jueves, 1 de agosto de 2019

EDITORIAL PRIMERA PÁGINA AGOSTO 2019


EDITORIAL AL Nº 290 AGOSTO 2019



“Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea. En 1948 y en 1976, las Naciones Unidas proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar. ¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible”.
Eduardo Galeano (“Derecho al delirio” en Patas Arriba)

“Ver, oír y callar” es para los poderosos el ideal para mantener sus privilegios, aquellos privilegios que dicen haber sido instituidos por Dios (según sus mentiras). Siempre la mentira, la mentira, la mentira… que es hermana de la hipocresía y madre de la injusticia, que se encuentra presente en todos los relatos falaces, y allí es donde está “la trampa”.
Mientras los pueblos, sometidos por la fuerza o la convicción manipulada, solo al acto de “ver, oír y callar” no podrán ser libres, y apenas podrán soñar en silencio, ¡¡¡pero guay de manifestar aquel secreto personal e íntimo!!!
Traducido esto a la política actual es claro, clarísimo, que nos están manipulando, mintiendo, engañando una vez más, como las tantas otras veces que lo hicieron.
Hoy se pretende “convencer” de las bondades de los “convenios bilaterales y multilaterales”, claro está entre países y potencias desiguales, y para ello los poderosos (hoy enquistados en el gobierno), que cuentan con los grandes medios adictos, procesan sus mentiras… y de tanto repetirlas y repetirlas las transforman en verdades.
Aunque son verdades “pírricas” que se diluyen ante la realidad.
Pero vale profundizar un poco: ¿Cuál es la razón de poner en discusión un tema que apenas es una “intención futura”?, la que debe pasar indefectiblemente por todos los parlamentos de los países involucrados, además de muchos otros filtros.
Además amenazan para el año próximo con un tratado bilateral con los EE.UU., un nuevo ALCA a la medida del servilismo macrista, dando por seguro que serán reelectos.
La razón fundamental es que el gobierno necesita instalar ciertos temas, para nada urgentes, ya que no puede exhibir ningún logro concreto en las grandes cuestiones nacionales que hacen a la gran crisis social en que sumergió a la población: carestía, desocupación, bajos salarios, jubilados en abandono total, y por si fuera poco, una mentira adicional, esta vez del Gobierno de la Ciudad, que sólo reconoce 1.066 personas en situación de calle, cuando el Segundo Censo Popular de Personas en Situación de Calle (CPPSC), realizado por organizaciones sociales en el territorio porteño, arrojó que hay 7.250 personas en esta condición y que en los dos últimos años creció más del 64%. A quienes afirmen lo contrario, las corporaciones oficialistas (85% de los medios, gobierno, justicia adicta y “el círculo rojo”) lo atacan y demonizan.
Otra vez la hipocresía y la mentira, nada se dice de las asimetrías entre América y Europa, ni de los proteccionismos de aquellos países, aunque lo más trágico es que se pretenda encasillar a la Argentina en ser exportadores de materia prima e importadores de productos elaborados tal como a mediados del siglo XIX, decía Sarmiento: “No somos industriales ni navegantes y la Europa nos proveerá por largos siglos de sus artefactos en cambio de nuestras materias primas”.
Mucho antes y por el contrario, José Gervasio Artigas, diferenciándose del liberalismo económico desenfrenado, promulgó el 9 de septiembre de 1815 un Reglamento de Comercio que establecía: Que todos los impuestos que se impongan a las introducciones extranjeras, serán iguales en todas las Provincias Unidas, debiendo ser recargadas todas aquellas que perjudiquen nuestras artes o fábricas, a fin de dar fomento a la industria de nuestro territorio’”.
“Cuanto más codiciado por el mercado mundial, mayor es la desgracia que un producto trae consigo al pueblo latinoamericano que, con su sacrificio, lo crea”.
Eduardo Galeano (“Las venas abiertas de América Latina”).
¡¡¡Ver, oír, pero nunca callar!!! Y…también poder soñar ¡¡¡más claro echarle agüita!!!

                                                                      Hasta la Próxima





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