EDITORIAL
AL Nº 337 DE JULIO 2023
El
origen político de las Izquierdas y las Derechas se encuentra en los
comienzos de la Revolución francesa, a finales del siglo
XVIII, cuando el pueblo francés empezó a cuestionar el poder absoluto de la monarquía
y el orden feudal.
En
1789 se reunieron en el entonces Parlamento francés para votar un
tema muy importante: si el rey podía o no vetar las leyes y las decisiones que
se tomaban en ese Parlamento. Y, como
votaban levantando la mano para ordenar mejor el conteo, se dividieron según la
decisión que tomaban: los que se ubicaron a la derecha
de la sala votaron a favor del poder absoluto del rey, y los que se pararon a
la izquierda votaron en contra y pedían además que gobierne una república.
Desde
ese momento hasta ahora, la derecha quedó asociada a todo lo reaccionario, a
mantener el orden, al conservadurismo. Y la izquierda a todo lo progresista, al
cambio social.
En
líneas generales, el
pensamiento de izquierda tendió siempre a defender el desarrollo social o común,
y sus manifestaciones políticas fueron el anarquismo,
el socialismo y el
comunismo, que apostaban a garantizar el acceso a beneficios
equitativos más allá de la capacidad económica de cada persona, con el
Estado como gran paraguas protector. Por su parte, la derecha afirma apoyarse en
el orden, la disciplina y las libertades individuales y de mercado,
por lo que propone la meritocracia y la competencia como grandes motores de
promoción y crecimiento, las bases del capitalismo.
Con
el advenimiento del peronismo en Argentina, y la aparición en nuestra América
de corrientes populistas que levantaron banderas comunes con Chávez en
Venezuela, Lula en Brasil y otras vertientes progresistas, la situación se ensanchó.
Pero en los últimos años, la derecha fue desbordada por
posiciones de ultraderecha, que están haciendo pie en España, Italia, Francia y
otros países, y en el nuestro, la aparición de Milei, le pone
un ingrediente adicional a la campaña electoral que provoca un plano inclinado
a la derechización del país.
Se trata
de crear la falsa antinomia de que desaparecieron las ideologías, que ya no hay
derechas e izquierdas. Un coro mediático reafirma que ya no hay capitalismo ni
socialismo, eclipsando las posiciones históricas clásicas, por estas modernas
improvisaciones que crean un confusionismo.
Hoy
el dilema es: ¿derechizarse para conseguir votos influidos por los medios
hegemónicos y el poder económico del gran empresariado, o mantener posiciones
ideológicas acordes con la distribución equitativa de los bienes, derecho al
trabajo bien remunerado, al techo, a la salud, a la
educación y a una alimentación adecuada a la calidad de vida?
El
pueblo está llamado hoy a votar en las PASO, y luego en primera y segunda
vuelta, y de la decisión de todos dependerá el camino a seguir en los próximos
años, con el FMI metido en nuestras fronteras y la preminencia de figuras
políticas reaccionarias que pujan por el ajuste y la pérdida
de históricas conquistas que tanta sangre costaron.
Con
frecuencia algunos “vivos” se olvidan que el Estado de Derecho se creó para
proteger a los más frágiles y pretenden que el Dios Mercado lo domine todo, lo
que implicaría regresar a la ley de la selva, que el más fuerte devoré al más débil.
El
modelo de “represión en Jujuy” es la amenaza que acecha a nivel nacional, al
que se debe poner coto. Está en discusión no solo la supervivencia de los
pueblos originarios, ya acorralados desde la “Campaña del desierto”, sino
también la preservación de la soberanía nacional acechada desde
adentro y desde afuera. Hoy se deben
preservar las reservas naturales de litio, en particular
para comercializarlo con mayor “valor agregado”, no perder las conquistas
sociales alcanzadas y exigir un programa claro de gobierno.
El
pueblo debe ser elector, ¡elegir!, no optar por el mal menor. ¡De
nada valdrá luego llorar sobre la leche derramada! De un lado hay un enemigo
peligroso, ¿qué debe oponerle el campo popular?
Hasta la próxima
No hay comentarios:
Publicar un comentario