EDITORIAL
AL Nº 231 AGOSTO 2014
En la clásica película de 1963 Los Pájaros, de Alfred Hitchcock (sobre el libro de Daphne
du Maurier), el maestro del suspenso y el terror refleja la
incomprensible actitud de una bandada de gaviotas que, sin motivo aparente, se lanzan sobre una comunidad, al parecer organizados en contra de los humanos. El relato se desarrolla en la ciudad natal
de Daphne du Maurier, Cornwall, poco después de la Segunda Guerra Mundial y estaría expresando los temores a los ataques
aéreos alemanes en la zona.
La inesperada actitud
de estas aves produce, además de espanto, choques e incendios, en un clima
generalizado de pánico. Tal vez ni la autora ni el director previeron que las
inofensivas aves, que solo cazan para su alimento, fueran capaces de
desencadenar un premeditado accionar que produjera semejante desbande humano.
Y viene a cuento de esta
ficción en la que se les endilga a las aves actitudes
solo comparables con la mentalidad enfermiza del ser humano, como animales protagonistas de inequidades
fuera de su índole de vida y comportamiento, la comparación con los buitres.
¿Serán entonces “los buitres” los próximos “malos de las películas”?
Los buitres son aves rapaces del orden Falconiformes, de la familia Cathartidae, o de las Accipitridae. Suelen alimentarse únicamente
de animales muertos, aunque a falta de
estos, son capaces de tomar presas vivas. Los buitres se encuentran distribuidos por todos
los continentes, excepto la Antártida y Oceanía.
Se caracterizan por tener el cogote pelado, desprovisto de plumaje. Con seguridad ello se debe a que si tuvieran plumas se ensuciarían
con sangre y otros fluidos al comer y les resultaría difícil mantenerse limpios. Carecen de garras poderosas, las que
tienen son cortas y romas, más adaptadas para andar que para matar. Todos están
preparados para volar a gran altura. Entre
los buitres del Nuevo Mundo figuran los cóndores, que son las mayores aves
voladoras que habitan las altas cumbres.
¿Por
qué entonces estos animales tienen que ser comparables a un sector humano que
por sus posturas económicas dejan muy mal parada a su especie?
Así
las cosas, y así aparece este sub grupo humanoide que aunque no tenga el cuello pelado, es capaz
de intentar apropiarse de manera
ilegítima de almas y dineros ajenos, de sectores o países “caídos en desgracia”,
justamente porque otros humanoides se lo permitieron con sus actitudes indignas y
desprovistas del mínimo patriotismo.
No es el comportamiento de los animales comparable con el de los
hombres que sí son capaces de atentar contra su propia especie. No le bastó a
esta especie “hombre” envenenar la
tierra con transgénicos y agroquímicos, arrojar dos bombas atómicas sobre Japón
y contaminar el planeta con elementos tóxicos, que hoy intentan despojar a los
países más humildes de sus riquezas naturales.
Los
llamados “bonos basura” existen porque antes hubo
individuos a los que poco les importó su país ni
el destino de su gente. No vale la pena nombrarlos, todos los conocen: son
precisamente muchos de los que hoy dicen tener las futuras soluciones
económicas para el país que ellos ayudaron a destruir. ¡Que Dios los perdone!, porque los argentinos patriotas y de
buena leche no los perdonarán jamás.
Se
equivocaron Hitchcock y Daphne
du Maurier al poner en el pico de sus aves las desbastaciones solo pensadas por
mentes humanas, mas allá claro está de la ficción de aquel film.
El tema de los hold outs , (Fondos Buitres) no es responsabilidad solo del Juez Griesa,
es parte de todo un sistema judicial, dependiente de un régimen capitalista que
continúa degradándose, pero tornándose
más agresivo y peligroso.
Mientras
tanto, mirando hacia otras latitudes, Argentina
y América son iluminadas por un nuevo faro de luz que emerge en el mundo: a la
izquierda del FMI, el BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica), y los
presidentes de Rusia y China, Putín y Xi Jinping visitando
el país y firmando jugosos convenios, con China puntualmente por
8 mil millones de dólares de inversión. ¡Qué
tal!
Hasta la Próxima
No hay comentarios:
Publicar un comentario