Colombia eligió darle una oportunidad a la paz
Finalizada la segunda vuelta, la reelección del presidente
Santos llevó alivio no sólo a Colombia sino también a toda Latinoamérica. Si
bien el actual mandatario está lejos del perfil progresista de varios de sus
vecinos, a lo largo de su gestión ha intentado seriamente llegar a la paz por
medio del diálogo con las farc, hecho casi revolucionario ya que ninguno de sus
antecesores lo intentaron con
convicción.
La idea de terminar el proceso de paz fue la idea fuerza de
la campaña de Juan Manuel Santos, pero tan loable objetivo no le significó un
triunfo fácil, ni siquiera en la segunda vuelta logró sacarle una diferencia
muy pronunciada a su rival Oscar Zuluaga. En Colombia, las elecciones no son
obligatorias por lo que menos de la mitad de la población habilitada para votar
decidió el destino de su país.
Gracias a este triunfo, las negociaciones entre el gobierno
y la guerrilla colombiana seguirán su curso en La Habana. Ambas partes buscarán
poner fin a una guerra interna que lleva casi 50 años. Santos no sólo inició
las conversaciones sino que también impulsó leyes que buscaron reparar los
daños como fueron las de víctimas y la restitución de tierras. Una postura
diametralmente opuesta a la de su antecesor, Uribe, quien apoyó con toda sus
fuerzas a Zuluaga. Juan Manual Santos fue ministro de Defensa de Uribe pero es
considerado un traidor por no haber seguido las políticas uribistas.
Ahora, el reelecto mandatario deberá cumplir con su promesa
de cerrar el acuerdo con las farc antes de fin de año e iniciar conversaciones con el Ejército de Liberación
Nacional, que es la segunda guerrilla del país. Las miles de familias
destruidas por el largo conflicto miran con esperanza este proyecto, y sus
vecinos continentales miran con simpatía a un presidente que eligió fortalecer
al Unasur, a diferencia de sus antecesores que sólo tenían a Estados Unidos en
su radar.
Pablo Salcito
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