Venezuela enfrenta desafíos claves para su futuro
Finalmente
la República Bolivariana de Venezuela tuvo que asumir que ya no tendrá a su
líder y que tendrá que construir su futuro cercano sin su querida presencia.
Más allá del golpe afectivo, no será fácil suplantar a un gobernante que con
aciertos y errores enfrentó los problemas históricos de su país sin echar mano
a las recetas neoliberales que estaban de moda allá por 1998, cuando Hugo
Chávez Frías llegó al poder por mandato popular.
Nicolás Maduro deberá primero ratificar su
mandato en las urnas y después enfrentar problemas que no son los que enfrentó
su antecesor. Si bien el ambiente mundial no es tan hostil como cuando comenzó
la revolución bolivariana, el panorama del mundo
no es para despreocuparse.
Aunque
faltos de credibilidad, los organismos multilaterales que fueron el soporte de
la economía neoliberal siguen existiendo y retienen todavía una cuota
importante del poder. El FMI, el Banco Mundial y el BID no dejan de sugerir
recetas que, pese a su fracaso, son utilizadas por los medios de comunicación
concentrados para reclamar cambios en la conducción económica tanto de
Venezuela como del resto de los países latinoamericanos.
El precio alto del barril del petróleo
garantiza la soberanía económica de Venezuela. Pese a las escaramuzas diplomáticas
con Estados Unidos, el oro negro venezolano no dejó nunca de fluir hacia la
economía norteamericana. Pero la nueva administración deberá profundizar las
políticas que fomenten una industria propia y menos dependiente de la
importación. Cualquier bajón pronunciado de los precios petroleros pondría en
jaque a la economía del país caribeño.
Es por eso que el desarrollo de Venezuela
depende de seguir acumulando poder político para avanzar con un proyecto de
país que logre reducir la dependencia del petróleo y que logre una economía no
tan subordinada a la importación que en su
mayoría proviene de Estados Unidos. La política de Chávez de buscar nuevos
mercados fue acertada y señala un camino a seguir para lograr alternativas
viables que no sometan a Venezuela a la decisión de una sola potencia. Es más
fácil decirlo que hacerlo, pero el afecto del pueblo hacia su líder muerto
demuestra que el camino de la independencia económica es el más favorable para
la vida de los pueblos.
Pablo Salcito
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