HISTORIA DEL ESPACIO
PLAZA CONGRESO EN 1911 |
Al referirse a este amplio espacio verde es imposible
ignorar su entorno: al oeste, el colosal Palacio
del Congreso, y al este una de las plazas más antiguas de Buenos Aires, la Plaza
Lorea, nacida de la quinta de Isidro Lorea (1782, asesinado en 1807 por las
tropas inglesas durante la segunda invasión), quien
la cedió en testamento a favor de la entonces Ciudad Colonial.
A diferencia de aquel espacio ya existente,
para la creación de la Plaza del Congreso hubo que expropiar y demoler las dos manzanas comprendidas entre las calles
Entre Ríos, Rivadavia, Virrey Cevallos e Hipólito Yrigoyen. La
tarea debió realizarse en escaso tiempo, debido a la premura por
inaugurar la plaza para el Centenario de la Revolución de Mayo.
El sector demolido
albergaba entonces casas bajas, arcaicas
cocherías, viejos salones de tiro al blanco, remates de chafalonías, las
caballerizas del escuadrón de policía, la Confitería Entre Ríos –en la esquina sureste con Hipólito
Yrigoyen– y el baratillo Kikiriki de
la esquina noreste con Rivadavia. En el
sitio justo en que hoy se encuentra el Monumento a los Dos Congresos, se
levantaba la carpa del circo Buckingham Palace, donde
actuaba el famoso payaso Frank Brown.
Al momento de planificarse esta plaza, se
pensó en un proyecto octogonal en derredor del Palacio de las Leyes, en
terrenos que habían sido declarados como bienes públicos y cedidos al Poder Legislativo;
finalmente se optó por erigirla entre la avenida
Entre Ríos y la Plaza Lorea.
De los distintos proyectos presentados se
eligió el del arquitecto paisajista francés Carlos Thays (diseñador de
gran parte de los parques de Buenos Aires, entre ellos el Jardín Botánico). El proyecto respetaba un petitorio de los vecinos en
cuanto a que no se mutilara la Plaza Lorea; sin embargo, en el año 1909 el avance de la Avenida de Mayo la dividiría en dos.
La obra quedó determinada por tres criterios
básicos: 1) una gran plaza cívica, con una pileta central y canteros a ambos
lados; 2) una plaza intermedia con un estanque y el monumento a erigirse en
bronce, réplica de El Pensador, muy
acorde con la función del Palacio de las Leyes (del escultor francés Auguste
Rodín) y 3) la Plaza Lorea, dividida en dos, con grupos escultóricos y jardines
estilo francés.
Así fue que el 25 de Mayo de 1910 se inaugura el espacio con todas las
pompas, con la presencia del presidente José
Figueroa Alcorta y del intendente de Buenos Aires, Manuel Güiraldes (padre del
escritor y potentado de los pagos de Areco), junto a los presidentes de Chile,
Pedro Montt y de Brasil, Ferraz del Campos
Sales, además de la infaltable Infanta Isabel de Borbón.
El acto se inició con el Himno Nacional cantado por 30 mil escolares, a lo
que siguió un desfile militar entre la nueva Plaza y la Casa de Gobierno.
No duraría mucho aquella estructura de plaza,
ya que pocos años después sería atravesada por la construcción a cielo abierto
del primer subte de la Anglo Argentina, entre Plaza de Mayo y Plaza Once,
inaugurado en 1913.
Con los años el sector sufrirá múltiples
transformaciones. Finalmente, quedó consolidado con la traza curva de la Avenida de Mayo, hasta
donde se fusiona con la Avenida Rivadavia a la altura de Virrey Cevallos. La
Plaza Lorea quedó reducida a un pequeño sector al norte y nació la Plaza
Mariano Moreno al sur, que absorbe parte de la Plaza del
Congreso, todo por la Ordenanza 32.263
del año 1975.
En el año 1997 este conjunto de plazas fue
declarado Monumento Histórico Nacional.
