martes, 2 de julio de 2013

RENÉ FAVALORO


 


EL 29 DE JULIO DE 2000 
SE QUITA LA VIDA RENÉ FAVALORO 

 



CRONICAS DE UN MÉDICO RURAL



“Siempre he creído que toda realidad futura se eleva sobre cimientos de ideales y utopías. Sin duda, soñar es tarea fecunda. Dejaría de existir si no tuviera por delante desafíos que involucren por sobre todas las cosas, contribuir dentro y fuera de mi profesión al desarrollo ético del hombre.”


Conferencia "Ciencia Educación y Desarrollo", Universidad de Tel Aviv, mayo de 1995





Hay dos aspectos fundamentales a destacar en la intensa vida de este eminente cirujano.

Por un lado, su relevante trayectoria en el campo de la medicina jalonada con múltiples premiaciones nacionales e internacionales, su prolongada contribución científica y sus más de 300 escritos relacionados con su especialidad. Y por otro lado sus ideales como individuo frente a una sociedad que calificaba de injusta y consumista, criterios que plasmó en el libro “Recuerdos de un médico rural” y en múltiples conferencias y charlas a través del mundo.





COMPROMISO SOCIAL



“Estoy convencido de que a esta sociedad consumista, cegada por el mercado, la sucederá otra que se caracterizará por el hecho trascendente de que no dejará de lado la justicia social y la solidaridad.”
(Congreso de Bioingeniería 1999)



En este trabajo se pretende abordar fundamentalmente el papel que jugó Favaloro como individuo inmerso en la sociedad de su tiempo, como médico rural comprometido con sus semejantes, con los sectores más humildes de la escala social atendiendo las cuestiones más simples de la vida de campo, de la que disfrutaba a su vez en contacto con la naturaleza en aquel lejano pueblo de Jacinto Aráuz, en el límite de Buenos Aires con La Pampa. Allí, en el mismo lugar donde había estallado la pueblada del 9 de diciembre de 1921.

Se recibe de médico en 1949. Llega para cubrir una suplencia médica de tres meses y termina quedándose casi doce, entre 1950 a 1962. Se integró con los lugareños, lo que le permitió ir descubriendo las profundas necesidades sanitarias del pueblo. Casado con María Antonia, novia de la escuela secundaria, pasó a ser en ese rincón pampeano el médico de todos.

Recopilará sus vivencias en aquel pueblo en el libro Recuerdos de un médico rural, escrito recién en 1980. Es autor también de otros dos libros: ¿Conoce usted a San Martín? (1984) y Don Pedro y la educación (1994). En estas páginas deja ver la fase poco difundida de su personalidad, por sobre los conocimientos científicos, cuando incursiona en la compleja problemática social de los postergados del campo y de la gente de las “villas miseria”, mal llamadas “de emergencia”.

Su arribo al campo se debió a un conflicto con el gobierno peronista de entonces, tras rechazar un empleo oficial que le ofrecían a condición de una adhesión partidaria.





EL LIBRO MEMORIAS DE UN MÉDICO RURAL





Reflexionaba en el año 1992, a doce años de la primera edición y a 30 años de su paso por Jacinto Aráuz: “Han trascurrido doce años desde que este libro llegó a manos del público. Durante todo ese tiempo, inclusive en estos últimos meses, he recibido innumerables cartas comentando algunos aspectos de él. Nunca pensé que estas simples memorias del momento más trascendente de mi actividad profesional tuvieran tanta repercusión. Las que más me emocionaron fueron las enviadas por los colegas y maestros de las áreas rurales. Todos coincidieron en que se vieron representados, quizá porque transitaron y transitan los mismos caminos que me tocó recorrer. Ha sido para mí gratificante saber que ha servido de material de lectura en escuelas y colegios diseminados por nuestra patria…”



Un compilado de frases de aquel libro demuestra el grado de crítica y compromiso social que asumió desde un principio con las clases menos favorecidas, al observar las carencias y las injusticias en menoscabo del hombre de campo y de las villas que en ese tiempo ya proliferaban:



“Todos somos culpables, pero si hubiera que repartir responsabilidades, las mayores caerían sobre las

clases dirigentes. ¡Si resurgiera San Martín caparía a lo paisano varias generaciones de mandantes!”



“Es necesario insistir una vez más que si no estamos dispuestos a comprometernos principalmente los universitarios a luchar por los cambios estructurales que nuestro país y toda Latinoamérica demanda principalmente en educación y salud seguiremos siendo testigos de esta sociedad injusta donde parece que el tener y el poder son las aspiraciones máximas”



“¿Escucharemos alguna vez los mensajes que nos legaron con sus vidas y sus libros, Sarmiento, Hernández, Hudson, Mallea, Martínez Estrada, Agustín Álvarez, Luis Franco, Julio Irazusta, Henríquez Ureña (por no citar sino algunos pocos) o seguiremos siendo testigos de la decadencia de la sociedad de consumo?”



