CRITICA DE CINE:
Se despliega en este film la turbulenta relación entre el
joven psiquiatra Carl Jung (Michael Fassbender) y su mentor Sigmund Freud y la paciente de Jung, Sabina Spielrein
(Keira Knightley). A este trío se añadirá Otto Gross (Vincent Cassel) paciente
libertino y trasgresor de Jung, que influirá sobre éste.
El escenario donde transcurre es el de Zurich, la capital
suiza, a principios del siglo XX.
Carl Jung, por entonces discípulo de Freud con quien ha
trabajado sobre la asociación de
palabras, está comenzando a tratar a una joven cercana a los 20 años, con
enfermedades físicas y trastornos psíquicos, que se encuentra
internada en un hospital público de la zona.
Freud tiene un encuentro con Jung muy prolongado, que hoy
veríamos como una mezcla de salida social – pasan siete horas juntos- en la que
almuerzan, Jung supervisa su tarea hospitalaria con el maestro sin animarse a
desplegar toda la verdad sobre su relación con la joven paciente. Habla también de la incipiente amenaza nazi.
Nada hay aquí de la tradicional relación médico- paciente, o
analista –paciente, que sobrevendrá, como podemos observar.
Las reglas son incipientes aun al respecto, pero algo es
evidente y es la prohibición de la relación sexual entre la pareja terapéutica el discípulo se
cuida de contar en este encuentro que con su joven paciente ha habido ciertos
desbordes sexuales.
La preocupación de Freud – y esto es un dato pertinente- es
que la política que se avecina – el
nazismo- traiga consecuencias nefastas para la practica psicoanalítica, aun
considerada incipiente y audaz.
Lo primero que nos preguntamos ante este film, es si éste es
un Cronemberg con la marca en el orillo. De modo muy diferente a otras
películas de este intenso realizador, aquí salen a relucir lo más recóndito de
las pasiones y se da vuelta como un guante el tema de la relación analista-paciente. Junto con esto se desnudan
hipocresías y se derrumban tabúes: lo perverso, lo violento, que acostumbramos
a ver en este cineasta.
La transgresión de las normas no está dado en lo que siempre
vemos en el realizador-fenómenos físicos-crímenes etc, sino en el advenimiento
de una nueva disciplina que se gesta en un ámbito de discriminación y de
violencia extrema, que desembocará a
poco andar, en la 1ª Guerra Mundial. Una gran teoría sobre la Salud Mental se
desplegará en un mundo cada vez más nazi, y proviene de un médico judío como
dice el mismo Freud, encarnado
eficazmente por Viggo Mortensen.
Si lo pensamos, es ésta una película de terror superior a
muchas de las que filmara Cronemberg en el transcurso de su carrera
cinematográfica. Hay que saber verla.
Martha Silva
No hay comentarios:
Publicar un comentario