EDITORIAL
219 (JULIO 2013)
El 2 de junio de 1810, por decreto
de la Primera Junta de Gobierno Patrio, se funda la “Gazeta de Buenos Ayres”, el primer
periódico de la etapa independentista de
las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Nacía así el primer periódico oficial de gobierno,
para dar a conocer los actos oficiales y las noticias exteriores y locales. Algunos de
sus primeros redactores fueron Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Juan José
Castelli.
Escribía Moreno en
su primer número aparecido el día 7 de aquel mes: "¿Por qué se han de
ocultar a las Provincias sus medidas relativas a solidar su unión, bajo nuevo
sistema? ¿Por qué se les ha de tener ignorantes de las noticias prósperas o
adversas que manifiesten el sucesivo estado de la Península?... Para el logro
de tan justos deseos ha resuelto la Junta que salga a la luz un nuevo periódico
semanal, con el título de la Gazeta de
Buenos Ayres".
Mucha agua correría bajo
los puentes desde entonces, entre las guerras de la independencia y las
disputas internas en las que muchos patriotas como San Martín, Belgrano,
Moreno, Castelli, Monteagudo dejaron su vida para conseguir la patria
que hoy tenemos.
Moreno fue asesinado en
alta mar; Belgrano y Castelli, tras sus gestas, morían en la miseria, y San
Martín elegía el retiro, antes de tener que derramar sangre entre hermanos.
Así llegarían otros tiempos y otros hombres arribarían al gobierno, no siempre al poder, ya que éste estaría condicionado por
intereses no tan patrióticos, más aun antipatrióticos, que
harían naufragar aquellos nobles objetivos iniciales de Mayo.
Sobrevendrán tiempos
difíciles con gobiernos que privilegiaron lo extranjero y otros que propugnaron los sagrados intereses nacionales. Sobrevendían a su vez quienes en
pocos años remataran los esfuerzos de décadas, como obedientes gerenciadores del extranjero;
todos conocemos los nombres de uno y otro lado, aunque algunos frágiles de memoria elijan
el olvido o la ignorancia. ¡Valdría la pena, recuperar un poco la memoria!
Tras 200 años de
nuestro Mayo, arribamos
a la actualidad, momento en que renacerán antiguos rencores y rivalidades casi
irreconciliables. El dilema de hoy es recelar de lo
nacional, y por sobre todo de los principios de
aquella legendaria Gazeta de
Buenos Ayres, hoy ignorados por un periodismo sujeto a intereses
empresariales.
El llamado “periodismo
independiente”, con el que algunos se llenan la boca
desde la “pantalla chica”, se convirtió en un conflicto del periodismo
estatal de inclusión, por un lado y el periodismo mercenario de exclusión, en
pos de intereses inconfesables, por el
otro.
Así se denigra a la nueva Ley de Medios como dañina al
campo popular, cuando se trata de todo lo contrario. Quienes se oponen a ella
son los grandes medios hegemónicos privados, que aborrecen lo estatal, como
siempre lo hicieran durante décadas.
Tenemos si no el
gran diario de la familia Mitre, fundado el 4 de enero de 1870 (casi 150 años atrás) para defender los intereses de la
oligarquía y el liberalismo a ultranza, y muchos años
después Clarín, fundado por Roberto
Noble el 28 de agosto de 1945, convertido hoy junto con aquel en apropiador de bienes ajenos, expropiados por la dictadura
militar a una familia, mediante asesinato, secuestro, violación y tortura. De más está decir que se trata del deplorable caso de Papel
Prensa y la familia Graiver.
Pero
lo más lamentable del conflicto actual es que gran parte del periodismo –otrora
denominado independiente–, se haya convertido en totalmente dependiente de los
patrones de los grandes medios monopólicos y salen a recitar los libretos que aquellos
les dictan.
Así las cosas, llegamos a las elecciones de agosto y octubre, en las que el pueblo debe renovar diputados y senadores. Se
redoblan los llamados “frentes electorales”, que son
meros “rejuntes” de figuras, muchas de ellas desplazadas de la política, constituyen
tan sólo amontonamientos de
nombres, más que de partidos ni de programas.
El
objetivo es desplazar del gobierno al oficialismo, aliándose con quien sea para
lograrlo. Y en
la pulseada se anotan muchos de los que en elecciones anteriores apenas sacaron
el 2% o 3% de los votos, tras aquella quimera de que “unidos somos más”.
Sin
embargo el pueblo es ya adulto y piensa, no es posible llevarlo de las narices,
y en el momento de la verdad muchos se llevarán grandes sorpresas.
¿Será
la realidad, la única verdad? ¿O será la mentira y el embauque la
realidad del futuro?
Hasta la Próxima
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