“RECORDANDO
A LAURA”
Laura Bonaparte era psicóloga y una
activa luchadora de Madres de Plaza de
Mayo. Vecina
de nuestro barrio, solía frecuentar distintos
comercios, entre ellos el lavadero de Mario Bravo y Sarmiento, donde
entablábamos interesantes conversaciones: de
política, de cultura y de arte.
Era una mujer de
vasta cultura general y aguda sensibilidad social, de sonrisa amplia y espigada
figura de porte atlético, aunque de ojos tristes, de mirada profunda.
Anhelaba volver a
ver a sus familiares desaparecidos, arrebatados por el terrorismo de Estado,
que arrasó con su marido, hijos y yernos.
Conocedora de los
problemas de los más humildes, en los años ’70 brindaba apoyo a las personas
más necesitadas de trabajo desde el Hospital Evita, donde se desempeñaba. En
aquella época fue cuando tres de sus hijos, sus respectivas parejas y su esposo
fueron secuestrados y desaparecidos por el régimen que dejó un saldo de 30 mil
desaparecidos.
Laura llevaba en
su pecho las fotos de sus seres queridos, que no dejó de buscar durante toda su
vida.
Debió exiliarse en
México para salvar su vida, pero desde allí desarrolló una fructífera actividad
en defensa de los Derechos Humanos, además viajó por El Salvador y Guatemala,
como integrante de la Línea Fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, donde lo
soportó todo, transformando su dolor en lucha.
Nosotros, desde
nuestra militancia vecinal, solíamos frecuentar su casa de la calle Sarmiento y
Bustamante, una vieja pero robusta casona donde atesoraba sus recuerdos. Le
preguntábamos el porqué regresó del exilio, y ella respondía que aquí había dejado a sus seres
queridos y que hasta el último minuto de su vida
pensaba que podía volverlos a ver.
En el mes de junio
pasado nos dejó una mujer que fue de aquellas “Imprescindibles”, con
mayúsculas. Laura, hasta siempre, en cada instante de nuestra lucha nos
encontraremos.
Susana
Sosa
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