La Unasur bajo fuego
¡¡¡OBAMA: DEROGÁ EL DECRETO CONTRA VENEZUELA YA!!! |
No parecen tiempos fáciles los que se viven en América latina. El acercamiento de la administración de Obama con Cuba fue un gesto aislado, que pasó a un segundo plano después de la amenaza directa de la Casa Blanca a Venezuela.
Si bien es Caracas la amenazada, no es la única capital bajo
fuego. Distintos planes parecen en marcha en aquellas ciudades donde los
gobiernos no practican la obediencia debida con Washington.
No es casual que Chile, Brasil y Argentina estén siendo atacadas al
mismo tiempo por causas parecidas. Hasta Michele Bachelet –que hasta hace poco era
el ejemplo a seguir– ahora es atacada por las supuestas actividades de sus
familiares.
Esta ofensiva no es algo inédito en la relación del gobierno yanki
con sus pares latinoamericanos. Por el contrario,
fue la estrategia dominante en esta larga historia de desencuentros. Pero la
última década nos regaló una tregua que lamentablemente se terminó. Los ojos
del complejo militar-industrial norteamericano han vuelto su mirada sobre su
otrora patio trasero y ven, con indisimulado
fastidio, que ya no tienen un ejército de esclavos a su disposición.
Lo que más le molesta al gobierno norteamericano es que se haya
formado un bloque como la UNASUR,
que pese a su corta vida, viene reaccionando con energía y unidad frente a
todos los intentos golpistas. Una organización de este tipo es un actor
regional novedoso y que ayuda a que la relación no sea tan desigual. Antes, los
países rebeldes caían dominados uno por uno.
Para principios de abril está prevista la Cumbre de las Américas, lugar donde todo el bloque continental jugará
sus cartas. Tal vez allí se pueda apreciar si el acercamiento a Cuba es honesto
o esconde un puñal en la espalda y si la amenaza a Venezuela es una bravata de
Obama para recuperar autoridad o si tiene medidas concretas que lo respalden.
Mientras tanto, la UNASUR debe estar atenta y darse cuenta que éste es el momento donde se va a demostrar si el
esfuerzo de unirse valió la pena. Sabremos si los últimos diez años fueron un
oasis en el desierto, o si realmente fue una década ganada al imperialismo.
Pablo
Salcito
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