EL CIENTÍFICO EN SU LABORATORIO |
CELULAS INFECTADAS |
Vive en Almagro, en
la Avenida Rivadavia. Es argentino y becario posdoctoral del CONICET. Se
desempeña en la
Fundación Instituto Leloir. Tenemos mucho que preguntarle y
poco espacio para ello, de modo que vamos directamente al grano.
— ¿Cómo
se identifica? Es decir, ¿cuál es según usted su perfil?
— Nací en Córdoba capital (aunque no tengo tonada)
el 4 de setiembre de 1976.
Comencé mis estudios primarios en 1983 en la Escuela N°1 Hernando de
Magallanes, en Rio Gallegos. Después hice la secundaria en el Liceo Aeronáutico
de Funes en Santa Fe, del cual egresé en 1994. Seguí la Licenciatura en
Genética en la Facultad
de Ciencias Exactas Química y Naturales de la Universidad Nacional
de Misiones (UNaM) graduándome en el año 2003. Posteriormente hice el doctorado en la UBA, donde
trabajé estudiando cuáles eran las funciones de una proteína importante en la
progresión del cáncer. Llegué a Capital por primera vez en el 2000 y hace un
año vivo con mi pareja en Almagro.
— ¿Cuándo
salió del país y por qué?
— Estuve trabajando en Santiago de Chile,
donde conocí a mi novia, entre el 2008 y el 2010. Siempre tuve la idea que
viajar enriquece tanto profesional como personalmente. Antes de eso me encontraba colaborando con un grupo de
Chile que me ofreció la posibilidad de
trabajar en mi misma área, cáncer, pero
con un enfoque más aplicado. Esta oportunidad incluía la supervisión de estudiantes,
manteniendo contacto laboral con laboratorios argentinos. Estos nuevos desafíos
fueron los principales factores que me llevaron a mudarme de país.
— ¿Su
ultimo tema de investigación en Chile fue….?
— Durante esos años trabajé en el análisis de
genes relacionados con cáncer de estómago y de colon, supervisando dos tesis
doctorales. De dicho trabajo se obtuvo información que puede ser útil en el
desarrollo de nuevas terapias. Estos resultados actualmente se encuentran en
proceso de patentamiento.
—Hace
aproximadamente dos años decidió repatriarse: ¿Qué lo motivó más fuertemente?
— Aunque las perspectivas laborales en Chile
eran excelentes, tomé la decisión de volver al país por varios motivos. Empero he vivido en varios lugares y muchas veces no
sentí tener raíces en ninguno en particular; mientras estuve fuera del país me
di cuenta que extrañaba el estar acá, mis amigos,
mi familia. Además tenía trabajos que quería concluir en el laboratorio donde
realicé mi doctorado, y como las posibilidades actuales de la ciencia en el
país han mejorado mucho, me pareció que era un buen momento para volver.
—Tenemos
entendido que su trabajo actual guarda alguna relación con un tema de gran
resonancia: ¿puede ilustrarnos cual es?
— Actualmente me encuentro trabajando como
becario posdoctoral del CONICET estudiando cómo las células de cáncer son
capaces de dominar a las células normales para que actúen en favor de la
enfermedad. Cabe aclarar que todos los trabajos que he mencionado fueron
realizados en conjunto con muchos otros investigadores.
— Los
buenos científicos suelen explicar con palabras simples y expresiones sencillas
los logros de las investigaciones más trascendentes. ¿Se anima a hacerlo?
— Se podría decir que el cáncer es una enfermedad con muchas causas, por
ello es tan difícil de tratar. Una de las principales herramientas para
intentar detenerlo es conocer cómo funcionan sus partes y modificar ese
comportamiento para atacarlo. Por ejemplo, sabemos que las células tumorales “llaman”
a las células madre que se encuentran en los huesos para que ayuden al crecimiento
del tumor. En el laboratorio donde trabajo, se infectaron células madre con un
virus creado especialmente para destruir células tumorales. Estas células fueron
inyectadas en ratones con tumores de piel (melanoma) y al ser llamadas por las
tumorales, atacaron al tumor en vez de ayudarlo. Estos trabajos se encuentran
en una etapa muy temprana de desarrollo y todavía faltan muchos pasos para que
puedan ser recién probados en humanos.
Ernesto
Mario Leikis
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