Encumbrar a la
fotografía como un arte integral, bello y puro
Una casa muy pintoresca con aire antiguo alberga
la única librería especializada en fotografía de la ciudad. El transeúnte se
siente atraído por la fachada blanca y amarilla, engalanada por el dibujo de una
enorme flor que bordea las ventanas enrejadas y por la música que viene del
interior. Se trata de Bulbo Librería
Fotográfica, situada en Sarmiento
3771, a metros de Plaza Almagro. Sus propietarios son dos fotógrafos con una
relevante trayectoria que se conocieron cuando estudiaban Fotografía en la Casa
de Cultura de Avellaneda: Hernán
Vitenberg y Melisa Scarcella.
La librería fue inaugurada hace un año mientras
que en la misma vivienda funciona su estudio fotográfico desde 2011.
El local es pequeño pero sus dueños
aspiran a que crezca. La mayoría de los libros trata sobre fotografía
latinoamericana, documental y artística. La idea es empezar a importar material
y publicar libros turísticos. En realidad, Bulbo
debería definirse como una productora fotográfica y audiovisual, ya que, sumado
a la librería, se ofrecen servicios de cobertura integral –foto y video– para todo tipo de eventos y se
dictan talleres de fotografía.
La apertura de Bulbo es el resultado de
una serie de desafíos profesionales cada vez más exigentes que ambos fotógrafos
fueron emprendiendo. En 2009, Vitenberg –quien además es diseñador gráfico– armó una cooperativa de fotógrafos para lanzar una revista
fotográfica llamada Indómita Luz, que
fue premiada. Antes, había creado otra publicación –Imaginate– con fines solidarios. Así se iba encaminando a delinear un mundo
propio, que le gustara. Posteriormente unos amigos lo convocaron para fundar
una editorial de libros fotográficos –Crónicas visuales–, en pleno funcionamiento en la actualidad, con el objetivo de poder
difundir la obra de fotógrafos emergentes.
Por su parte, Scarcella también iba ganando
terreno en el oficio y obtenía premios. “Todas estas experiencias hicieron que
empezáramos a pensar que hacía falta un lugar especializado en libros
fotográficos en donde la comunidad fotográfica pudiera identificarse, pudiera
venir a encontrar tanto nuestros libros como los de otras editoriales. Entonces
entendimos que un camino posible es que aquel que tiene obra fotográfica pueda
imprimir la cantidad de libros que desee para colmar su necesidad. De pronto
empezamos a conocer mucha gente que también armó su propia editorial, pequeñas
editoriales que están por afuera de la lógica de las grandes. Es como que
nosotros somos los dueños de poder hacer y decir nuestros relatos, nuestros
discursos. No necesitamos que nos validen las grandes corporaciones ni las
grandes editoriales”, explica Vitenberg.
Hasta el momento editaron dos libros con Crónicas Visuales. Uno de ellos es de
un autor de la propia editorial y el otro es una selección de siete autores,
producto de un concurso donde se presentaron cien trabajos. Se apuntó a
visibilizar fotógrafos nuevos, no conocidos. Ahora, en cambio, se proyecta
publicar dos libros de autores de prestigio como el argentino Tony Valdez y el
mexicano Francisco Mata Rosas.
Entre los libros que enaltecen este
espacio no faltan clásicos como Anne Marie Heinrich y Sara Facio, ni tampoco otros autores sobresalientes surgidos en
los últimos años como Marcos López, Adriana Lestido, Marcos Zimmermann y Federico Estol. Una obra para remarcar es la
Colección Fotográfica del Museo de Bellas Artes. También se destacan libros de
fotoperiodismo como los de ARGRA (Asociación de Reporteros Gráficos de la República
Argentina) que se venden mucho. Hay un libro que llama la atención por su gran
tamaño y su tapa negra: María Eugenia
Cerutti. Fotografías. Kirchner, una selección de las imágenes que tomó esta
notable fotógrafa de Clarín entre 2003 y 2010 siguiendo la actividad del ex
presidente. Otro título fundamental, que se impone con su presencia entre los
anaqueles, es Estética de la Fotografía,
de François Soulages. Tienen mucha salida los libros para regalo de la
colección Pianopiano con temas como perros o bicicletas.
“Es un buen momento para la fotografía,
hay una pluralidad de espacios para hacer valer ese arte. Por otro lado, se
entendió la capacidad de trasmisión de mensajes que puede tener una foto en un
ámbito político, como instrumento de cambio, como herramienta de denuncia. Hay
muchas personas que canalizan la angustia que les provoca la crisis, la
injusticia, a través de una cámara. La llegada de las cámaras digitales ayudó
mucho a popularizar la fotografía. Sin embargo, que cualquiera pueda sacar fotos
no quiere decir que sea fotógrafo”, reflexiona Vitenberg.
En cuanto a la actividad del estudio, la
productora apuesta a la innovación y la creatividad. Se aboca a retratar tanto
eventos familiares (bodas, cumpleaños de 15, bautismos, comuniones, bar mitzvah)
como institucionales y empresariales. Asimismo, se dedica a la publicidad, a
armar books (para modelos o actores), a cubrir espectáculos teatrales y
musicales.
Los talleres que se imparten son varios: Fotografía
inicial (para principiantes), Programas como Photoshop y Lightroom, Iluminación,
Fotoperiodismo, Retrato y narrativas, Stop-motion (construir un video a partir
de imágenes fotográficas) y Seminario de Historia de la Fotografía Argentina.
Cada curso tiene como máximo doce asistentes.
Laura Brosio
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