ECHELON: la red de espionaje mundial
En el marco del curso acelerado de aprendizaje
sobre espionaje que vivimos los argentinos durante el verano, sería bueno no
perder de vista a quien dirige y organiza la red
de escuchas más importante del mundo: Estados
Unidos.
El
avance de la tecnología y la ciencia pasó al rincón de las series de tv a los
espías al estilo James Bond: si bien siguen existiendo los agentes
tradicionales, el espionaje mundial se basa en las escuchas de las
comunicaciones mundiales. Para esto, Estados Unidos conformó la red mundial Echelon, que cuenta con la colaboración
de los aliados occidentales que cedieron tierras para la instalación de bases
en distintos países. A cambio de esta cesión o arriendo, los norteamericanos
proporcionan información que se desprende de las escuchas. Es decir que no sólo
espían, sino que además deciden cuánta y qué tipo de información les suministran a sus amigos.
Para el funcionamiento de Echelon ya no se utilizan agentes armados,
sino jóvenes y gente de mediana edad con conocimientos de computación, que cumplen su labor como si trabajaran en cualquier
oficina. La diferencia es que deben comprometerse a no divulgar nada de lo que
escuchan. Por supuesto que ya existieron quebrados, que provocaron las grietas
que nos permiten conocer estos mecanismos.
Las bases cuentan con antenas orientadas para
captar toda la información que pasa por los satélites y tienen también terminales
de computadoras que se dedican a pinchar la fibra óptica por la que circula la
información que corre por Internet. No hay comunicación artificial libre de las
escuchas.
Los mandatarios de todos los países están
anoticiados de todo esto y ya hubo roces por la divulgación de información. La
presidenta alemana Angela Merkel ya tuvo cruces con Obama por ese tema y Dilma
Rousseff suspendió una visita a Estados Unidos y cambió de proveedor de aviones
de combate cuando supo que fue espiada por los servicios norteamericanos.
Echelon no es un tema habitual en la agenda mediática,
pero su presencia y su trabajo es permanente. Estados Unidos maneja el flujo de
información mundial y tiene acceso a secretos que hacen vulnerables al resto de
los países. Habrá que aguzar el ingenio para que esta intromisión no viole la
soberanía de los pueblos y ponga en peligro el derecho a la privacidad de los
habitantes.
Pablo
Salcito
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