NÜN TEATRO BAR de Juan Ramírez de Velasco
419
Sandra
Srolovich, coreógrafa y artista en distintas disciplinas –que organiza sesiones de danza
en lugares públicos y además ofrece una serie de talleres–
es la dueña del NÜN Teatro Bar
inaugurado el 30 de octubre 2015. Ha desarrollado este espacio para creadores
de actividades artísticas, es un lugar para
experimentar las artes escénicas, la música, el cine y teatro. Además pensado
para talleres, seminarios y cursos relacionados
con las actividades culturales para niños, adolescentes y adultos. Un espacio
pequeño pero lleno de grandeza en la magnitud de su tarea. Un barcito
retro-vintage al frente y al final del mismo una boletería y una puerta que se
abrirá para deleitarnos con variadas propuestas culturales.
“Voraz y
melancólico”
de y por Toto Castiñeiras
Toto Castiñeiras es actor,
artista plástico y clown, trabaja con el Cirque
du Soleil desde hace años. Tiene una estética y una manera de escribir y
dirigir muy personal.
La acción: transcurre en Misiones en la elección de la
Reina de la Yerba Mate, entre kermese y leyenda
guaraní del lobizón
(aquella del séptimo hijo varón que se convierte
en hombre lobo en noches de luna llena), mientras en forma transversal nos muestra cuestiones
que son abarcativas de la humanidad. Uno observa cómo
en ese entrevero se nos plantan pequeñas semillas en las que tal vez nos
involucran a todos: amores,
el maternal, el extremo cuidado paternal, violencia, erotismo inocente y puro
que se contrapone con procacidad y voracidad salvaje.
El elenco: Micaela Rey (la Rubia) nos invita a escapar y hacer algo diferente,
excelente trabajo. Ignacio Torres
(El Lobo) el séptimo hijo bautizado Bonorino, se
desempeña con encanto y también con cierta inocencia. Su presencia nos trae un
remoto recuerdo a la película “Nazareno Cruz y el Lobo” de Leonardo Favio de
1975. Santiago
García Ibañez (El Niño) una mezcla de payador y guitarrero que nos llevará de la mano por la historia que nos
cuenta y muchas cosas más. Todos en este grupo son jóvenes y sólidos artistas.
La dramaturgia y la dirección: Toto Castiñeiras ha logrado tener una firma de autor que se va
consolidando no sólo en sus obras sino en la forma en que las dirige. De alguna
manera, cuando vamos a ver alguna de sus otras
realizaciones, como Gurisa y Orillera
que están en cartelera, podemos reconocen su estilo. En Voraz y melancólico
la ficción está montada sobre un tablado pequeño pero resistente para todo el
juego escénico de los personajes y elementos que se utilizan: guitarra, bombo,
máscaras, etc.
Los protagonistas se van engarzando en un movimiento corporal permanente. Se
nutren de un texto por momentos muy bello y en contraposición en otras acciones
primaria, colérica o infantil. Así vamos desovillando la trama entre piruetas,
malambo, zamba y chamamé. El multipremiado director Toto Castiñeiras utiliza
distintos estilos teatrales y artísticos para una puesta dinámica, ruidosa y
llamativa.
Voraz y melancólico, energía e
histrionismo con una estética particular. Muy interesante.
En: NÜN Teatro
Bar, Juan Ramírez
de Velazco 419. Sábados 18 hs.
“Stefano” la música
del alma
de Armando Discépolo por Rubén
Pires
El
“grotesco criollo”: se considera a Armando Discépolo como el creador de este
género teatral. En cuanto a la constitución hace referencia al cruce entre lo
trágico y lo cómico –uno de sus aspectos definitorios–,
así como también a los distintos tipos de fracasos experimentados por el/o los
protagonistas, que dan lugar al quiebre de la utopía inmigratoria de principios
del siglo XX, exponiendo una realidad social mísera, angustiante y frustrada.
Estamos hablando de la inmigración que llegó a principios del siglo XX después
de la hambruna sufrida a finales del siglo XIX y
principios del XX. De esta forma, la pieza teatral pone en escena una situación
de referencia inmediata para los espectadores, a quienes desconcierta en tanto
se supera lo simplemente jocoso (propio del sainete) para exponer una situación
dramática en la que la tensión entre lo trágico y lo cómico nunca resuelve
nada.
El elenco: Luis Longhi: Stefano, hablar de sus composiciones teatrales es
redundar en complejos y casi permanentes elogios, no me imagino otro actor
haciendo “Stefano”. Maia Francia: Margarita es impecable, como todo lo que hace, aquí
la vemos con abundantes cejas, despeinada, de delantal y batón reclamando lo
que le habían prometido, mientras harta de todo come una polenta vieja y seca.
Stefano se tenía que hacer famoso por crear una ópera y nunca pasó de director
de orquesta. Marcelo Bucossi: el abuelo, gran
trabajo su acento, su manera de comportarse, casi sin tener conciencia de la
realidad. Elida
Schinocca: la abuela, otro personaje
perfecto en su realización, en su hablar cocoliche entre castellano y
napolitano igual que el abuelo. Mariano Falcón: Esteban es el que se
adapta y desarrolla un trabajo “serio”. Gonzalo Álvarez: Pastore, muy bien en
su rol, excelente voz, casi operística. Lucia Palacios: Ñeca, caprichosa e
histérica que por todo se queja. Una mención
para Nico Cucaro: Radamés, nombre de la ópera “Aída”, excelente actuación de este joven que es actor,
cantante y aquí es un personaje especial.
La dirección: Rubén Pires no deja nada librado al azar,
consigue recrear el grotesco y la vida que llevaban estos inmigrantes a cuestas
en pasado y presente en el contexto de la obra. Junto con Longhi son una dupla
imbatible.
La escenografía: de Rubén Pires y Gustavo Di Sarro nos remonta a una casa de familia de
conventillo de La Boca con ladrillos y chapas,
no existe el telón pero se han ocupado de mostrarnos la sorpresiva belleza de
la realización, junto con la música de Sergio
Vainikoff nos pone en clima de la obra, muy buena.
Una gran obra para recrearnos en
un género poco usado en la actualidad el “grotesco
criollo”. Excelente.
En: Teatro
Andamio 90, Paraná 660.
Jueves 21 hs.
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