Los monumentos
MONUMENTO A LOS DOS CONGRESOS |
Algunos de los primeros monumentos de la
Plaza del Congreso original fueron reubicados en
la Plaza Mariano Moreno, como El
Pensador. Y otros elementos históricos
quedaron de aquel lado, como el “Kilómetro 0” y la antigua salida de emergencia
del tren de cargas (hoy de pasajeros a Puerto Madero) y el Correo Neumático,
hoy desactivado.
La obra escultórica El Perdón, del maestro francés Juan Eugenio Boberie, que estaba
ubicado en el jardín central de la plaza, fue trasladada en 1991 al Parque
Avellaneda.
El Monumento a Ricardo Balbín, realizado por el escultor Raúl Cano e inaugurado
en 1999, se ubica en el sector que da a Hipólito Yrigoyen casi esquina Solís.
EL MONUMENTO A LOS
DOS CONGRESOS
Esta majestuosa
obra fue erigida en homenaje a dos congresos fundamentales para la consolidación
de la Nación Argentina: la Asamblea del Año XIII y el Congreso de Tucumán de
1816, que declaró la independencia.
Se hizo en Bruselas en 1909; fue trasladada e
inaugurada en su actual emplazamiento el 9 de Julio
de 1914. Los autores del delicado trabajo fueron el escultor belga Julio Lagae
(1862-1931), en colaboración con otro arquitecto también belga, Eugenio
D’ Huicque, quien tuvo a su cargo el montaje de la estructura y el basamento
en Buenos Aires.
El conjunto escultórico, de diseño neoclásico,
consiste en una plaza seca, elevada a 4,53 metros sobre el nivel del suelo, a
la que se accede mediante tres amplias escalinatas de granito, rodeada de
artísticas balaustradas. Está decorado y ambientado con cóndores de bronce y
rondas de niños como símbolo la paz.
La figura central,
colocada sobre un pedestal rectangular de 13,35 metros de altura,
construido en piedra Nancy, representa a la República,
y está orientada hacia el poniente, en coincidencia con el edificio del
Congreso. Ella apoya su mano izquierda en el
arado, símbolo del trabajo, mientras que con la derecha levanta el laurel de la
gloria, al tiempo que pisa la serpiente del mal. Aparece
la alegoría de la abundancia, que vuelca la cornucopia rebosante de
frutos.
Por debajo, en el frente del pedestal, hay figuras
alegóricas complementarias en dos de sus cuatro caras. En la que mira al norte,
el homenaje a la Asamblea del año XIII, con la leyenda: “Que abolió la
esclavitud” y los tres símbolos creados por entonces: Escudo, Himno y
Bandera. En la cara que mira al sur están “las cadenas rotas que
representan la independencia surgida del Congreso de 1816”.
La
segunda parte del complejo está constituida por la amplia fuente de 100 m2
de superficie, extendida hacia el este, bajo la forma de una taza. Allí se
levanta otro grupo escultórico que simboliza el Río de la Plata, animado por
figuras de la fauna nacional, mientras que un joven de pie
guía a los grupos con un remo en la mano izquierda.
En otro tramo, dos figuras vuelcan el agua de sus cántaros, simbolizando los
ríos Paraná y Uruguay, afluentes del Río de la Plata.
Bombas hidráulicas provocan juegos de agua y
luces, con un agradable efecto visual. Sin
embargo, lamentablemente, ambos grupos escultóricos se encuentran hoy
enrejados, lo que desluce su grandiosidad.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
-http://curiosamonserrat.com.ar/sinthist.html
-http://www.buenosaires.travel/Monumento-dos-Congresos.aspx
-http://www.mercadodelprogreso.com.ar/novedad_detalle.php?id=9
-Llanes, Ricardo M.,
Antiguas Plazas de BA, Cuadernos de BA, 1977.
-Periódico Primera Página
nº 110 de agosto 2003.
-Wilde, José A.,
Bs. As. 70 años atrás 1810-1880, Eudeba, 1960.
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