Nuestras historias de ayer
Qué lindo es transitar por los caminos de la plaza Almagro, puedo ver gente
sentada tomando sol en pleno invierno, mamás con sus hijos en el sector de
juegos, trabajadores que pasan en forma acelerada, cruzando la plaza para tomar
posesión de las paradas de colectivos, gente de edad avanzada en el sector de
las máquinas de gimnasia.
Es ahí donde me detuve, ya que hubo una imagen que me llamó la atención.
Un señor entrado en años, sentado en los
bancos que están frente a esas máquinas, leyendo este diario. Como me encantan
las historias pasadas, supuse que él tendría muchas cosas para contar.
LA PLAZA ANTES DE SER ENRREJADA
Me acerqué y le dije quién era, y su mirada me lo dijo todo: “No lo puedo creer, yo leo tus notas”.
Su nombre es Markel, de origen vasco, nació en este país en 1936, pero sus
padres vinieron de los países vascos y se instalaron en el barrio. Su papá (aita) como lo nombró él en idioma vasco,
trabajaba de lechero con un carro tirado por dos caballos. Muchas veces lo
acompañaba en su recorrido y entraba junto a él a las casas para dejarles a las
señoras, su pedido. Le encantaba ir porque eso significaba que no había clases
y además siempre le daban unos cuantos bizcochitos canales.
“Porque en esa época nadie
tenía miedo, todos se conocían y se tenían mucha confianza y respeto”, me lo dijo con melancolía.
Tuvo cinco hermanos, todos mayores a él, “pero ya no están,
imaginate yo cuento con 87 años, pasaron a una
vida mejor junto a mis padres”.
“Mi madre (amá como decían en
su país vasco), no sabía leer ni escribir, pero nos enseñó a escuchar a quien
habla, el respeto por el otro, a pedir disculpas o perdón ante alguna
equivocación y mi padre nos alentaba a estudiar y a trabajar”. “Fui a la
escuela Nº 23 de la calle Pringles, ahí me hice de muchos amigos, te imaginarás
que ya no hay muchos en esta vida”. “Respetábamos
a la maestra, nos acompañaba a cada uno cuando nuestra madre no podía venir a
buscarnos, era realmente una segunda mamá”.
Lamentablemente le tuve que decir que me tenía que ir, por mí me hubiese quedado
toda la mañana escuchándolo, pero las obligaciones llaman, dejé un hilo de
seguimiento para continuar con esta charla, para eso hay que esperar,
continuará…
Lucas Giannotti
Periodista
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