcanzó su cúspide, con Un guapo del 900, Martín Fierro, El santo de
la espada, y en 1971, Güemes, la
tierra en armas, a la que siguió La mafia,
en 1972, Los siete locos, Boquitas
pintadas y El pibe Cabeza.
Aunque le molestaba el calificativo, Alcón fue ante todo un maestro del teatro. "Yo no oigo cuando me dicen maestro. Contesto, «sí, maestro», y me
río. El que se cree un maestro es un pelotudo. El que encuentra rápido es
porque busca poco: cuando empiezo a trabajar, estoy tan inseguro, que me sobran
los brazos", decía sobre su trabajo, aunque al resto de los mortales
le pareciera increíble que justamente él pudiera tener alguna inseguridad.
Intérprete inigualable de los textos de Ibsen, Lorca, Arthur Miller,
John Osborne, Eugene O’Neill, Edward Albee,
Tennessee Williams, Samuel Beckett, Marlowe, fue dirigido por nombres históricos
como los de Margarita Xirgu, Carlos Gandolfo y Omar Grasso, aunque también se
animó a dirigir con igual talento obras tales como Los caminos de Federico, Bocca-Alcón,
Homenaje Ibsen, ¡Shakespeare todavía! y
Final de partida.
Obtuvo en dos ocasiones el premio Martin Fierro y
otras tantas el Cóndor de Plata y el Estrella de Mar de Oro; recibió el ACE de
Oro, el María Guerrero, el Ollantay, el gran premio de honor de la Fundación
Konex, el García Lorca y distinciones especiales en festivales realizados en
Colombia y en España.
En una de sus últimas entrevistas, a propósito del estreno de Filosofía de vida, reflexionaba: "No me detengo a pensar qué clase de
vida llevo, porque un día quiero una cosa, y al siguiente, otra. Quizás puedo
mirar hacia atrás y ver qué dibujos hice. Otros siguen como si fuese una
brújula a una institución, religiosa o ideológica. Eso no es estar vivo. Es
respirar según un molde y convertir tu alma en una cosa".
Por si su trayectoria
fuese poca, el actor leyó para el programa Vida
y Vuelta, que conduce Felipe Pigna en
Canal 7, el texto que se ha convertido en el
manifiesto de denuncia de los crímenes de la dictadura, el horror de los campos
de concentración, de los secuestros y las
torturas.
"En medio de la
lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad del pueblo,
sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea
lobo del hombre, sino su hermano", decía Walsh, con la voz de
Alcón, en la carta difundida un día antes de su secuestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario