CENTRO DE SALUD MENTAL DR. ARTURO AMEGHINO
El hermoso edificio de Avenida Córdoba 3120 en el cual funciona el Centro de Salud Mental Nº 3,
fue proyectado y construido bajo la dirección técnica de Francesco Fernando
Garzia, un médico que había nacido en Nápoles y luego de recibirse en 1887 se
radicó definitivamente en Buenos Aires.
En 1909 se inauguró en esa finca el Sanatorio Modelo, considerado
como el más importante del país y de Sudamérica
para ese entonces. De estilo ecléctico europeo, rodeado por amplios jardines, con solario y
grandes galerías, fue una construcción de
vanguardia que contaba con los mejores adelantos de la época. Poseía sala de cirugía, laboratorio, sección quinésica, servicio
de obstetricia, entre los principales servicios.
Tiempo
después el edificio pasó a manos oficiales. En 1923 comenzó a funcionar allí el Instituto
Nacional de Sordomudos, más tarde lo hizo
el Instituto Nacional de la Nutrición y
la Escuela Nacional de Dietética. Luego, hacia 1948,
la Secretaría de Salud Pública de la Nación
funda en ese lugar el Instituto de Psicopatología Aplicada con el fin de proveer atención
a lo que por entonces constituía el emergente campo de la
salud mental, que incluía a los denominados psicópatas,
neuróticos y toxicómanos, además de distintos padecimientos psíquicos
inasequibles a tratamientos de base médico-orgánicos. Estos últimos tampoco correspondían a la categoría de “alienados mentales”. Asimismo, en el
instituto se procuraba promover la investigación y formar profesionales para
esas disciplinas nacientes.
Con un propósito
similar, en 1963 se crean en nuestro país otros centros de salud mental y servicios de psicopatología en
hospitales generales como alternativa a los hospitales psiquiátricos (Borda y Moyano).
En el año 1967 el
Centro recibe la denominación actual: Centro
de Salud Mental Dr. Arturo Ameghino. Once años más tarde se lo transfirió a
la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, para funcionar como un servicio más del Hospital Ramos Mejía, dependiente de la
Dirección de Atención Médica.
En 1983 se llamó a concursos y entonces se verificó un aumento en la demanda tanto de asistencia como
de formación de profesionales. Por 1985 comenzó a dictarse en el Centro el curso de posgrado en psicoanálisis. Finalmente, en 2001, se aprobó la estructura
organizativa de la institución, que permitió entonces el nombramiento de un
director.
Actualmente el Centro
cuenta con médicos psiquiatras, neurólogos, psicólogos, clínicos, fonoaudiólogos, psicopedagogas, asistentes
sociales, así como enfermeros y personal administrativo. Los equipos de profesionales atienden
diferentes servicios: adultos y gerontes (tratamiento psicológico, psiquiátrico
y neurológico); alcoholismo; bulimia y anorexia; emergencias; Grupo; Hospital
de Día; Servicio Infanto Juvenil (tratamiento psicológico/psiquiátrico, orientación
vocacional, psicopedagogos, fonoaudiólogos, estimulación temprana); Pareja y Familia; Prevención y
Toxicomanías.
Todavía
hoy pueden leerse en el entramado de las rejas las iniciales S.M. que dan cuenta de su origen como Sanatorio Modelo y que hoy podríamos
redefinirlas como "Salud Mental".
Buenos
Aires siempre tuvo fama de avanzada en materia de salud mental. El barrio de
Balvanera cobija una de las primeras facultades de psicología de América Latina
y es sabido que el número de psicoanalistas, psicólogos y psiquiatras porteños
supera en mucho a los de París, por ejemplo. Pero desde hace unos años, una tendencia
impulsada por la combinación entre ideología neoliberal e intereses
farmacológicos, apunta a desmembrar el sistema de salud mental de la Ciudad.
La entrada en vigencia de la Ley 448, norma de
avanzada que tiene por objeto garantizar el derecho a la salud mental de todas
las personas en el ámbito de la Ciudad Autónoma, determina que “la salud mental
es inescindible de la salud integral” y establece una concepción
interdisciplinaria como base del sistema, prohibiendo el uso de “políticas,
técnicas y prácticas que tengan como fin el control social”. Esa norma fijó un cambio de paradigma en la intervención del Estado,
transformación que consolidó en el ámbito nacional la Ley 26.657 promulgada el
2 de diciembre de 2010. La ley nacional vincula a “los derechos humanos y
sociales de toda persona” la preservación y mejoramiento de la salud mental, a
la que define “como un proceso determinado por componentes históricos,
socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos”. Reconoce como punto
de partida “la presunción de capacidad de todas las personas”.
Hace poco tiempo, un
Colectivo
Sonoro interviene los espacios comunes del Hospital Ameghino. No son
operaciones complejas. En rigor, son tres canales de audio que recorren
distintas áreas del hospital, suministrando sonidos a medio volumen de tal
manera que se misturen con el bullicio del
ambiente. Tampoco son grandes composiciones. La materia prima reúne fragmentos
de piezas clásicas, solos instrumentales, cantos de pájaros, música étnica y
algún que otro experimento electroacústico.
