EDITORIAL AL Nº 310 de ABRIL 2021
“La idea básica que atraviesa la historia moderna y el liberalismo moderno es que el público debe ser marginado. El público en general es visto no más que como excluidos ignorantes que interfieren, como ganado desorientado”.
Noam Chomsky
El público, llámese pueblo, llámese
grandes sectores de la anteriormente pequeña burguesía –una categoría hoy en vías de
extinción, al menos a lo que materialmente se refiere–, se encuentra marginado, acorralado
por una red de medios que hegemonizan y monopolizan la información, de todo
tipo: radial, televisiva, redes, gráficas…
Ese “público” se ve impedido de poder
discernir con su propio criterio y es arriado como ganado desorientado, como
bien dice Chomsky, y es fácil de manipular, se encuentra en soledad frente a una
fuerza muy superior que lo apabulla, lo desconcierta, lo doblega y lo hace entrar en una
confusión sin límites.
Una minoría con cierto grado de
discernimiento ideológico no alcanza para inclinar la balanza hacia donde corresponde
y es allí donde se produce la gran confusión, en este
siglo XXI, también cambalache, “en el mismo lodo, todo manoseao”.
No basta llegar al gobierno si no se
puede asegurar el poder real, si sigue habiendo sectores de poder que mantienen el
control y tienen “la sartén por el mango”.
Hoy por hoy estos sectores, apañados
por los grandes medios, llegan a incurrir en el “desacato”
como el caso de Fibertel-Telecom, y
se alzan contra decisiones de un gobierno elegido democráticamente, sin que
nada ocurra; para eso está la desacreditada
“justicia” que mira de reojo hacia otro lado, que se encuentra ocupadísima en
defender los intereses corporativos de aquel poder –en las sombras– o más bien de forma visible y
descarada, ¡un verdadero bochorno! Todo un
vacío legal que ellos ocupan desde la Corte Suprema hacia abajo, pasando por
Comodoro Py.
Son jueces que avergüenzan el mismo Derecho, la misma democracia, la misma división de poderes de una
Constitución hoy en suspenso.
Con el discurso de Alberto del 1º de marzo en el
Congreso y la designación del nuevo ministro de Justicia, se vislumbra un endurecimiento del
gobierno frente a la corporación judicial alzada, es de esperar pronto
novedades importantes para no ser defraudados.
La oposición envalentonada por los éxitos parciales obtenidos, pone palos en
la rueda, cascotea verbal y hasta en forma directa cualquier medida popular que
afecte sus intereses.
Pero: ¿quién le pone el cascabel al
gato?, si ellos manejan la música, la partitura y la letra de todo lo que se escribe
y se difunde.
Eso es lo que aplaca y desorienta
hasta quienes tienen ya ganada una experiencia política, ¿qué puede ocurrir entonces con aquellos que dicen considerarse “apolíticos”,
un género que no existe?
Dijo un pensador: “La
política trata de lo más complejo que existe en el universo, sin embargo, es en la política donde reinan las ideas más simplistas y las más
brutales”. En ese complejo universal se da la
lucha entre los de un lado y del otro, se crea la famosa “grieta” que muchos niegan sistemáticamente,
a sabiendas de que la grieta existió en la Argentina desde la época en que
asesinaron a Mariano Moreno en alta mar, y hoy revive más
que nunca, al amparo de las noticias falsas, bautizadas fake news en el
idioma de los intrusos apropiadores de Malvinas.
Es el disfraz “democrático”, con bandera,
escudo y escarapela en su exterior, pero con el alma tan sucia que evidencia su
hipocresía de usar a sus serviles para luego descartarlos si es necesario para el
mejor lucro de sus negocios.
Y volviendo un poco a la ficción de los
famas y los cronopios de la obra de Cortázar: “Son personajes indefinibles en
el aire, que yo los veía de color verde. Muy cómicos, muy divertidos y muy
amigos. Empecé a escribir y no sabía cómo eran. Luego tomaron un aspecto
relativamente humano. Esa conducta de los cronopios es la conducta del poeta.
Frente al que se plantan los famas, los grandes gerentes de los bancos, los
presidentes de las repúblicas, las gentes formales…”. Que no sean los famas quienes nos
gobiernen, y los cronopios los que callen, tal como rezaba un grabado en la
mampostería de aquel casco de estancia de Salta: “ora, trabaja y calla”; ¡no!, nunca se debe callar, “hagan lío” si es preciso, como una vez le dijo el Papa Francisco a la juventud. Hoy, en el octavo año de su pontificado, “no podemos
comportarnos como ganado desorientado”.
Pero, ¿quiénes son los “famas” de la ficción de
Cortázar? Tal vez, aquellos que privatizaron
las vacunas en la CABA, o aquella señora que pide que se privaticen a nivel nacional, ¡¡¡el que se quiera vacunar que la pague!!!… y el que
no, a la cola de los indigentes, pero ¡ojito!, que antes saque certificado de
indigente.
Hasta la próxima
“ALGO HUELE MAL EN LA JUSTICIA”, TAL VEZ PROVENGA DE LA MISMA CORTE, DE COMODORO PY O DE LOS TRIBUNALES DE CASACIÓN - ES URGENTE NOMBRAR 4 NUEVOS JUECES EN LA CORTE, TRES DE ELLOS MUJERES
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