sábado, 6 de abril de 2013

EL GOLPE DE LOS CORONELES


Grecia:

  “El golpe de los coroneles” 


La larga noche del 20 al 21 de abril de 1967

 


  El Golpe de los Coroneles en Grecia se inscribe en el contexto internacional de la llamada “Guerra Fría” entre el campo socialista y el mundo capitalista, éste ya liderado entonces por los Estados Unidos. Esta dictadura no debe analizarse como un hecho aislado, sino como parte de un juego a escala mundial, dentro de una oleada de dictaduras llamadas a contrarrestar el “peligro comunista”.

 De 1967 a 1974 se produjeron las más horrendas persecuciones, detenciones, torturas y asesinatos, período que concluyó abruptamente con la fracasada anexión de la isla de Chipre a Grecia, cuando se proclamó la Tercera República Helénica el 24 de julio de 1974.





 EL MARCO HISTÓRICO  



  Esta sangrienta dictadura ocurre en el más álgido momento internacional de la Guerra Fría, que auguraba una posible “Tercera Guerra Mundial” en la que se utilizarían armas nucleares con el consiguiente cataclismo que terminaría con la humanidad.


 Los intentos de la URSS y de los Estados Unidos por extender sus respectivas áreas de influencia en todos los continentes, dieron lugar a una serie de conflictos localizados.


Fuera de Grecia, en casos extremos y circunstancias más violentas, esta lucha daba como resultado: o bien la completa preponderancia de los comunistas como en Vietnam o el extremo opuesto con dictaduras pro-occidentales de extrema derecha, como en Chile o Argentina.


En el caso de Grecia, los  militares se alzaron para hacer frente a lo que ellos llamaban el "peligro comunista", instaurando una dictadura militar y suprimiendo las libertades políticas. Esto contaba con el silencio cómplice o incluso el apoyo abierto de Occidente, principalmente de los estadunidenses.


 

Según Samuel Huntington, analista internacional de la época, la dictadura griega no se debe estudiar como un hecho aislado, sino más bien como parte de un juego a escala mundial, dentro de una oleada de dictaduras. El escritor explica en su libro The Third Wave (La Tercera Ola): “…el mundo ha pasado por tres olas de desestabilización y democratización. Después de la caída del régimen dictatorial, Grecia entró en la tercera ola democratizadora entre los años 70 y 80, junto con otros países como España, Portugal, Brasil o Panamá”.


El golpe de Estado de 1967 y los siete años de gobierno militar que le siguieron, fueron también consecuencia de la profunda división política que existía en Grecia entre la izquierda y la derecha, división que se mantenía desde la época de la resistencia griega a la ocupación de las fuerzas del Eje durante la Segunda Guerra Mundial. Tras la liberación de Grecia en 1944, comenzó una sangrienta guerra civil entre las fuerzas comunistas del ELAS que habían liderado la resistencia antifascista, y el Gobierno, que acababa de regresar del exilio y que utilizó al ejército griego, que contaba con el apoyo directo de los EE.UU. y Gran Bretaña.


El bando comunista estaba compuesto por el Frente de Liberación Nacional (EAM) (en griego: “Εθνικό Απελευθερωτικό Μέτωπο”) y por el Ejército Popular Griego de Liberación, ELAS (en griego: ΕΛΑΣ “Ελληνικός Λαικός Απελευθερωτικός Στρατός") que iniciaron una campaña de hostigamiento y lucha armada de guerrillas contra el gobierno griego, que llegó a declarar el estado de excepción para tratar de liquidarlos.

Los gobiernos de Alexandros Papagos y Constantinos Karamanlís utilizaron a las fuerzas armadas para practicar el terrorismo de Estado, declararon ilegal al Partido Comunista de Grecia (KKE) e hicieron una fuerte campaña de propaganda anticomunista, que provocó el exilio masivo de miles de personas en lo que fue el último episodio de la diáspora griega.

Dentro del Ejército existía una organización permanente llamada IDEA (en griego ΙΔΕΑ, Ιερός Δεσμός Ελλήνων Αξιωματικών) que planeaba dar un golpe de Estado. Dentro de ésta actuaba el coronel Georgios Papadopoulos, como subordinado del general Natsina John Moore, agente de la CIA en Atenas, quien puso en marcha estos procedimientos y dio la orden de que se concretaran, todo con el fin de derrocar el gobierno de Papandreu e implantar una junta compuesta únicamente por militares.

