ESTRAGOS POR EL TEMPORAL |
¿TEMPORAL Ó TORNADO?:
La pregunta
del título, aun no siendo sencilla, tiene una respuesta simple: fue un temporal
con vientos y lluvia – y en algunos sitios granizo – propios de un tornado. El
fenómeno meteorológico de las primeras horas de la noche del miércoles 3 de
abril de 2012 no dejó el rastro continuo
de destrucción que acompaña a un tornado, pero la intensidad del viento – hasta
120 km/h
– fue la propia de aquél, y conjuntamente con la lluvia torrencial concentrada
en una breve duración, fueron causa de 17 muertes y de un desastre impensado
en nuestras localidades. A esto se agregó para agravar la situación, el granizo.
Las consecuencias fueron voladura de techos, árboles tumbados e incluso
viviendas convencionales destruidas, también en la propia Ciudad Autónoma de
Buenos Aires y en nuestras barriadas de Almagro y Balvanera.
Se deduce
de lo anterior que no importaría si fue un tornado o un temporal, lo que interesa
es la furia del viento y la lluvia que caracterizaron al fenómeno natural, que
no los tuvo cuando en el verano de 2009/2010 un tornado hizo volar algunos
techos y tumbó árboles en Pehuajó. Más bien se parece al que causó la destrucción de
Joplin, en los EE. UU. y la muerte de casi un centenar de sus cincuenta mil
habitantes. Si es así es alarmante la creciente fuerza, intensidad y carácter
destructivo de estos fenómenos en la Argentina. Los ejemplos abundan. Hay nuevas y
más intensas sequías en las zonas habitualmente áridas de nuestro país. Lluvias
cada vez más torrenciales y concentradas en otras regiones húmedas, con su
secuela de inundación de las tierras bajas y la ribera de los ríos que provocan
pérdidas de
viviendas y muerte de sus habitantes, los que pertenecen a los sectores más
humildes de la población Se acompaña con
el retroceso de los glaciares y la fusión de las masas de hielos polares, un problema que
está despertando una enorme inquietud entre los científicos.
¿Es posible
detener esta marcha hacia el caos? Un experimentado dirigente político latinoamericano
ha manifestado que los dos problemas más graves que amenazan a toda
la población del Planeta Tierra son el cambio climático y… la guerra nuclear.
Todas las
acciones destructivas que los seres humanos han llevado a cabo pueden ser revertidos también por ellos. Se trata de remover
causas y adaptarse a las nuevas situaciones.
El calentamiento
global (aumento de la temperatura media
de la superficie terrestre) que da como resultado el cambio climático, se origina
en la creciente y excesiva acumulación de dióxido de carbono y de metano en
toda la atmósfera terrestre. Son el “inocente” gas de las gaseosas y el componente
principal del gas natural que se consume en las viviendas. Ambos se originan en la combustión de
combustibles fósiles para la generación de energía eléctrica y para el
transporte automotor, cuya demanda sigue creciendo en todo el mundo. Hay quienes
proponen reducir la demanda por el
combate al despilfarro, el llamado Uso Racional de la Energía, lo que es parte
de la solución pero no toda, ni mucho menos. Se piensa igualmente en restaurar
los bosques y praderas, que fijan el carbono y proveen el oxígeno necesario
para la vida.
De ningún
modo la salida
está en el regreso a la sociedad pastoril que proponen los ecologistas,
enemigos de toda actividad industrial so pretexto de ser contaminante, aun
cuando ésta sea mínima y tolerable. La cuota principal de la solución es el
aumento de la oferta por medio de las llamadas Energías “Limpias”: nuclear, hidráulica,
eólica, solar y mareomotriz – por oposición a las “Sucias”, así llamadas por el
hollín que siempre produce la combustión de hidrocarburos. En ese sentido,
la sustitución de los automóviles por vehículos eléctricos, ferrocarriles
eléctricos, subterráneos, y la utilización de hidrógeno en celdas de
combustible u ómnibus, como ocurre ya en Londres, forma parte de las medidas por tomar.
A lo
expuesto más arriba se le llama cambiar la matriz energética. Por cierto lleva
tiempo y cuesta mucho dinero. Pero lo que hace más difícil el cambio es que,
como el dióxido de carbono y el metano se difunden a toda la atmósfera
terrestre, debe llevarse adelante como práctica global, en todo el Planeta
Tierra; ningún país se salva por su propia cuenta, y esto requiere consenso y
voluntad política. Casi los hubo en 1997 en Kyoto (Japón) donde 166 estados
dijeron sí y solo uno dijo no. El problema fue que ese “uno” fue nada menos que
EE. UU., gobernado entonces por
George W. Bush. Dicha potencia es la
máxima emisora de dióxido de carbono y metano. Pero conforme avanza el cambio climático
y sus efectos se vuelven catastróficos, la mayoría de los pueblos del mundo –
incluido el estadounidense – cobran
conciencia y presionan a sus gobiernos
que, con el patrocinio de la Organización de las Naciones Unidas, se
acercan a la solución, poniendo límites a las emisiones en cada país.
¿Cómo nos
afecta el cambio de matriz energética a los argentinos? Por fortuna nuestro
país está ricamente dotado de recursos naturales y humanos. Hay un increíble potencial
eólico – llamado así por Eolo, el dios griego del viento – en la Patagonia, la
Provincia de Buenos Aires, Cuyo y el NOA. Existen múltiples oportunidades para grandes
emprendimientos hidráulicos. También en los centros urbanos es aplicable la
tecnología solar. No faltan yacimientos de uranio natural y de técnicos, para
proyectar y operar las centrales nucleares. Aun cuando no esté lista su
tecnología, hay insospechados potenciales de energía mareomotriz en nuestro
litoral atlántico. Y conjuntamente con Chile y Bolivia, contamos con el 85 % del
litio mundial para las superbaterías de los vehículos eléctricos.
Por lo tanto una nueva matriz
energética que conduzca a revertir el cambio climático en la Argentina es viable
y posible, y cuanto antes se ponga en marcha requerirá menos tiempo y menos
dinero. Habrá que doblegar poderosos intereses petroleros y financieros
internacionales, pero ello también es viable y posible. Diecisiete argentinos
muertos en el temporal que asoló parte
de la Ciudad de y el Conurbano al caer la noche del miércoles 3 de abril de
2012 nos lo están imponiendo.
Enrique Sulzer
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