LA MUERTE DE NESTOR KIRCHNER
Dice Eduardo Galeano: “…Pequeña muerte, llaman en
Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y
perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña
muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos
nace.”
¿Podrá la muerte frenar el proceso de cambios que nuestra sociedad necesita?
El golpe de la muerte de Néstor Kirchner, un hombre valiente en sus convicciones, frente a los poderosos que acechan en la luz y en las sombras, es fuerte pero el modelo, debe ahondarse robustecerse y vigorizarse, ante la avalancha carroñera que se avecina.
Los mismos que ayer lo denigraban hoy fingen derramar una miserable lágrima de cocodrilo, mientras en su intimidad se restregan las manos de alegría.
Frescos están los hechos: la integración latinoamericana, la partida de defunción al ALCA en Mar del Plata en el año 2005, la defensa de los derechos humanos, el rescate del sistema jubilatorios de reparto, la implementación de la ley de medios, la recuperación de Papel Prensa, el matrimonio igualitario, y pasos significativos en redistribución de la riqueza.
No podrá la muerte interrumpirlos sino, potenciarlos , porque de esa muerte deben nacer cientos, miles de nuevas vidas que lo impidan.
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