Para conservar y consolidar su poder, los coroneles trataron de eliminar toda forma de oposición interna. Desde el golpe de Estado numerosos políticos principalmente de izquierda, pero también liberales o simples defensores de los derechos humanos, fueron perseguidos. Muchos militares y funcionarios fueron destituidos para permitir a los coroneles disponer de instrumentos de gobierno afines al régimen. Los opositores fueron encarcelados o deportados a islas desiertas del Mar Egeo, como Makronisos y, en numerosas ocasiones, padecieron torturas.

Diversos gobiernos títeres se sucedieron para hacer creer que la vida política continuaba existiendo y que el poder no era detentado sólo por los coroneles, el principal líder de la junta fue Georgios Papadopoulos.

A pesar de la represión se produjeron numerosas manifestaciones contra el régimen. Así, 1968 fue un año difícil para la dictadura. Alexandros Panagulis intentó asesinar al coronel Papadopoulos, y resultó condenado a muerte. La movilización de la opinión pública internacional impidió su ejecución. Los funerales de George Papandreu, muerto cuando se encontraba en libertad vigilada, se convirtieron en la ocasión para realizar grandes manifestaciones contra el régimen.

En el extranjero, los griegos exiliados organizaron manifestaciones, y numerosos países se negaron a reconocer al gobierno golpista. Así, en 1969, Grecia fue excluida del Consejo de Europa y desde 1967, el acuerdo de asociación entre Grecia y la Comunidad Económica Europea fue paralizado.

No siempre las comunidades de griegos en el extranjero participaban en la oposición. En comunidades helénicas como la de Buenos Aires, se hacían cenas para conmemorar el alzamiento de 1967, costumbre que duró hasta la caída de la junta.





EL ALZAMIENTO





Ocurrió en la noche del 20 al 21 de abril de 1967, un mes antes de las elecciones, cuando las encuestas incluidas las de la CIA apuntaban a una amplia victoria de las fuerzas de centro-izquierda. George y Andreas Papandreu eran líderes de la coalición. El ejército secreto, dentro de las Fuerzas de Asalto Helénicas, fue el iniciador del golpe, según el “Plan Prometeo” elaborado por la OTAN para ponerse en “pie de guerra” en caso de “una insurgencia comunista.”

El plan fascista, griego-norteamericano, era claro e inequívoco: en caso de encontrarse alguna oposición se la debía aplastar sin vacilación. Alrededor de la medianoche de aquel 20 de abril, las Fuerzas de Asalto Helénicas tomaron el control del Ministerio de Defensa griego. El edificio había sido rebautizado, paradójicamente, como el “Pentágono”. Las fuerzas pentagonales griegas, allí presentes, apenas ofrecieron resistencia. Bajo el mando del teniente coronel paracaidista Costas Aslanides, se tomó el edificio sin dificultades. Después de que los líderes fascistas del golpe lo tuvieron controlado comenzó la segunda fase del plan. Tanques con focos lumínicos desfilaron por la capital bajo el mando del general brigadier Sylianos Pattakos.

Rodearon el Parlamento, el palacio real y los centros de radio y telecomunicaciones. Pattakos, dato significativo, dirigió su columna hacia la ciudad por la misma ruta que había utilizado el ejército alemán cuando conquistó Atenas en abril de 1941.

De vez en cuando los tanques detenían su marcha. Los oficiales buscaban algún signo de obstrucción, que nunca se presentó. Atenas dormía. Si hubiera estado despierta, el plan era aplastarla sin miramientos, ése era el postulado básico del golpe. El entonces septuagenario George Papandreu también dormía en su villa de Kastri, a las afueras de la capital griega.

Hombres armados “llamaron” a su puerta, Papandreu fue arrestado y trasladado en uno de los vehículos militares que habían rodeado la casa. Casi al mismo tiempo, ocho hombres irrumpieron en la casa de su hijo, Andreas Papandreu, siete con bayonetas y uno con ametralladora. Andreas pudo escapar al techo de su vivienda. Pero un soldado encontró a su hijo de catorce años, el actual mandatario griego, y apuntando a la cabeza del joven lo forzó a entregarse.

En apenas cinco horas, unas diez mil personas fueron arrestadas por escuadrones militares, llevadas a lo que llamaron “centros de recepción”. Después, Pattakos se enorgullecería en una entrevista por la precisión y velocidad con la que se había implementado el operativo. “En veinte minutos cada político, cada hombre y anarquista que estaba en las listas pudo ser rodeado... era tan simple como diabólico”.

