jueves, 5 de julio de 2012

PRIMERA PAGINA JUNIO DE 2012 Nº 208


 
TRABAJO PRECARIO



EDITORIAL (N° 208 – JULIO 2012)

Para que todos juntos, trabajadores, estudiantes, hombres de todas las ideologías, de todas las religiones, con nuestras diferencias lógicas, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su compañero y su hermano.
                                            Agustín Tosco

     Este mes de julio  marca el fin de las negociaciones paritarias de los gremios… y el pescado sin vender.
     A pesar de los importantes pasos que se dieron en otros órdenes, como en  los derechos humanos, la reactivación de los juicios a los genocidas de la dictadura cívico-eclesiástico-militar, la recuperación parcial de YPF y la total de Aerolíneas Argentinas, la ruptura con el FMI,  la eliminación del negociado de la jubilación privada, la sanción de la Ley de Medios, y la recuperación de la dignidad internacional perdida, existe sin embargo una materia pendiente.
      Se trata de una mayor participación de los trabajadores y jubilados en el reparto de la gran torta, con una mejor redistribución de la riqueza. En estos años ya no se puede hablar del 50 y 50% como en 1947, hoy el equilibrio debe ser proporcional a la línea que divide a los poderosos empresarios y los terratenientes del campo por un lado, y a los asalariados  urbanos y rurales, los cuentapropistas y los pequeños comerciantes, por el otro.
     Las últimas paritarias dejaron un sabor un tanto amargo, ya que los aumentos acordados en su mayoría no superan el 23%, cuando el costo de la canasta familiar superó con creces esa cifra,   mal que le importune al INDEC, con cifras que no engañan a nadie (es una lástima que se persista en esa mentira, desprestigiando al gobierno y dando letra a la oposición).
     Por otra parte, no es igual la incidencia de dicho porcentual para gremios grandes y poderosos como camioneros, judiciales, petroleros, bancarios, cuyos básicos iniciales están entre los 7.000 a 8.000 pesos, que la incidencia en otros gremios menos favorecidos, que no alcanzan a los  3.500 pesos de inicial, una verdadera desproporción e inequidad. Ni hablar de los jubilados cuyo mínimo se ubica en unos flacos 1.640 pesos.
     El meollo de la situación está en los trabajadores en negro, a quienes para colmo se los nombra como “trabajo informal” y en las sumas que también “en negro” se acordaron en los nuevos convenios. Estas anormalidades desfinancian a la ANSeS. Por esa poderosa razón debe emprenderse una enérgica cruzada contra los sueldos y asignaciones “en negro”.
     El empresariado y el campo no cederán voluntariamente sus posiciones; más aún, reclaman nuevas ventajas, pagar menos impuestos y evitar retenciones a las exportaciones. Lo hacen desestabilizando, y al son de lustrosas cacerolas de teflón reclaman mayores privilegios y la especulación financiera con el dólar. Lo hemos estado viendo en los paquetes cacerolazos de Callao y Santa Fe propalados por ciertos canales de TV, verdaderos  aliados de aquéllos. ¡Si son aliados de los desestabilizadores, son por lo tanto enemigos del pueblo!, por más que disfracen la cuestión como una “expresión democrática”.
     En este escenario se reedita la arremetida del llamado “campo”, principal sector desestabilizador, en procura de mantener mal habidas apropiaciones de tierras que datan   de las épocas de Juan de Garay y de Julio Argentino Roca, y las mal ganadas franquicias de libre exportación.
     Mientras trabajadores y jubilados deben resignar una recuperación salarial que los mantenga como seres humanos dignos,  los sectores dominantes de la economía sólo piensan en una mayor apropiación de riqueza.
      Para impedirlo hace falta también una profunda reforma tributaria, que comience por los gravámenes sobre quienes más ganan y no sobre los ingresos laborales y  tampoco con un impuesto injusto como el IVA, que iguala cargas sobre débiles y poderosos.
     Ni trabajo en negro ni privilegios al campo en una Argentina industrial, insertada en la nueva América unida tras la CELAC, la UNASUR y el Banco del Sur, en  momentos  en que Europa se desmorona por la feroz crisis, la más profunda de toda su historia.

En el mes del aniversario de la patria: “Oíd el ruido de rotas cadenas”  para que sean una realidad histórica “las provincias unidas del sur”
                                                                                                     Hasta la próxima

              

              

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