ÚLTIMO MURAL PINTADO SOBRE PERÓN Y GALLO |
Más de 12 años transcurrieron desde el
alumbramiento del proyecto Parque de la
Estación, presentado a la Legislatura local por el periódico Primera Página, con el aval de 2.300 firmas. Con el
tiempo el proyecto se hizo carne en el vecindario que adquirió conciencia de la
misérrima relación espacio verde-habitante, de apenas 0,25 m2.
Entonces el barrio de Balvanera era más chato,
había menos edificación alta y también tenía menos habitantes.
Pronto se unieron al proyecto asociaciones
vecinales como “La Casa del Barrio”, el “Centro Vecinal de Balvanera y Almagro”
y otras, además de recibir apoyo del entonces CGP nº 3 y numerosos partidos
políticos como el Justicialismo, el Frente Grande, las distintas vertientes del
Socialismo, el Partido Comunista, la Coalición Cívica y la Nueva Dirigencia.
Con la lucha barrial se consiguió la “Placita
del Mientras Tanto”, construida por los vecinos en los terrenos
ferroviarios de la antigua playa de cargas, que después se llamó Plaza Julio Cesar Fumarola, en recuerdo
del militante social y barrial secuestrado y asesinado por la Triple A.
Ningún sector partidario se atrevió a
reclamar para sí la paternidad de la plaza, cuyo origen pasó a ser patrimonio
de todos.
Sin embargo la meta de los vecinos no terminó
allí, fueron por más. Fueron por la totalidad de las seis hectáreas de los
terrenos en desuso de la zona, apropiados por diferentes empresas a lo largo de
diversos gobiernos.
La epopeya reivindicativa se amplió al vecino
barrio de Almagro, cuando se conformó la Asamblea
Popular de Plaza Almagro (APPA) que tomó en sus manos tema de los espacios
verdes, y en particular el citado parque.
Nuevos tiempos políticos sobrevendrían en el
barrio y en el país hasta que, en una masiva reunión en la Parroquia del
Tránsito, nació el grupo Vecinos por el
Parque de la Estación, al que adhirió también el párroco padre José María
Pazos.
Para entonces la relación espacio verde-habitante
había descendido a solo 0,19 por m2 y nuevos grupos políticos comenzaron
a agregarse en esta instancia: el Frente para la Victoria, Proyecto Sur, Bs. As.
para Todos, Nuevo Encuentro y Solidaridad e Igualdad.
Pese a ello, y de haber multiplicado los reclamos ante
funcionarios y legisladores, el ADIF (que administra los terrenos) desentona al
adjudicar una nueva concesión en el predio de Perón y Gallo para un
emprendimiento privado, con un contrato no solo falto de ética sino de dudosa legalidad,
a una sociedad constituida el mismo día de la adjudicación. Los vecinos no
admiten negociados privados sobre espacios públicos, más bien continúan
reclamando por su parque denunciando anormalidades como ésta.
Finalmente, y resumiendo etapas, el 11 de julio pasado se presentó a la
Presidencia de la Nación el proyecto adjuntando antecedentes y fotografías.
Los vecinos son optimistas y creen que en esta nueva instancia lograrán sus
históricos reclamos, porque el Parque de la Estación tampoco debe botín
particular de ningún grupo partidario.
Consejo de Redacción
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