miércoles, 3 de julio de 2013

CENTRO DR. AMEGHINO


CENTRO DE SALUD MENTAL DR. ARTURO AMEGHINO





El hermoso edificio de Avenida Córdoba 3120 en el cual funciona el Centro de Salud Mental Nº 3, fue proyectado y construido bajo la dirección técnica de Francesco Fernando Garzia, un médico que había nacido en Nápoles y luego de recibirse en 1887 se radicó definitivamente en Buenos Aires.

En 1909 se inauguró en esa finca el Sanatorio Modelo, considerado como el más importante del país y de Sudamérica para ese entonces. De estilo ecléctico europeo,  rodeado por amplios jardines, con solario y grandes galerías, fue una construcción de vanguardia que contaba con los  mejores  adelantos de la época. Poseía sala de cirugía, laboratorio, sección quinésica, servicio de obstetricia, entre los principales servicios.  

Tiempo después el edificio pasó a manos oficiales. En 1923 comenzó a funcionar allí el Instituto Nacional de Sordomudos, más tarde lo hizo el Instituto Nacional de la Nutrición y la Escuela Nacional de Dietética. Luego, hacia 1948, la Secretaría de Salud Pública de la Nación funda en ese lugar el Instituto de Psicopatología Aplicada con el fin de proveer atención a lo que por entonces constituía el emergente campo de la salud mental, que incluía a los denominados psicópatas, neuróticos y toxicómanos, además de distintos padecimientos psíquicos inasequibles a tratamientos de base médico-orgánicos. Estos últimos tampoco correspondían a la categoría de “alienados mentales”. Asimismo, en el instituto se procuraba promover la investigación y formar profesionales para esas disciplinas nacientes.

Con un propósito similar, en 1963 se crean en nuestro país otros centros de salud mental y servicios de psicopatología en hospitales generales como alternativa a los hospitales psiquiátricos (Borda y Moyano).

En el año 1967 el Centro recibe la denominación actual: Centro de Salud Mental Dr. Arturo Ameghino. Once años más tarde se lo transfirió a la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, para funcionar como un servicio más del Hospital Ramos Mejía, dependiente de la Dirección de Atención Médica.

En 1983 se llamó a concursos y entonces se verificó un aumento en la demanda tanto de asistencia como de formación de profesionales. Por 1985 comenzó a dictarse en el Centro el curso de posgrado en psicoanálisis. Finalmente, en 2001, se aprobó la estructura organizativa de la institución, que permitió entonces el nombramiento de un director.

Actualmente el Centro cuenta con médicos psiquiatras, neurólogos, psicólogos, clínicos, fonoaudiólogos, psicopedagogas, asistentes sociales, así como enfermeros y personal administrativo. Los equipos de profesionales atienden diferentes servicios: adultos y gerontes (tratamiento psicológico, psiquiátrico y neurológico); alcoholismo; bulimia y anorexia; emergencias; Grupo; Hospital de Día; Servicio Infanto Juvenil (tratamiento psicológico/psiquiátrico, orientación vocacional, psicopedagogos, fonoaudiólogos, estimulación temprana); Pareja y Familia; Prevención y Toxicomanías.



Todavía hoy pueden leerse en el entramado de las rejas las iniciales S.M. que dan cuenta de su origen como Sanatorio Modelo y que hoy podríamos redefinirlas como "Salud Mental".

Buenos Aires siempre tuvo fama de avanzada en materia de salud mental. El barrio de Balvanera cobija una de las primeras facultades de psicología de América Latina y es sabido que el número de psicoanalistas, psicólogos y psiquiatras porteños supera en mucho a los de París, por ejemplo. Pero desde hace unos años, una tendencia impulsada por la combinación entre ideología neoliberal e intereses farmacológicos, apunta a desmembrar el sistema de salud mental de la Ciudad.

 La entrada en vigencia de la Ley 448, norma de avanzada que tiene por objeto garantizar el derecho a la salud mental de todas las personas en el ámbito de la Ciudad Autónoma, determina que “la salud mental es inescindible de la salud integral” y establece una concepción interdisciplinaria como base del sistema, prohibiendo el uso de “políticas, técnicas y prácticas que tengan como fin el control social”. Esa norma fijó un cambio de paradigma en la intervención del Estado, transformación que consolidó en el ámbito nacional la Ley 26.657 promulgada el 2 de diciembre de 2010. La ley nacional vincula a “los derechos humanos y sociales de toda persona” la preservación y mejoramiento de la salud mental, a la que define “como un proceso determinado por componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos”. Reconoce como punto de partida “la presunción de capacidad de todas las personas”.

