LA DAMA DE BLANCO
Alrededor de las tumbas del cementerio de La Recoleta existen muchísimas
leyendas sobre lo que ocurrió allí. La más conocida es la de la “Dama de blanco”, una niña de tan sólo 15 años, hija del famoso
escritor Enrique García Velloso, que a pesar de su corta edad tenía muchos
pretendientes para desposarla.
Lamentablemente se le diagnosticó leucemia y terminó
falleciendo al poco tiempo. Su madre le construyó una tumba de mármol blanco y permaneció con ella, inclusive noches enteras.
Una vez, un chico estaba tomando algo en un bar con amigos,
cuando de repente entró al lugar una mujer hermosa vestida de blanco. Comenzó a
charlar con ella y hasta se tomaron unos tragos. Más tarde, ella tuvo frío y él
le prestó su campera.
Finalmente, cuando la estaba por acompañar a su casa, se
separaron en la esquina del cementerio de La Recoleta y él le pierde el rastro.
Al día siguiente, el chico le pregunta, de casualidad, al
guardia de seguridad del lugar si conocía a una chica que vivía por los alrededores.
Cuando la describió, el guarda de seguridad le mostró la
tumba blanca y el chico vio que era igual a la mujer que buscaba… Además,
estaba su campera colgada en el umbral.
FANTASMAS EN EL
JARDÍN BOTÁNICO
El espacio verde en el que
muchísimos porteños y extranjeros se dedican a pasear durante
el día, no pareciera ser un lindo lugar para trabajar, y mucho menos de
noche.
Muchísimos vendedores y empleados del parque Carlos Thays, sostuvieron que hay duendes y fantasmas que asustan
a los gatos. El invernadero es uno de los lugares que más historias
sobrenaturales esconde.
Varios guardias nocturnos explicaron que, en las grabaciones
de las cámaras de seguridad, se ven imágenes y siluetas blancas. Amanece con
las puertas y ventanas abiertas muchas veces, aunque hubiesen sido cerradas la
noche anterior.
A su vez, los serenos explican que,
casi todas las noches, se escuchan ruidos y lamentos en medio de la vegetación
del lugar.
--https://www.mundotkm.com/ar/sociedad/820890/4-leyendas-urbanas-de-buenos-aires-que-te-van-a-dar-escalofrios
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