“De mi abuela materna heredé un gran amor por la tierra; no podía vivir sin un huerto. Desde muy pequeño la acompañaba por las tardes a trabajar en la quinta familiar. Doña Cesárea fue, sin duda, una de las grandes mujeres que he tenido la suerte de conocer, quizá la mejor. Se ocupaba de todo lo que correspondía al quehacer de la casa en aquellos tiempos y todo lo hacía con amor. Sin proponérselo, era el verdadero centro de la familia. Vivía para ella y para su hombre, mi abuelo, quien podía jactarse ante sus amigos que hasta sus calcetines estaban tejidos por su mujer. Excepto en los días de lluvia, terminaba su tarea diaria en el huerto. Se entretenía y era feliz descansando porque se descansa cambiando de tarea, entremezclada con sus vegetales y frutales. Cuando regresaba de su trabajo, mi abuelo nos acompañaba. Conocía el arte de injertar y así se podían ver higueras que producían dos o tres variedades diferentes o un duraznero injertado con damasco o un ciruelo que, en una misma planta, producía frutos renegridos junto a otros de color amarillo dorado. La huerta estaba salpicada por muchos árboles frutales, que mi abuelo cuidaba con esmero. Con él aprendí los secretos de la poda, que comenzábamos en julio; cada variedad tiene los propios. El saber conservar en cada uno los tallos fructíferos nos permitía saborear, durante el verano, infinidad de gustos que aumentaban la exquisitez por su frescura”.



OTRAS REFLEXIONES 




 Los pensamientos de Favaloro han trascendido su muerte. Destacan una severa crítica al modo de vida y al actual estado de cosas, ya sea en el orden social local e internacional, así como también en torno a delicados temas ecológicos, en el cuidado del único planeta que tenemos.



“El medio ambiente se encuentra en estado de emergencia y los efectos de esta degradación amenazan la seguridad económica, alimentaria y sanitaria de los habitantes del planeta, en especial, de los más pobres. Una vez más se hace evidente la diferencia entre ricos y pobres; si los países pobres consumieran tanto como los países industrializados, se necesitarían diez planetas semejantes para abastecer a todos.” (De la Conferencia del Congreso Interamericano de Cardiología, agosto de 1999).



“Artigas, otro hombre excepcional, exigía un lugar para obreros, indios, mestizos y humildes, y resistía poderosamente el privilegio y las pretensiones de las clases altas. Fue uno de los primeros caudillos políticos que reconoció los peligros que el libre comercio planteaba a las naciones sudamericanas y fue también el que propuso considerar a América como patrimonio mítico, una tierra destinada a ser algo más que un simple apéndice de Europa.” (De la Conferencia del Congreso Interamericano de Cardiología, agosto de 1999).



Es imposible aceptar que la supervivencia de esta democracia liberal consumista de occidente consecuencia del derrumbe de los regímenes comunistas sea el final de la historia, como lo pretendía Francis Fukuyama en 1989. La presencia de los fundamentalismos religiosos, los exagerados nacionalismos, el desarrollo económico sin equidad priorizando el enriquecimiento desmedido, la falta de compromiso social como resultado del individualismo “light” que sólo busca tranquilidad y satisfacciones inmediatas, el mercantilismo internacional con la explotación de mano de obra barata, la cultura de la música rock, los videojuegos y las videocaseteras, el progreso científico sin respeto por la naturaleza y aun hasta por sus propios semejantes (para citar unos pocos ejemplos de las graves falencias) nos indican que a la Perestroika sobrevendrá no tengo dudas una “Smithtroika” o una “Jonestroika”, como suelo decirles a mis innumerables amigos norteamericanos. (De Don Pedro y la Educación).



BREVE BIOGRAFÍA



René Gerónimo Favaloro nació en la ciudad de La Plata el 14 de julio de 1923. Se graduó como médico en la UBA en 1949. Tras permanecer en Jacinto Aráuz por más de una década, partió a los Estados Unidos con el objetivo de perfeccionarse en cardiología. Llegaría así su grande y trascendental aporte a la cirugía cardiovascular: la técnica del bypass, es decir, la cirugía directa de revascularización del miocardio, una técnica que ideó y desarrolló personalmente y que consistía en salvar las obstrucciones de los vasos sanguíneos al construir un puente entre dos venas o arterias.

Después de vivir diez años en ese país, regresó a la Argentina en 1971. Sufría el estar lejos de su tierra, de la familia y de sus compatriotas, y vino con la determinación de poner su prestigio y méritos en aras de que la medicina se volcara en servicio de la gente. El centro de su quehacer fue el Sanatorio Güemes, posteriormente, en 1975, creó la Fundación que lleva su nombre, para la cual tomó como modelo la existente en Cleveland (EE.UU.). Participó también en la CONADEP, de la que se alejó al disentir con varios de sus miembros.



