El Quijote y "La liberación de los Galeotes" |
EDITORIAL MAYO DE 2012 Nº 206
El
largo camino de los cambios políticos
en el país se encuentra plagado de dificultades. Los enemigos, internos y
externos ―que los hay y al por mayor―, permanecen agazapados en la oscuridad,
al amparo de los poderosos y de ciertos medios locales que hicieron historia
como La Nación, fundado por Bartolomé Mitre en 1870. “De tendencia tradicionalmente conservadora,
ha sido históricamente vía de expresión de sectores afines a la Iglesia
Católica, a las Fuerzas
Armadas y a los grandes productores agropecuarios de
la Argentina.” Así lo describe el portal Wikipedia, aunque se quedó corto.
A éste se le agrega el diario Clarín fundado por Roberto Noble en 1945, hoy con Héctor
Horacio Magnetto como propietario del 82%
de las acciones y a cargo de la dirección.
Ambos matutinos fueron premiados por la
Dictadura Cívico Militar usurpadora del
poder que les obsequió ―en pago de
favores pasados y futuros— la empresa Papel
Prensa, incautada a la familia Graiver,
cuyo titular David murió en México
el 6 de agosto de 1976 en un extraño accidente de avión nunca aclarado.
Fue durante
el gobierno de Menem que se les permitió a
los diarios monopolizar también radios y
canales de TV. Hoy el sistema constituye un monopolio multimediático: una verdadera
barrera ideológica al servicio del poder
económico, ligado la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) manejada desde Washington.
Así las cosas en una
nueva América Latina que se paró firme contra el Imperio y en la que, desde hace diez años, soplan fuertes vientos de cambio provenientes de
Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Argentina, Perú, Brasil, Paraguay y
Uruguay.
Es
histórico el certificado de defunción extendido al ALCA en Mar del Plata,
frente a la misma cara de Bush en la IV Cumbre de Las Américas del 4 y 5 de noviembre
de 2005. Ese fue el inicio de un cambio sostenido que se viene
acentuando y amplificando en el tiempo y en la geografía. Por estos días,
el 14 y 15 de abril de 2012 vuelve a fracasar la VI cumbre washingtoniana de las
Américas, ¡esperemos que sea la
última!
Sin
embargo, los enemigos no descansan. Son aún muy fuertes y cuentan con
poderosas modalidades de
dominación que únicamente la fortaleza y la unión de los pueblos
podrá doblegar, como dijo hace muy poco el presidente Chávez: “Estamos obligados a
ser un pueblo de gigantes.”¡Verdaderos quijotes!
No
todas las sociedades
introducen los cambios por igual, unos lo hacen más rápido, otros más lentamente, pero cuidado, porque el enemigo pegará en
el eslabón más débil, ya que sabe cómo y dónde hacerlo, poseen siglos de experiencia
de doblegamiento a otros pueblos. Ayer la demoledora campaña fue contra el
Vicepresidente Boudou, al tiempo que se ocultaba los procesos pendientes del
Jefe de Gobierno porteño. ¿Contra quién será la próxima acometida? ¡Una miseria
espantosa!
El Imperio
insiste con distintas formas de intervencionismo y sometimiento, ahora
intentándolo a través de la OEA y de la Escuela de la “Inter
American Defense Board”, una
versión corregida y actualizada de la tristemente célebre “Escuelas de las
Américas”. Estrenada hace cuatro años en Haití y ejercida con éxito en Honduras
con el derrocamiento de Zelaya, fue propuesta a la Argentina que, afortunadamente, la rechazó.
Por
eso en nuestro país debemos ahondar los
cambios, y responder con reformas profundas para frenar a quienes que desde las
sombras siguen colocando palos en la rueda. De ahí la necesidad de nacionalizar
YPF (hoy parcialmente concretada en
un 51%); nacionalizar los ferrocarriles
y extender nuevos ramales; evitar
mediante la ley de abastecimiento
la abrupta escalada de precios (que es parte de la desestabilización);
fortalecer el Mercosur y la
UNASUR, implementar urgente el Banco del
Sur, y apostar a la Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en lugar de permanecer
en la desprestigiada OEA.
Es hora de terminar de una vez por todas con
las Cumbres
de las Américas que tan discrecionalmente manejan los EE. UU., proceder tal como lo hizo Ecuador en una clara muestra de
valentía.
Las reformas a
medio camino son “pan para hoy y hambre para mañana”, además de correr el riesgo de
ser revertidas con facilidad. Debemos entonces ser pueblos gigantes, verdaderos quijotes de las
reformas si
queremos afianzar una América libre y unida.
La
opción sigue siendo “libres o dominados”,
la soberanía definitiva no es una utopía, debe ser una realidad.
Hasta la próxima
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