 El pueblo griego despertó por la mañana y se encontró con sus teléfonos incomunicados. Pronto supieron que el ejército había tomado el control. A las seis de la mañana del 21 de abril otro coronel, Georgios Papadopoulos, declaró a través de los medios de comunicación que habían tomado el poder vale la pena retener la frase “para proteger la democracia, la libertad y la felicidad”.

Once artículos de la Constitución fueron suspendidos. La ciudadanía podía ahora ser arrestada en el acto y sin ninguna garantía, para ser llevada ante tribunales militares. Las manifestaciones y huelgas quedaron prohibidas y muchas cuentas bancarias, congeladas.

 El Coronel Georgios Papadopoulos había trabajado como oficial de enlace del KYP, de las Fuerzas de Asalto Helénicas, con la CIA desde 1952. Dentro del KYP era conocido como el hombre de confianza del jefe de aquella agencia, Maury. No todos los funcionarios de los EE.UU. estuvieron de acuerdo con los brutales procedimientos. El senador norteamericano Lee Metcalf, días después criticó duramente a la administración Johnson en el Capitolio, denunciando a la Junta Griega como “un régimen militar de colaboracionistas y simpatizantes nazis…”. Comentó entonces que el golpe representaba “una violación de la democracia”. La respuesta del responsable de la CIA no tiene desperdicio: “¿Cómo puedes violar a una puta?”. Un lenguaje a la altura de sus circunstancias y finalidades, para ocho años de férrea dictadura militar. Tras las movilizaciones estudiantiles y ciudadanas de 1973, la dictadura de los coroneles pensó que la mejor forma de salir de la crisis era mediante una rápida victoria militar.

Fijaron su mirada en Chipre y decidieron llevar a cabo la Enosis, unión de Chipre con Grecia el 15 de julio de 1974: otro golpe de Estado, esta vez contra el gobierno de Makarios III con la intención de que Nikos Sampson, partidario de la Enosis, se hiciera del poder y proclamara la unión de la isla a Grecia.

En Chipre existía también una importante minoría turca de aproximadamente el 15% de la población. Calcularon mal, no previeron que tropas turcas invadirían el norte de Chipre, produciendo la división de la isla. La Junta cayó finalmente el día 24 de julio de 1974. El mismo día llegó a Atenas Constantinos Caramanlis en un avión fletado por el gobierno francés.

El futuro presidente griego era amigo íntimo del entonces presidente francés, Valéry Giscard d’Estaing, y tan derechista como él. Eso sí, los golpistas más tarde fueron juzgados y condenados, cosa que solo ocurrió en pocos países tras los golpes. En Argentina, con 35 años de retraso sobrevinieron también los juzgamientos.





“Z” LA PELÍCULA DE COSTA GAVRAS

YVES MONTAND EN UNA ESCENA DELA PELÍCULA "Z"




“Z” es la letra con que comienza la palabra griega “zaco” estar vivo, que aparecía escrita en las paredes de Atenas como señal de resistencia a la brutal represión de “Los Coroneles”. Z inspirará al director griego Costa-Gavras a realizar este film, que puede ambientarse en cualquier país y durante cualquiera de las tantas dictaduras de Europa o de América que proliferaron durante la Guerra Fría contra el Comunismo.

Llevará a la pantalla la novela del mismo nombre de Vasilis Vassilikós (1969), relato que pone al descubierto el asesinato político del diputado Grigoris Lambrakis en 1963, en un falso accidente automovilístico. Médico, campeón de atletismo y carismático parlamentario, había organizado una marcha pacifista y diversas manifestaciones contra la instalación de bases americanas en Grecia. Un joven magistrado (Cristos Sartsetakis) asume la investigación y poco a poco descubre que detrás del accidente había una trama en la que estaban implicados altos cargos de la policía y del ejército, aliados con una organización de extrema derecha. Las revelaciones del caso hicieron caer el gobierno de Karamanlís y la condena de los responsables, aunque ridículas, precipitaron el golpe de estado que acabaría con la frágil y corrupta democracia griega.

 Z es la película franco-argelina de 1969, dirigida por Costa-Gavras y protagonizada por Jean-Louis Trintignant, Jacques Perrin, Yves Montand e Irene Papas en los papeles principales, con música de Mikis Theodorakis.



Miguel Eugenio Germino



Fuentes:


-http://La tercera ola: la democratización a finales del siglo XX, Huntington,

 Samuel P. Ed. Paidós Ibérica, S.A.



-http://elpais.com/diario/1998/05/24/espana/895960809_850215.html

-http://questiondigital.com/?p=6495

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