EL PARQUE DE LA ESTACIÓN Y LOS ESPACIOS VERDES EN
LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
Demasiado se habla sobre “espacios verdes
en general” pero en lo concreto, en la práctica,
se retrocede en cuanto a lograr los famosos 10 a 15 m2 que recomiendan la ONU y la OMS. “Costa Salguero” es el jamón del sándwich que marca un avance o un
retroceso, según se defina el tema.
Con la continuidad del clima cálido los
parques y las plazas se abarrotan de personas que procuran un poco de verde y
aire libre, van a distenderse, tomar sol y
recuperar energía, pero otros, en concordancia con la grieta diaria, levantan
sus dedos acusadores para señalarlos como imprudentes que se juntan sin
respetar las distancias. Más allá de las responsabilidades de cada quien, la
pandemia puso en evidencia algo que se sabe mucho y se debate poco: el AMBA
necesita más parques y plazas, pero el GCABA solo piensa el hacer negocios con
los terrenos públicos. Como es el caso “testigo” de Costa Salguero.
El Parque de la Estación se encuentra en
un limbo administrativo, ya que las autoridades locales no se hacen cargo, y
solamente un grupo de vecinos concurre semanalmente a cuidar las plantas que
padecen todo tipo de descuido, mientras en la ciudad ya se abrieron todas las
actividades, el gran “Galpón Cultural” se encuentra inactivo, los juegos
continúan rotos sin vistas a su reparación, la biblioteca cerrada y no hay
actividades oficiales que denoten un progreso en
la materia. No se avanza en el segundo tramo del Parque sobre Bartolomé Mitre.
¡Si no se transfieren estos terrenos a la
Ciudad, que la obra la haga el Gobierno Nacional!
El “Atlas de espacios verdes en ciudades
argentinas”, realizado por la Fundación Bunge y Born (y ¡ojo! que por la índole
de la institución, no se puede tildar de parcial)
reveló que “un 12,4% de la población de la ciudad reside lejos de un espacio
verde público, por lo cual, a más de 350.000 porteños les hace falta un parque
o una plaza cerca de su vivienda. En
este aspecto, los casos más emblemáticos son los de la comuna 3 (Balvanera y
San Cristóbal) que apenas alcanza los 0,4 m2, o la 5 (Boedo y Almagro) que araña los 0,2 m2 por
habitante. Menos de 1 metro cuadrado por habitante en
ambos casos.
Aquel atlas revela, además, que la
población más afectada por la escasez de verde es, claro está, la más
vulnerable: “el 25% de la población de menor nivel socioeconómico carece de
acceso a espacios verdes, situación que sólo afecta a un 4% de las personas de
mayores ingresos de la ciudad”, sostiene el informe.
A pesar de todo, el Gobierno de la Ciudad,
tan proclive a hablar de ecología, de “terrazas
verdes”, poner maceteros y carteles que
dicen “BA verde”, en los hechos demuestra escaso entusiasmo en revertir la
pirámide entre lo verde de los parques y lo gris
de los edificios. Demuestra más entusiasmo por la propagación de las grandes
torres que de los espacios verdes. Pero cada vez son más las voces que se
levantan contra este afán desmesurado por tapar el cielo y eliminar la
naturaleza o dejarla para unos pocos.
Mientras no se avanza en espacios verdes
en la ciudad, ésta está más que atrasada en los esquemas de vacunación contra
la Covid-19 con respecto a la provincia de
Buenos Aires, una asignatura pendiente y preocupante, no hay que olvidarse el
escándalo desatado el 9 de marzo con el colapso en el Luna Park y San Lorenzo
donde los adultos mayores de 80 años quedaron expuestos al peor vejamen.
Consejo de Redacción
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