BIBLIOGRAFÍA




1970 - Tratamiento Quirúrgico de la Arteriosclerosis Coronaria, Surgical Treatment on Coronary Arteriosclerosis.
1980 - Recuerdos de un médico rural. Autobiografía
1984 - ¿Conoce Ud. a San Martín?
1991 - La memoria de Guayaquil
1992 - De la Pampa a los Estados Unidos. Autobiografía
1994 - Don Pedro y la educación
1996 - Conversaciones sobre ética y salud. En colaboración con Moszenberg A., Mainetti J., Klimovsky G., Ciocchini H.
1997 - Recuperando lo invisible: conversaciones sobre cultura. En colaboración con Obiols, G, Presas, M, Burucúa, J. y Piscitelli, A
2000 - El milagro y el valor de la vida. En colaboración con Luis Landriscina y Mamerto Menapace.

Otras publicaciones: más de 300 trabajos de su especialidad médica.



PREMIOS



Recibió innumerables distinciones internacionales entre las que se destacan: el Premio John Scott 1979, otorgado por la ciudad de Filadelfia, EE.UU.; la creación de la Cátedra de Cirugía Cardiovascular "Dr. René G. Favaloro" (Universidad de Tel Aviv, Israel, 1980); la distinción de la Fundación Conchita Rábago de Giménez Díaz (Madrid, 1982); premio Maestro de la Medicina Argentina (1986); Distinguished Alumnus Award de la Cleveland Clinic Foundation (1987); The Gairdner Foundation International Award, otorgado por la Gairdner Foundation (Toronto, Canadá, 1987); Premio René Leriche 1989, otorgado por la Sociedad Internacional de Cirugía; Gifted Teacher Award, otorgado por el Colegio Americano de Cardiología (1992); Golden Plate Award de la American Academy of Achievement (1993); Premio Príncipe Mahidol, otorgado por Su Majestad el Rey de Tailandia (Bangkok, Tailandia, 1999).

En el pueblo de Jacinto Aráuz se ha creado un museo en su homenaje.





LA CRISIS DEL FINAL



Carta al Diario La Nación que preanuncia el final:

Estoy pasando uno de los momentos más difíciles de mi vida. La Fundación tiene graves problemas económico-financieros. Se nos adeuda 18 millones de dólares y se hace cada vez más difícil sostener nuestro trabajo diario, que como siempre se brinda a toda la comunidad sin distinción de ninguna naturaleza, con tecnología de avanzada y personal altamente calificado.
Le envío una nota que destaca algunos hechos recientes; vea cómo se me trata en el mundo, en contraste con lo que sucede en mi país. Me refiero a aquellos vinculados al quehacer médico. La mayoría de las veces un empleado de muy baja categoría de una obra social gubernamental o no o de PAMI ni contesta mis llamados.
En este último tiempo me he transformado en un mendigo. Mi tarea es llamar, llamar y golpear puertas para recaudar algún dinero que nos permita seguir con nuestra tarea.
Sólo quiero decir que el final se acerca de a poco. No es para que te asustes, pero todo está consumado, y siento que estoy solo en esta sociedad, realmente, de mierda.


René Gerónimo Favaloro - 29 de julio de 2000





CARTA PÓSTUMA



Abrumado por esos motivos, e imposibilitado de atender más pacientes en su Fundación, cansado de golpear inútilmente las puertas del PAMI y las obras Sociales para mendigar el pago, sin transigir con los “retornos”-, deja una carta póstuma de la que rescatamos:



“…Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata.
No puedo cambiar.
No ha sido una decisión fácil pero sí meditada.
No se hable de debilidad o valentía.
El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano.
Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad.
Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo es cierto. Espero que me recuerden así...”



Se quita la vida el 29 de julio de 2000 a las 14.30 horas.



 Miguel Eugenio Germino






FUENTES:

-Favaloro, René, Memorias de un médico rural, SDDRA, 1980.

- http://www.taringa.net/posts/ciencia-educacion/15844683/Recuerdos-de-un-medico-rural----Rene-

 Favaloro.html



-http://www.plataformacultural.com.ar/biografia-dr-rene-favaloro/







 DIEZ ENSEÑANZAS DE FAVALORO: En una de las últimas conferencias importantes que dio en el exterior, René Favaloro resumió el decálogo del buen médico. Fue en Dallas, durante un homenaje al fundador de la Sociedad Internacional de Cardiología, Paul Dudley White. Entonces Favaloro dijo extraer estos diez legados:




 1. La historia clínica está por encima de cualquier avance tecnológico.
2. Todos los pacientes son iguales.
3. El trabajo es en equipo.
4. Máximo respeto al médico de cabecera.
5. Cobrar honorarios modestos.
6. Hacer docencia e investigación.
7. Prevenir, estimular la vida sana.
8. No perder el humanismo.
9. Abogar por la paz.
10. El optimismo tiene efectos biológicos.






















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