OTRA VEZ LA PLACITA FUMAROLA ES NOTICIA
INUNDADA TRAS LA ÚLTIMA TORMENTA |
La placita Fumarola, otrora “Del
mientras tanto”, urbanizada por los vecinos con su esfuerzo físico y
económico, es otra vez noticia, y desgraciadamente no para bien.
Desde su remodelación e
reinauguración hace pocos meses, se produjeron diferentes irregularidades.
Una de ellas es la falta de drenaje para el agua de lluvia, debido a lo cual tras cada
tormenta la plaza queda anegada durante varios días.
En el sector donde antes había
una mini canchita para los chicos se colocó un atracadero de bicicletas, que
nadie usaba, un cambalache que se complementaba
con una gran bicicleta de metal, hoy oxidada y antiestética. Finalmente se logó
retirar el atracadero. Un triunfo de los vecinos, queda así liberada la
canchita para los pibes.
El “famoso mural”, acordado como
un homenaje a Julio César Fumarola, solo representa figuras, raras algunas de ellas pero
sin ninguna alusión ni sentido al vecino homenajeado.
El
cartel que homenajeaba a Fumarola –costeado
por los vecinos– que se cayó durante la
última tormenta, fue retirado por la cuadrilla de limpieza y se encuentra en el
depósito municipal, según versión del personal de mantenimiento. Aún no ha sido
reinstalado allí donde debe estar: en la placita.
Las
puertas de la plaza no se cierran por las noches, y el lugar se
convirtió en un dormidero al aire libre de gente de la calle.
Los dueños de los perros no utilizan el canil, sino que dejan a sus animales deambular libremente por el
lugar, en consecuencia sus deposiciones quedan expuestas en el piso de la plaza
donde juegan los niños.
A pesar de la gran inversión
realizada en la remodelación, la placita no
cuenta con agua de riego, por lo que el césped y las plantas sufren las
consecuencias.
La
iluminación es deficiente, una gran parte de las luminarias no
funcionan.
No
se colocaron los bancos que fueron retirados, y solo hay dos
grandes de madera, uno de ellos ya destrozado, no
se sabe por obra de quiénes.
Los numerosos reclamos hechos en la
Comuna 3 no fueron suficientemente escuchados, lo que configura un silencio que
atenta contra este pequeño espacio verde, de tanto valor histórico y emocional
para los vecinos del barrio.
Marta
Romero
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