9 DE DICIEMBRE DE 1985 – SENTENCIA EN EL JUICIO LAS
JUNTAS
“…Quiero utilizar una frase que no me pertenece,
porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: ‘Nunca más’”.
Fragmento final de la acusación del fiscal Strassera
Aquel día 9 de diciembre de 1985,
se dicta la sentencia en el Juicio a las Juntas, condenando a Jorge R. Videla y
a Emilio E. Massera a reclusión perpetua, a
Roberto E. Viola, Armando Lambruschini y a Orlando R. Agosti a 17, 8 y 4 años
de prisión respectivamente.
Los 6 jueces que integraron
el tribunal –León Carlos Arslanián, Jorge
Torlasco, Ricardo Gil Lavedra, Andrés D’Alessio, Jorge Valerga Aráoz y
Guillermo Ledesma– llegan a esa conclusión, en el juicio iniciado el 22 de abril de 1985 –hecho único en América latina–, luego de apenas 8 meses de haberse
iniciado.
LA SITUACION HOY
Lamentablemente surgieron las leyes de Punto
Final (1986) y Obediencia Debida (1987) en el gobierno de Alfonsín,
más los indultos de Menem (1989/1990). Las leyes, conocidas como las “leyes de impunidad”, finalmente fueron derogadas en
el año 2003.
También hoy, a 37
años de aquel hecho, en una impensada voltereta de la historia, aparecen nuevos
y viejos políticos, que cuestionan los crímenes de lesa humanidad cometidos, de
los que aún permanecen impunes algunos de aquellos infaustos personajes de ese momento trágico
de nuestra historia.
Tal vez, para los jóvenes que no vivieron aquel
momento, aparece un importantísimo documento fílmico que es significativo ver: “Argentina 1985”, dirigida por Santiago Mitre
con Ricardo Darín, Peter Lanzani, Alejandra Flechner, Carlos Portaluppi y Norman Briski, cuyo cometido y valor es mantener firme y activa la
memoria.
LA ÚLTIMA DICTADURA MILITAR
El 24 de marzo de 1976, los argentinos
amanecieron con el Comunicado N° 1 de la Junta Militar en el que se indicaba
que a partir de esa fecha el país se encontraba bajo el control
operacional de la Junta de Comandantes Generales de las FF.AA. y se
recomendaba a la población “el estricto acatamiento a las disposiciones y directivas
que emanen de autoridad militar, de seguridad o policial, así como extremar el
cuidado en evitar acciones y actitudes individuales o de grupo que puedan
exigir la intervención drástica del personal en operaciones”.
Al igual que había sucedido con los dos
gobiernos de facto anteriores –la Revolución Libertadora (1955-1958)
y la Revolución Argentina (1966-1973)–, a
la dictadura iniciada aquel día se le daba un
nombre que delataba el volumen de sus ambiciones: “Proceso de Reorganización
Nacional”.
Los
objetivos políticos refundacionales que se planteó la dictadura –y que no pudo alcanzar– fueron
tres: en primer
lugar, la transformación de las élites políticas y sindicales argentinas.
Bajo una mirada muy antiperonista y muy anti populista, la propuesta era debilitar
y reemplazar a las elites políticas y, sobre todo a las sindicales. Apostaron
a crear una nueva fuerza, el “Movimiento de opinión
nacional”. No pudieron.
En
segundo lugar, la gestación de nuevas dirigencias
locales o municipales que luego se pudieran proyectar a nivel nacional, y
por eso el nivel de gobierno municipal fue tan importante durante el Proceso. Tampoco
lo lograron.
Por
último, la idea de reformar la Constitución Nacional para
crear un supra órgano de gobierno que controlara a los otros tres,
un “Poder corregidor”
le llamaban, formado por notables civiles y militares, que serían los tutores
del freno al populismo, que no estarían sujetos a elecciones, sino que serían designados
por las FF.AA. Fracasaron.
Tal
vez su mayor éxito fue la represión, la tortura, la desaparición forzada, la
violación, la apropiación de bebés. Son 30.000 los desaparecidos –aunque
algunos cuestionan el número– en los
anónimos operativos de detención en horas de la madrugada practicados por las pandillas
irregulares denominadas: “Fuerza de tareas”.
LA MATRIZ SOCIAL Y ECONÓMICA
También
lograron con éxito destruir la matriz económica, produciendo una mayor
apropiación de la riqueza, a costa de los trabajadores y en beneficio
empresarial, se apropiaron asimismo de bienes y hasta de
empresas de los secuestrados –como
el enigmático caso de Papel Prensa, cuyos efectos se
padecen aún en la actualidad–.
El
24 de marzo de 1976 se produjo la mayor catástrofe
de la historia, avalada no solo por las cúpulas militares, sino también por
importantes sectores civiles y del clero, que en el mejor de los casos ¡¡¡callaron!!!
Sus primeras
medidas no dejaron lugar a dudas sobre su carácter: establecimiento de la pena
de muerte, clausura del Congreso Nacional y de todas las legislaturas
provinciales y municipales, reemplazo de todos los miembros de la Corte Suprema
de Justicia por jueces adictos al nuevo régimen, allanamiento e intervención de
los sindicatos, prohibición de toda actividad política y censura previa sobre
todos los medios de comunicación.
Se
creó, en reemplazo del Congreso, una Comisión de Asesoramiento Legislativo
(CAL), también integrada por civiles y militares, cuyas funciones nunca
se precisaron. Las intendencias municipales fueron asignadas en su gran mayoría
a civiles de diferentes partidos políticos, con predominio de los miembros del
radicalismo.
A los dos días de producido el golpe militar, el
Fondo Monetario Internacional le otorgó un crédito y anunció su satisfacción
por la designación del nuevo ministro de Economía, José Alfredo Martínez de
Hoz. En el primer semestre de
1976 los precios al consumidor aumentaron el 87,5%, se redujeron los sueldos,
se despidió personal estatal, se aumentaron los impuestos al consumo y las
tarifas de las empresas públicas.
Pero no todos callaron, entre ellos, los
organismos de Derechos Humanos,
con las Madres y Abuelas a la cabeza, y los sectores más esclarecidos del
movimiento obrero que entre 1976 y 1979, en la etapa más feroz de la represión,
llevaron adelante más de 300 conflictos gremiales.
Pero también hace crisis el gobierno
dictatorial, que para eludirla fomenta la Guerra
de Malvinas –con el desastre
militar que significó, y el claro apoyo de los EE.UU. al Imperio inglés– con la que
concluye la etapa dictatorial, pero quedaron las secuelas, sociales y
económicas que perdurarán por décadas.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
-http://www.memoriaabierta.org.ar/materiales/documentos_historicos.php
-https://www.argentina.gob.ar/noticias/juicio-las-juntas-la-primera-condena-al-terrorismo-de-estado
-https://www.elhistoriador.com.ar/a-38-anos-del-golpe-civico-militar/#:~:text=Autor%3A%20Felipe%20Pigna,gobierno%20por%20el%20
voto%20popular.
-https://www.telam.com.ar/notas/202012/537837-del-juicio-a-las-juntas-a-los-juicios-hoy-el-compromiso-con-el-nunca-mas.html
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