domingo, 31 de octubre de 2021

EL ARBOLADO PÚBLICO Y EL BARRIO

 

                                                          CALOS ANAYA


EL ARBOLADO PÚBLICO Y EL BARRIO

El artículo 26 o cómo construir un enorme tronco colectivo

 

Los árboles llevan sobre la tierra mucho más tiempo que nosotres: millones de años adaptándose a esa condición particular de estar atado a la tierra que los sustenta. Para sobrevivir han desarrollado maravillosos mecanismos adaptativos que les permiten crecer, desarrollarse, dar frutos o florecer, en algunos casos a lo largo de más de cien años (y hasta miles de años) en contextos climáticos muy diversos. Construyen la fortaleza y la flexibilidad de sus troncos aprendiendo a conocer los vientos. Han acumulado una enorme sabiduría milenaria.

El ingeniero Carlos Anaya es uno de los más reconocidos arboristas del país. Dio una charla sobre "Árboles, manejo y desadaptación" que puede verse en el canal de Youtube de Basta de mutilar nuestros árboles, la organización creada por iniciativa de María Angélica Di Giacomo para defender el arbolado. En esa exposición se pregunta "¿Por qué plantamos árboles en las ciudades?" Hay variedad de áreas en las que se reconocen los beneficios que nos proporcionan, pero él considera que el servicio principal es el vinculado a lo ambiental.

El cambio climático ("la variación significativa y persistente de la temperatura a lo largo de décadas"), la crisis climática, el calentamiento global, son distintos modos de referirse a la alerta que está poniendo en la agenda del mundo la necesidad de accionar en defensa de nuestro medio ambiente. Este cambio tiene consecuencias que en nuestra ciudad se expresan en el incremento de la temperatura media y el aumento en las precipitaciones, una mayor frecuencia de olas de calor y eventos de precipitación extrema.


                                      EL MALTRATO DE LOS ÁRBOLES

Los árboles cumplen una función clave en la disminución de la temperatura, en el atemperamiento de los vientos y en la lentificación de la caída del agua de lluvia, fundamental cuando se desencadena una precipitación intensa, para que no colapsen los desagües ocasionando inundaciones.

El arbolado de alineación (el que crece en las veredas) tiene un entorno muy diferente al de los árboles de parques o bosques. Las condiciones en las que crece son complejas: comparten el espacio con elementos de la vida ciudadana (edificios, cablerío, autos y colectivos, entre otras). Eso hace indispensable un cuidado atento y persistente por parte del Gobierno de la Ciudad, al cual lo obliga la Ley 3.263 de arbolado público.

Las políticas de arbolado requieren el análisis del conjunto del espacio que ocupa la ciudad, así como los datos del clima y de microclimas diferentes según zonas. Pero, además, un árbol nuevo requiere ser emplazado atendiendo, por ejemplo, a la línea en la que va a ser plantado, a si existen árboles que le van a hacer de barrera ante el viento o si está muy expuesto, a qué especies lo van a rodear, etc. En Buenos Aires es recomendable que sean árboles de hojas caducas, que nos brinden sombra en el verano y dejen pasar el calor del sol en el invierno. Es fundamental también un seguimiento intensivo los primeros tres años de plantado. Nada de esto ocurre en nuestra ciudad.

Recientemente las autoridades prometieron (prometieron) plantar 16 mil árboles este año. Según María Angelica Di Giacomo solo en la Comuna 5 faltan, por lo menos, 31 mil. Igualmente, señala, ninguna campaña de plantación es suficiente si no se pone el eje en conservar lo que hay. Así como el Gobierno de la Ciudad cuenta como Espacio Verde un "veredón", también cuenta como árbol tanto un plátano frondoso como un tronquito recién plantado. Desde ese punto de vista podemos suponer que la falta de árboles en términos de follaje es aún mayor. Cada plantera vacía o cementada que vemos al caminar por nuestra Comuna es el reflejo del fracaso de más de una década en la política de arbolado. Nuestros funcionarios deben rendir cuentas sobre qué hicieron con el mandato de la Ley 3.263 de "proteger e incrementar el Arbolado Público Urbano".

Dice la Constitución de la Ciudad que "El ambiente es Patrimonio común". En su artículo 26 dice también que "toda persona tiene derecho a gozar de un ambiente sano, así como el deber de preservarlo y defenderlo en provecho de las generaciones presentes y futuras". Nuestra Comuna, nuestro barrio, nuestra cuadra, es el lugar en donde empezar a cumplir el mandato constitucional. Es la forma de comenzar a fortalecer el tronco colectivo para hacerle frente a los vientos, construir una ciudad sostenible y un buen vivir para todxs.

Virginia Samar




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