EDITORIAL 229 –
JUNIO 2014
Un fantasma recorre el mundo. No
es el tradicional fantasma ataviado con la clásica
túnica blanca, del que solo son visibles dos temibles ojos. ¡No! Este fantasma viste el normal atuendo del habitante
común.
Sin embargo impresiona con su
mensaje espeluznante, inquisidor, omnipotente, que despliega a los cuatro
vientos sin frustración alguna; es el fantasma impuesto y admitido por un
consenso de seres influidos de tanto exhibir su mal ganada fortaleza.
Este fantasma que recorre el mundo es el
fantasma del racismo, la xenofobia, la segregación, la exclusión, la intolerancia. Transita sin ocultarse, sin su túnica
blanca, minimizado entre todos los humanos del planeta, desde los polos al
Ecuador, y desde oriente a occidente.
Difícil sería desplazarse impunemente sin
contar con cómplices de su nefasta actividad. Su primera víctima son los pobres, le
siguen los negros, los judíos,
los gitanos, los indios, los gauchos, los “cabecitas”, los inmigrados en todas
y de todas partes que buscan un lugar en el planeta, el que le negaron en su
tierra natal.
Se engendró tal vez en el más
perverso discriminador de la historia, Adolf
Hitler, aunque su accionar vino de sus ancestros, de siglos atrás, pero no es casualidad que reaparezca en la actualidad.
La trayectoria histórica de este
fantasma fue la conquista de América, la colonización y el esclavismo en África.
Sí, estaba en el espíritu de los invasores, de los llamados descubridores, de
los esclavistas que diezmaron el continente africano
y que hicieron de la América descubierta, un banquete con el despojo ilimitado
de sus riquezas, además de la aniquilación infinita del habitante natural de
cada porción del suelo que pisaron.
Examinando la Europa matriarcal de hoy, la del proclamado mundo desarrollado, allí
la inmigración se combate con prisión, con tiros, y en el
mejor de los casos con segregación y discriminación.
En los Estados
Unidos, “la patria grande de las Américas”, el ilegal mexicano y el
chicano son seres se segunda y tercera clase.
Hay autores que proponen
distinguir entre el racismo en sentido amplio y en sentido restringido, resguardando
al grupo propio del ajeno, ya que a éste se lo considera constituido por
esencias hereditarias e inmutables que hacen que los
otros, los ajenos, sean considerados como seres inadmisibles y amenazadores.
Una concepción de los demás de este tipo conduce a su segregación, discriminación, expulsión o exterminio, y se apoya en opiniones científicas, religiosas o en meras
leyendas o sentimientos tradicionales.
En cambio, el racismo
en sentido restringido sería “una doctrina científica que afirma la
determinación biológica hereditaria de las capacidades intelectuales y morales
del individuo, y la división de los grupos humanos en razas, diferenciadas por
caracteres físicos, asociados a los intelectuales y morales, hereditarios e
inmutables”. Ese concepto afirma también la superioridad intelectual y moral de
una raza sobre otras, superioridad solo mantenida con la pureza racial, que se
arruina con el mestizaje. Este tipo de racismo, cuyo modelo es el nazi, conduce a defender el
derecho natural de las razas superiores a imponerse sobre las inferiores.
Así, en nuestro país
se discrimina al pobre, al gordo y al feo, se discrimina a la mujer, se rechaza
y discrimina al inmigrante de países limítrofes, como antes se lo hacía con
“los cabecitas”.
Se invocan
diferencias culturales y de comportamiento social, y hasta se los tilda de vagos
y ladrones, al igual que al gaucho, hace 150 años, “vago y mal entretenido”,
como lo declaraba la ley de entonces, y se lo confinaba a custodiar la frontera con el indio, también discriminado como inhumano
o sub-humano.
Se consideraba al
gaucho “un bárbaro”, como claramente lo expresaba Sarmiento en su Facundo, del año 1845, que
aconsejaba a las cúpulas militares “no ahorrar sangre de gauchos”, en las
guerras.
La ciencia avanza. Se inventó el auto, el avión y se viaja a otros
planetas, hay una estación orbital habitada, pero en materia social aún se vive
en la Edad de Piedra, con el perdón de la discriminación.
¡¡¡Un fantasma recorre el mundo…!!!
Hasta la Próxima
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