Una cuenta pendiente del Gobierno de la Ciudad:
jerarquizar la enseñanza artística
FACHADA DEL EDIFICIO DE GALLO Y SARMIENTO |
El Conservatorio arrastra desde hace varios años un grave problema
edilicio: por una falta de voluntad política, nunca tuvo una sede propia, debió
funcionar en lugares prestados. En la actualidad debe compartir el mismo
edificio con el Conservatorio de Música Astor Piazzolla, que no está
correctamente preparado para la enseñanza artística: las aulas no están
acustizadas y en su mayoría son de durlock. De esta manera, ninguna de las dos
casas de estudio puede desarrollar la actividad académica en condiciones. “La
convivencia de los dos institutos en un mismo edificio es algo impensable desde
el sentido común. Se obliga a dos instituciones a empobrecer su enseñanza a la
vez que se restringe el normal funcionamiento de ambas. Nuestro reclamo es que
cada uno de los dos conservatorios pueda disponer de un edificio propio, que es
lo que corresponde”, expresa Agustín
Uriona, integrante del Centro de
Estudiantes.
El “De Falla” cuenta con 2500
alumnos y pertenece al Sistema Superior Terciario No Universitario de Formación
Docente de gestión estatal. Es una institución que depende de la Dirección
General de Enseñanza Artística (DGEArt) –a cargo de Marcelo Birman- del
Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Promueve la
formación integral y sistemática en el campo de la música y emite títulos
docentes habilitantes para ejercer la docencia musical en todo el país. El instituto
comenzó sus actividades en 1920 bajo el nombre de Escuela Municipal Nocturna de
Música.
En 1969 el conservatorio se
mudó al sexto y séptimo piso del Centro Cultural San Martín (CCGSM), donde
permaneció hasta 2003 cuando fue desalojado del lugar, ya que el espacio –ante
el crecimiento de carreras y niveles- resultaba insuficiente. En ese año la
Secretaría de Cultura porteña empezó a gestionar la compra de un edificio
ubicado en Almagro, lo cual nunca se concretó. Para seguir funcionando hasta
tanto se adquiriera el nuevo inmueble, en febrero de 2004 se determinó que la
institución se instalara –desde la DGEArt se dijo que “provisoriamente”- en Gallo 238, sede del Conservatorio
Piazzolla. Las limitaciones de espacio llegaron al punto de que el “De Falla” hoy
debe repartirse entre cuatro anexos -escuelas primarias- y un nuevo edificio en
el microcentro, alquilado por el gobierno porteño. Ninguno de estos lugares reúne
los requisitos necesarios para la enseñanza artística. La situación se agravó en
2014 cuando se decidió cerrar el tercer piso del inmueble de la calle Gallo para
efectuar una remodelación –con un costo desmedido de 8 millones de pesos- que
no se finalizó y en este momento está parada.
Otro aspecto de la problemática
del conservatorio se vincula a la Sala Alberdi, ubicada en el CCGSM. Este
espacio estaba destinado al uso de los institutos de la enseñanza artística.
Allí los estudiantes podían presentar muestras, las obras de fin de año y hacer
conciertos. Debido al intento de privatización del lugar por parte del Gobierno
de la Ciudad, los estudiantes y talleristas tomaron la sala durante un tiempo
hasta que hace dos años llegó la expulsión del acampe con una fuerte represión
policial. Desde ese momento, los estudiantes de la DGEArt se quedaron sin sala
donde exponer sus trabajos. “Nos vemos obligados a presentar las obras
en lugares que no están acustizados, no tienen butacas ni piano. Por ejemplo,
yo estudio trompeta y la muestra del año pasado la hice en una suerte de patio
interno que tiene uno de los anexos del Falla”, comenta Uriona.
TIEMPO DE ENSAYO EN EL MANUEL DE FALLA |
En consecuencia, Clave Artística (Coordinadora de Estudiantes dependientes de las
Instituciones Artísticas de la DGEArt), conformada por los Centros de Estudiantes
del Conservatorio Manuel de Falla –CEMFa-,
del Conservatorio Astor Piazzolla y de la Escuela Metropolitana de Arte
Dramático, inició una intensa lucha bajo la consigna “contra el abandono de la
educación artística y el vaciamiento presupuestario en los institutos
dependientes del Ministerio de Cultura”. Asimismo, se argumentaba que “intentamos
frenar el avasallamiento por sobre lo público y reforzar la inserción del
conservatorio dentro del barrio”. Esta agrupación trabaja desde hace dos años
con los legisladores de la ciudad para lograr un aumento del presupuesto en el
área.
Además de realizar marchas al Ministerio de
Cultura y a la Legislatura, el CEMFa encaró acciones por fuera de la vía
institucional. Se contactó con los vecinos de Balvanera, organizados con el fin
de frenar el plan de construir un microestadio en el predio ubicado en la
denominada “Manzana 66”, la comprendida entre las avenidas Jujuy y Belgrano, y
las calles Moreno y Catamarca. Estos vecinos elaboraron un proyecto de ley alternativo
que propone erigir en el lugar un inmueble destinado al “De Falla” y dos salas
de teatro para el libre uso de las instituciones artísticas. Así se cubrirían
los dos reclamos que hace el centro. La iniciativa ya fue entregada en mano al
Jefe de Gabinete, Horacio Rodriguez Larreta, y cuenta con la adhesión de veinte
legisladores, es decir, un tercio del cuerpo legislativo.
Esperemos que esta idea prospere y esos jóvenes
soñadores que desean volcarse al arte puedan formarse de manera satisfactoria y
sin privaciones.
Laura Brosio
N.de R: En el momento en que se
recupere el gran Galpón de casi 200 metros de largo por 30 de ancho y 15 metros
de altura, hoy usurpado por compañías de fletes y transportes de carga por
automotor, de la curva de Díaz Vélez, en el lugar puede ser posible albergar al
menos algunas dependencias del Manuel de Falla, además de espacios culturales y
deportivos para las escuelas, de la zona y espacio de cultura para el barrio.
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