EDITORIAL
NOVIEMBRE Nº 2012
LAS INFINITAS CABEZAS MORTALES DE LA HIDRA |
Según la mitología
griega “La Hidra”
era un monstruo acuático despiadado, representado
con forma de serpiente, de pisadas mortales y aliento venenoso. Sus bocas lanzaban fuego, custodiaba la entrada al
inframundo (de la Ilíada y la Odisea de Homero), y se escondía bajo las aguas del lago de Lerna.
Uno de los doce
trabajos encomendados a Hércules, hijo
de la princesa Alcmena y del dios Zeus, consistió
en acabar con esa alimaña. Pero ésta tenía la virtud
de que por cada cabeza que se le cortaba, le crecían otras dos, de modo que
llegaba poseer innumerables cabezas, todas mortíferas.
Bajo la inspiración de Atenea y antorcha en
mano, Hércules quemaba los muñones que surgían
tras cada decapitación, y así completó su
hazaña, al cortarle su única cabeza inmortal.
Hoy se reedita
aquella escena mitológica al surgir en el país una Nueva Hidra moderna y mediática, conformada entre otros por los
resabios de la dictadura criminal, que aún conservan
poder destructor, y cuyas innumerables cabezas se lanzan amenazantes contra el
sistema democrático y republicano de gobierno emanado de la Constitución,
actuado con infames fines desestabilizadores y
golpistas.
Aliada a sectores
políticos decadentes, escasos de votos y de propuestas superadoras, se confabulan en
la mera crítica hueca, apuntalados por jueces que perduran desde la época
infame del 76 al 83, para denostar a la democracia
lograda con la sangre de treinta mil desaparecidos.
Subsisten aún estos opacos magistrados, ya longevos unos, jubilados
otros… que en su momento juraron por el nefasto “Estatuto de Reorganización Nacional” (remanente del eje histórico
Roca-Mitre). Aquel Estatuto en su artículo
14° expresaba: “Los gobiernos nacional y provincial
ajustarán su acción a los objetivos básicos que fijó la Junta Militar, al
presente estatuto y a las constituciones nacional y provinciales en tanto no se
opongan a aquellos.” (¡De
terror!)
Ni se apartaron, ni
los apartaron, ni se jubilaron, ni se murieron, subsisten como una de las
cabezas ponzoñosas de una hidra moderna,
para continuar denigrando y desatando una guerra contra
la sociedad toda.
Aprovecharon la inamovilidad de los jueces, que
establece la Constitución que pisotearon sin un mínimo de
vergüenza. Continúan poniendo palos en la rueda a las reformas modernas de los medios de información, a la llamada “Ley de
Radiodifusión”.
Actúan
como agentes desenmascarados de los medios hegemónicos, mal habidos sobre el asesinato de David Graiver y la incautación de “Papel
Prensa”.
Hoy estos señores
“jueces”, resaca viviente de la dictadura, se arrogan facultades para “impartir justicia” en casos como
derechos humanos, libertades públicas, Ley de Medios, aborto no punible, etc.,
etc. Sin pesares de conciencia continúan fieles
a los patrones que los ungieron.
Pretenden perdurar como cabezas recicladas de la Nueva Hidra,
alineados junto a políticos, periodistas y empresarios
poco santos, pero desconocen que Hércules exterminó al reptil, hace ya muchos siglos, con la sagacidad del
ingenio, y hoy son meros figurones al amparo de quienes
desde el poder pretenden gobernar por sobre la constitución y las leyes.
No señores, ¡a su casa, a la cárcel, o a su tumba!
La Corte Suprema ya dio su veredicto inapelable,
y por más que maniobren como
gerenciadores de los multimedios que los alimentan y de los periodistas
vergonzantes que les hacen el juego (no hacemos nombres, pero todos los
conocemos); caerán por su propio peso.
Ningún juez inferior puede
torcer la voluntad de un organismo superior como
es la Corte Suprema, y de pretenderlo la propia Corte
pondrá las cosas en su justo lugar, como lo hizo en el caso del aborto
no punible. Falta cortarle la última cabeza sobreviviente a la nueva alimaña,
¡debe hacerse Justicia!
Se debe a la vez desalambrar el país,
desmonopolizar la Nación,
se debe también terminar con los oligopolios y cárteles que someten la vida de la población.
Hasta la Próxima
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