jueves, 3 de mayo de 2012

EVARISTO CARRIEGO




 UN HOMENAJE A LA MUJER

7 DE MAYO DE 1883 - 13 DE OCTUBRE DE 1912

Ningún poeta nuestro ha rendido al eterno femenino un culto más hondo que Carriego. Fue la mujer el  motivo perenne de su canción, mejor dicho la mujer encarnada en la figura tierna, dulce, sufrida de la trabajadora explotada en las largas jornadas de la fábrica implacable. De la "costurerita que dio aquel mal paso", llevada por la miseria, en un país de principios del siglo XX, tan “cambalache” como inequitativo.
           La mujercita, "residuo de fábrica", aquella a quien en plena juventud el taller quebrantó para siempre, y que ahora, maltratada hasta por los suyos, enferma y muere en silencio.
          Carriego nos presenta a esta mujer en situaciones distintas tales que, en el espacio y en el tiempo, no podrían coincidir en una misma persona. Pero el fondo espiritual más íntimo de cada una de esas situaciones es idéntico, de modo que pueden tomarse como emanadas de una sola alma.
          Vivía a la sazón en aquella casa de Palermo (hoy convertida en museo), que fue su atalaya espiritual más destacada, en  el  barrio hoy sin malevos ni conventillos y sin El Maldonado. Pintó aquel suburbio miserable, destartalado, lleno de chicos y de mugre, cuadro que se extendía a otros barrios como La Boca, Pompeya, Barracas… 
          Espíritu esencialmente imaginativo, sentía las cosas con una intensidad que le impedía afrontarlas airosamente. Más tarde, le veremos convertido en un exaltado Quijote interior, con apariencia y hechos de un corderillo. En sus apenas 29 años de vida dejó una poesía que bebieron y prolongaron otros poetas.
          Sus obras son: Misas herejes (1908); La fonda; La bandera celeste; Vida del General Lamadrid; Vida y muerte en Aragón; La muerte del cisne; Tu secreto y Cuentos;  Flor de arrabal (1927.) Muchos de sus versos fueron musa inspiradora para Manzi, Discépolo, Contursi y otros.

Tu secreto
 
¡De todo te olvidas! Anoche dejaste
aquí, sobre el piano que ya jamás tocas,
un poco de tu alma de muchacha enferma:
un libro vedado de tiernas memorias.

Íntimas memorias. Yo lo abrí al descuido,
y supe, sonriendo, tu pena más honda,
el dulce secreto que no diré a nadie:
a nadie interesa saber que me nombras.

...Ven, llévate el libro, distraída llena
de luz y de ensueño. Romántica loca...
¡Dejar tus amores ahí sobre el piano!
...De todo te olvidas ¡cabeza de novia!

Evaristo Carriego

(Estos versos inspiraron a Enrique Cadícamo para su tango De todo te olvidas, del año 

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