Hace poco tiempo, un  Colectivo Sonoro interviene los espacios comunes del Hospital Ameghino. No son operaciones complejas. En rigor, son tres canales de audio que recorren distintas áreas del hospital, suministrando sonidos a medio volumen de tal manera que se misturen con el bullicio del ambiente. Tampoco son grandes composiciones. La materia prima reúne fragmentos de piezas clásicas, solos instrumentales, cantos de pájaros, música étnica y algún que otro experimento electroacústico. Nada muy sofisticado. El valor de esta obra no es estrictamente lo que sale por los parlantes, sino la maquinaria que este combustible sonoro pone en funcionamiento, una red de relaciones tan vasta y compleja que sería difícil medir su alcance. En principio, porque estos artistas trabajan con material vivo, y cuando se dice material vivo no solo se habla de las personas que le dan vida a la institución, sino a la intersubjetividad que se teje entre ellas, como sucede –como debería suceder– en cualquier espacio de dominio público. El pastiche sonoro, suministrado por goteo, tiene la clara intención de alterar el orden del espacio común que, como una bestia de mil cabezas, despierta de la necrosis burocrática y toma conciencia de sí misma; se levanta y anda.

 Mientras tanto, profesionales y especialistas del Centro, que constituyeron una asociación, hacen un balance sobre la aplicación de la citada Ley 448 por las autoridades de la Ciudad Autónoma.

El Asesor Tutelar de la Cámara de Apelaciones de la Ciudad, abogado Gustavo Moreno, informa que el grado de incumplimiento de la Ley de Salud Mental por parte del gobierno porteño, ha llevado a que “en este momento el sistema hospitalario de la CABA está judicializado”.

Olga Yedaide, psicóloga, presidenta de la Asociación de Psicólogos de la Ciudad, dice que “el problema que tenemos en la CABA es estrictamente político” ya que “están obstaculizando la posibilidad de control en la aplicación de estas leyes”. En ese sentido recordó que la actual Directora General de Salud Mental de la Ciudad Autónoma, María Concepción Grosso, dispuso que se inicie sumario administrativo a todos los empleados del área que respondan requerimientos de funcionarios y representantes de la Asesoría General Tutelar. Ante esa resolución, el abogado Moreno manifiesta que “pareciera que al Jefe de Gobierno le molesta el control de los asesores tutelares”.

Laura Sobredo, médica psiquiatra de la UBA y psicoanalista, que se desempeña en el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), sostiene que “ante el pedido de explicaciones, hasta aquí, hay ausencia de respuestas”. Sobredo es contundente: “La palabra tiene que tener lugar porque al loco le pegan pero nadie le cree”.

Ángel Barraco, psicólogo, miembro redactor de la Ley de Salud Mental de la Ciudad Autónoma, asegura que “al gobierno de la CABA no sólo no le interesa en lo más mínimo la salud mental, sino que no le interesan la salud y la educación”.

“Los cuatro hospitales monovalentes de la ciudad están judicializados”, reiteró el Asesor Tutelar Gustavo Moreno. Los hospitales son el Borda, Moyano, Alvear y el Tobar García. Esto es así porque el Poder Judicial –explica Moreno– “le ordena al Poder Ejecutivo que cumpla con la designación de personal que es un déficit en la ciudad, la revisión de historias clínicas, a ver qué le pasa a cada paciente que está en ese lugar, la provisión de ropa de cama y el mobiliario necesario y un plan de evacuación y medidas de seguridad”.

Leonardo Gorbacz, ex diputado nacional, coautor de la Ley Nacional de Salud Mental, opina: “Hay órganos de control como la Asesoría General Tutelar o como la Defensoría Nacional que ya están aplicando la ley junto con los jueces”, algo esperable en un estado de derecho. Los funcionarios porteños, sostiene Gorbacz, “están siendo obligados por muchas mandas judiciales y por órganos de control en casos concretos a cumplir con la ley.” No hay una política del gobierno local en materia de salud mental, Gorbacz denuncia que en la Ciudad Autónoma “no gobierna el poder político sino el poder corporativo”, lo que explica el “franco retroceso” sufrido durante los últimos años en la protección de la salud mental de la población.

Donato Spaccavento, ex ministro de Salud de la Ciudad Autónoma, tuvo que recurrir a la justicia para denunciar que en el hospital Moyano se utilizaban medicamentos en estado de experimentación para realizar ensayos. Denunció también el suministro a pacientes de muestras vencidas.

Rubén Slipak, el último Director del Centro, elegido con el consenso de los profesionales, que colocó al instituto en un nivel de excelencia, fue desplazado sin mediar razón alguna y hoy la institución se debate en una situación de vaciamiento de la estructura estatal.

Es de esperar una pronta rectificación del camino equivocado seguido hasta el momento antes de que sea tarde el retorno a la sensatez e imposible la recuperación de los tiempos perdidos en los últimos años. A todo esto, médicos, profesionales y el barrio todo movilizado, reclaman y no dejarán que se consume ni el vaciamiento, ni el cierre de esta importante institución de salud mental del barrio, con proyección a toda la Ciudad.



 Miguel Eugenio Germino





Fuentes

-Periódico PRIMERA PÁGINA nº 181 de enero-febrero de 2010




-http://soydondenopienso.wordpress.com/2009/09/19/centro-de-salud-mental-

 ameghino-macri-echa-y-nombra-reemplazo-a-dedo/





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