miércoles, 28 de junio de 2023

NUESTRAS HISTORIAS DE AYER


                      UNA ANTIGUA VISTA DE LA PLAZA ALMAGRO

Nuestras historias de ayer

 

Qué lindo es transitar por los caminos de la plaza Almagro, puedo ver gente sentada tomando sol en pleno invierno, mamás con sus hijos en el sector de juegos, trabajadores que pasan en forma acelerada, cruzando la plaza para tomar posesión de las paradas de colectivos, gente de edad avanzada en el sector de las máquinas de gimnasia.

Es ahí donde me detuve, ya que hubo una imagen que me llamó la atención.

Un señor entrado en años, sentado en los bancos que están frente a esas máquinas, leyendo este diario. Como me encantan las historias pasadas, supuse que él tendría muchas cosas para contar.


           LA PLAZA ANTES DE SER ENRREJADA

Me acerqué y le dije quién era, y su mirada me lo dijo todo: “No lo puedo creer, yo leo tus notas”.

Su nombre es Markel, de origen vasco, nació en este país en 1936, pero sus padres vinieron de los países vascos y se instalaron en el barrio. Su papá (aita) como lo nombró él en idioma vasco, trabajaba de lechero con un carro tirado por dos caballos. Muchas veces lo acompañaba en su recorrido y entraba junto a él a las casas para dejarles a las señoras, su pedido. Le encantaba ir porque eso significaba que no había clases y además siempre le daban unos cuantos bizcochitos canales.

“Porque en esa época nadie tenía miedo, todos se conocían y se tenían mucha confianza y respeto”, me lo dijo con melancolía.

Tuvo cinco hermanos, todos mayores a él, “pero ya no están, imaginate yo cuento con 87 años, pasaron a una vida mejor junto a mis padres”.

“Mi madre (amá como decían en su país vasco), no sabía leer ni escribir, pero nos enseñó a escuchar a quien habla, el respeto por el otro, a pedir disculpas o perdón ante alguna equivocación y mi padre nos alentaba a estudiar y a trabajar”. “Fui a la escuela Nº 23 de la calle Pringles, ahí me hice de muchos amigos, te imaginarás que ya no hay muchos en esta vida”. “Respetábamos a la maestra, nos acompañaba a cada uno cuando nuestra madre no podía venir a buscarnos, era realmente una segunda mamá”.

Lamentablemente le tuve que decir que me tenía que ir, por mí me hubiese quedado toda la mañana escuchándolo, pero las obligaciones llaman, dejé un hilo de seguimiento para continuar con esta charla, para eso hay que esperar, continuará…


                                 Lucas Giannotti 

                                      Periodista




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