África: el continente encontrado
JUNTEMOS TODAS LAS MANOS |
El
mundo ya no es lo que era, este comienzo de siglo trajo aparejado un mundo
multipolar donde si bien Estados Unidos no perdió la hegemonía militar, países
como China surgen como potencias económicas.
A nivel continental, la década pasada marcó el resurgimiento de América
latina gracias al abandono general de las recetas del FMI y a la locomotora que
significó Brasil. Si bien esto se mantiene, un nuevo jugador surge
inesperadamente y obliga a que le prestemos atención: África dejó de ser un
continente en decadencia y busca despegar de una vez.
El
alza de los commodities benefició en gran medida a los países africanos que se
destacan por el crecimiento de las exportaciones. Además un crecimiento anual
cercano al 5% está logrando generar una incipiente clase media en varios países
del continente, lo que estimula el mercado interno y aumenta la producción.
Según
informes de la ONU, entre las diez economías que más crecieron en los últimos
diez años se encuentran las de Angola, Nigeria, Etiopía, Chad, Mozambique y
Ruanda. Países que antes eran noticia por sus conflictos internos y por sus
dictadores ahora pelean por figurar entre los que más crecen.
Esta
realidad no escapa a los ojos de las potencias mundiales y por supuesto que
buscarán sacar provecho. Ya hizo punta China con crecientes y millonarias
inversiones en el continente negro. En
Sudamérica el fenómeno no pasa desapercibido ya que tanto Brasil como Argentina
buscan profundizar relaciones con sus pares africanos.
Pero
en un mundo capitalista los peligros acechan y África tiene dos recursos que en
el resto del globo no abundan: agua y petróleo. A los que le debemos agregar
los minerales. También hay varios países extracontinentales que buscan hacer
pie a través de la compra de tierras, para producir ellos mismos los alimentos
que luego se llevarán a su país. Es el caso de Arabia Saudita de grandes
recursos monetarios gracias al petróleo. Por su parte hay multinacionales que ya comienzan a
trasladar a sus empresas para aprovechar la mano de obra africana, muy joven y
más barata que en otros lugares.
Deberán
vigilar ahora los africanos que el progreso y el desarrollo no se transformen
en expoliación de sus recursos con la consiguiente pérdida de soberanía. El
pasado colonial debe servir para no repetir los errores que dejaron a África en
el subsuelo del Mundo.
Pablo Salcito
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