Un día como cualquiera, un padre de una
familia adinerada llevó a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito
que su hijo viera cuan pobre era la gente que vive en el campo.
Estuvieron pasando todo el día y la noche en una
granja de una familia campesina muy humilde.
Al concluir el viaje, ya de regreso a casa, el
padre le pregunta a su hijo:
Padre: ¿Qué te pareció el viaje?
Hijo: Muy bonito, papa
Padre: ¿Viste lo pobre que puede ser la gente?
Hijo: Si
Padre: ¿Y qué aprendiste?
Hijo: Vi que nosotros tenemos un perro en
casa, ellos tienen cinco. Nosotros tenemos una piscina larga hasta a la mitad
del jardín, ellos tienen un arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos lámparas
importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta
la muralla de la casa, el de ellos tiene todo un horizonte. Ellos tienen tiempo
para conversar y convivir en familia, tú y mi mamá tienen que trabajar todo el
día y casi nunca los veo.
Al terminar el relato, el padre se quedó mudo, y su
hijo agregó:
Gracias papá, por enseñarme lo ricos que podemos
llegar a ser!!!
Autor desconocido
El
hombre que pedía demasiado
Satanás: ¿Qué pides a cambio de tu alma?
Hombre: Exijo riquezas, posesiones, honores, distinciones... Y también
juventud, poder, fuerza, salud... Exijo sabiduría, genio, prudencia... Y también
renombre, fama, gloria y buena suerte... Y amores, placeres, sensaciones... ¿Me
darás todo eso?
Satanás: No te daré nada.
Hombre: Entonces no tendrás mi alma.
Satanás: Tu alma ya es mía. (Desaparece).
de Alejandro Dolina
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