EDITORIAL AL Nº 230 DE JULIO 2014
“Siglo veinte,
cambalache
problemático y febril...”
problemático y febril...”
Si Enrique Santos Discépolo (nuestro Discepolín) viviera, reeditaría una
versión aumentada y corregida de Cambalache,
aquel enfoque pesimista de país que compuso en 1934, en la década infame, algo
así como: “Siglo XXI Cambalache”.
Permanecen aún abiertas las heridas
de aquella Argentina de 1934, y de otras de muchos
años atrás, desde los albores de la Revolución Inconclusa, protagonizada valientemente por Moreno,
Castelli, Belgrano, French, Beruti y tantos otros anónimos que regaron con
su sangre el ocaso del Virreinato del Río de La Plata.
Estamos a 204 años del
nacimiento de La Gazeta de Buenos Ayres, cuando no existían otros medios más que la palabra oral
y escrita para trasmitir los objetivos de la emancipación, tal como la
calificara Andrés Rivera, “la revolución no es un té a las cinco de la
tarde”.
Y todo se precipita: a Moreno, acusado
de Jacobino, maximalista y marxista (antes que Marx) lo envenenan en alta mar,
nunca le perdonaron su “Plan
Revolucionario de Operaciones”. A Castelli
(el
orador de la revolución), le cortaron la lengua; a Monteagudo –otro patriota–, lo asesinaron en Lima; Belgrano muere en la miseria, y a French y a Beruti, los
deportan. Más tarde San Martín debe retirarse
para no ser usado en los enfrentamientos internos.
Durante La Vuelta de Obligado,
en 1845, “argentinos cipayos” (término que
acuñara Jauretche) venían en las naves enemigas inglesas y francesas para
pisotear nuestra soberanía invadiendo los ríos interiores.
“En
el quinientos seis
y en el dos mil, también...”
y en el dos mil, también...”
Saltando etapas
históricas, golpes de estado y dictaduras genocidas, llegamos al año 1989,
cuando Menem remata el país: todo debía importarse y exportar solo materias primas,
haciendo suyo el postulado sarmientino que
señalaba en su Facundo de 1845. “…No
somos ni industriales ni navegantes… y la Europa nos proveerá por largos siglos
de sus artefactos a cambio de nuestras materias primas…”.
Así, cumpliendo a
pie juntillas aquel legado, nos despojó de la industria incipiente, de los ferrocarriles, de todas las empresas
públicas, de YPF, de Aerolíneas. Privatizó las jubilaciones e incrementó la
deuda externa más grande de la historia, que aún estamos pagando.
Hoy la oposición
demoniza el “pensamiento nacional”, hasta se atreve a atacar al
intelectual Ricardo Foster, todo un
demonio. Nadie se salva de la andanada desestabilizadora de Clarín, La Nación, Perfil, Canal 13, TN, Radio Mitre y compañía. Otro demonio, Sabbatella,
que con la ley de medios osó rozar sus intereses.
Y claro está: la
principal andanada va contra la Presidenta
Cristina, que en resarcimiento continúa con su programa de redistribución,
ahora para llegar a cubrir el 100% de los trabajadores en edad de jubilarse,
mientras muchos “…se prueban la ropa que vas a dejar…”.
No hay duda de que todavía queda mucho por hacer, como
dictar una nueva ley tributaria más equitativa, recuperar los aportes
patronales para revitalizar el sistema jubilatorio, proveer al PAMI de sanatorios
que cubran un sistema que colapsa con los nuevos miles de jubilados, y terminar
con el trabajo informal (en negro), donde hasta el propio Estado paga sumas no
remunerativas.
Pero ¿producirán esos cambios los rematadores del país,
los que lo endeudaron? ¿Aquellos que cercenaron
las conquistas sociales, los incondicionales de las multinacionales y el FMI,
los de las relaciones carnales con los EE.UU., los que volaron Fabricaciones
Militares de Río Tercero (para borrar pruebas),
los asesinos de Kosteki y Santillán, los del
corralito y el corralón, los que dejaron un tendal de muertos el 19 y 20 de
diciembre del 2001 en Plaza de Mayo?
¡¡¡Difícil de creer!!!, se avecina otro mamarracho, un
“Cambalache versión 2015” que ¡no se debe permitir!
Para colmo, una decisión
de la Corte de los EE.UU. coloca al país en una
situación propicia para el ataque artero de los fondos buitres de afuera y de
los buitres locales.
“…Igual que en la
vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar La Biblia
junto a un calefón...”
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar La Biblia
junto a un calefón...”
Hasta la próxima
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