jueves, 1 de agosto de 2013

LAURA BONAPARTE



“RECORDANDO A LAURA”




Laura Bonaparte era psicóloga y una activa luchadora de Madres de Plaza de Mayo. Vecina de nuestro barrio, solía frecuentar distintos comercios, entre ellos el lavadero de Mario Bravo y Sarmiento, donde entablábamos interesantes conversaciones: de política, de cultura y de arte.
Era una mujer de vasta cultura general y aguda sensibilidad social, de sonrisa amplia y espigada figura de porte atlético, aunque de ojos tristes, de mirada profunda.
Anhelaba volver a ver a sus familiares desaparecidos, arrebatados por el terrorismo de Estado, que arrasó con su marido, hijos y yernos.
Conocedora de los problemas de los más humildes, en los años ’70 brindaba apoyo a las personas más necesitadas de trabajo desde el Hospital Evita, donde se desempeñaba. En aquella época fue cuando tres de sus hijos, sus respectivas parejas y su esposo fueron secuestrados y desaparecidos por el régimen que dejó un saldo de 30 mil desaparecidos.
Laura llevaba en su pecho las fotos de sus seres queridos, que no dejó de buscar durante toda su vida.
Debió exiliarse en México para salvar su vida, pero desde allí desarrolló una fructífera actividad en defensa de los Derechos Humanos, además viajó por El Salvador y Guatemala, como integrante de la Línea Fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, donde lo soportó todo, transformando su dolor en lucha.
Nosotros, desde nuestra militancia vecinal, solíamos frecuentar su casa de la calle Sarmiento y Bustamante, una vieja pero robusta casona donde atesoraba sus recuerdos. Le preguntábamos el porqué regresó del exilio, y ella respondía que aquí había dejado a sus seres queridos y que hasta el último minuto de su vida pensaba que podía volverlos a ver.
En el mes de junio pasado nos dejó una mujer que fue de aquellas “Imprescindibles”, con mayúsculas. Laura, hasta siempre, en cada instante de nuestra lucha nos encontraremos.

                                                  Susana Sosa





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