Nada muy sofisticado. El valor de esta obra no es estrictamente lo que sale por
los parlantes, sino la maquinaria que este combustible sonoro pone en
funcionamiento, una red de relaciones tan vasta y compleja que sería difícil
medir su alcance. En principio, porque estos artistas trabajan con material
vivo, y cuando se dice material vivo no solo
se habla de las personas que le dan vida a
la institución, sino a la intersubjetividad que se teje entre ellas, como
sucede –como debería suceder– en cualquier espacio de dominio público. El
pastiche sonoro, suministrado por goteo, tiene la clara intención de alterar el
orden del espacio común que, como una bestia de mil cabezas, despierta de la necrosis
burocrática y toma conciencia de sí misma; se
levanta y anda.
Mientras tanto, profesionales y especialistas del
Centro, que constituyeron una asociación, hacen un balance sobre la aplicación
de la citada Ley 448 por las autoridades de la Ciudad Autónoma.
El
Asesor Tutelar de la Cámara de Apelaciones de la Ciudad, abogado Gustavo
Moreno, informa que el grado de incumplimiento de la Ley de Salud Mental
por parte del gobierno porteño, ha llevado a que “en este momento el sistema
hospitalario de la CABA está judicializado”.
Olga Yedaide, psicóloga, presidenta de la Asociación de
Psicólogos de la Ciudad, dice que “el problema que tenemos en la CABA es
estrictamente político” ya que “están obstaculizando la posibilidad de control
en la aplicación de estas leyes”. En ese sentido recordó que la actual
Directora General de Salud Mental de la Ciudad Autónoma, María Concepción
Grosso, dispuso que se inicie sumario administrativo a todos los empleados del
área que respondan requerimientos de funcionarios y representantes de la
Asesoría General Tutelar. Ante esa resolución, el abogado Moreno manifiesta que
“pareciera que al Jefe de Gobierno le molesta el control de los asesores
tutelares”.
Laura Sobredo,
médica psiquiatra de la UBA y psicoanalista, que se desempeña en el CELS
(Centro de Estudios Legales y Sociales), sostiene que “ante el pedido de
explicaciones, hasta aquí, hay ausencia de respuestas”. Sobredo es contundente:
“La palabra tiene que tener lugar porque al loco le pegan pero nadie le cree”.
Ángel Barraco, psicólogo,
miembro redactor de la Ley de Salud Mental de la Ciudad Autónoma, asegura que “al
gobierno de la CABA no sólo no le interesa en lo más mínimo la salud mental,
sino que no le interesan la salud y la educación”.
“Los
cuatro hospitales monovalentes de la ciudad están judicializados”, reiteró el
Asesor Tutelar Gustavo Moreno. Los hospitales son el Borda, Moyano, Alvear y el
Tobar García. Esto es así porque el Poder Judicial –explica Moreno– “le ordena
al Poder Ejecutivo que cumpla con la designación de personal que es un déficit
en la ciudad, la revisión de historias clínicas, a ver qué le pasa a cada
paciente que está en ese lugar, la provisión de ropa de cama y el mobiliario
necesario y un plan de evacuación y medidas de seguridad”.
Leonardo Gorbacz, ex
diputado nacional, coautor de la Ley Nacional
de Salud Mental, opina: “Hay órganos de
control como la Asesoría General Tutelar o como la Defensoría Nacional que ya
están aplicando la ley junto con los jueces”, algo esperable en un estado de
derecho. Los funcionarios porteños, sostiene Gorbacz, “están siendo obligados
por muchas mandas judiciales y por órganos de control en casos concretos a
cumplir con la ley.” No hay una política del gobierno local en materia de salud
mental, Gorbacz denuncia que en la Ciudad Autónoma
“no gobierna el poder político sino el poder corporativo”, lo que explica el
“franco retroceso” sufrido durante los últimos años en la protección de la
salud mental de la población.
Donato Spaccavento,
ex ministro de Salud de la Ciudad Autónoma, tuvo que recurrir a la justicia
para denunciar que en el hospital Moyano se utilizaban medicamentos en estado
de experimentación para realizar ensayos. Denunció también el suministro a
pacientes de muestras vencidas.
Rubén
Slipak, el último Director del Centro, elegido con el consenso de los
profesionales, que colocó al instituto en un nivel de excelencia, fue
desplazado sin mediar razón alguna y hoy la institución se debate en una
situación de vaciamiento de la estructura estatal.
Es
de esperar una pronta rectificación del camino equivocado seguido hasta el momento
antes de que sea tarde el retorno a la sensatez e imposible la recuperación de
los tiempos perdidos en los últimos años. A todo esto, médicos, profesionales y
el barrio todo movilizado, reclaman y no dejarán que se consume ni el vaciamiento, ni
el cierre de esta importante institución de salud mental del barrio, con
proyección a toda la Ciudad.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes
-Periódico PRIMERA PÁGINA nº 181 de enero-febrero de 2010
-http://soydondenopienso.wordpress.com/2009/09/19/centro-de-salud-mental-
ameghino-macri-echa-y-nombra-reemplazo-a-dedo/
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