Organización
y movilización vecinal, un camino necesario para mejorar la calidad de vida
manzana "66" de Belgrano y Jujuy |
La enérgica e incansable lucha de
los vecinos dio sus frutos: lograron impedir la construcción de un microestadio
en Balvanera que iba a comenzar a fines de 2014. Se enteraron del proyecto por
los diarios, en abril, en ningún momento habían sido consultados sobre el tema.
La iniciativa apuntaba a erigir un microestadio cubierto multipropósito y de
forma oval con capacidad para 18.000 personas en la denominada “manzana 66”, la
delimitada por las avenidas Belgrano y Jujuy, y las calles Moreno y Catamarca,
a cuatro cuadras de Plaza Once. El lugar se convirtió en tierra arrasada desde
que se terminaron de demoler a fines de 2013 –después de tres años- los veinte inmuebles
allí emplazados; algunos estaban catalogados como patrimonio histórico y por
ley deberían haberse preservado. El predio de 10.000 m², valuado en u$s 28 millones, pertenece a la firma
Micrisol SA.
El complejo iba a constar de tres
bandejas de tribunas, tres subsuelos de cocheras, locales comerciales, un hotel
cinco estrellas, restaurantes, salón de eventos, e iba a tener conexión directa
con la estación Venezuela de la línea H de subte. El diseño arquitectónico iba a
estar a cargo del Estudio Bodas-Miani-Anger. En tanto, el emprendimiento iba a
ser gerenciado por la productora Ake Music, cuyo titular es Aquiles Sojo. El
empresario señaló que la obra iba a demandar u$s 120 millones que provendrían
de un fondo de inversores privados. La inauguración estaba prevista para
mediados de 2017.
Cuando tomaron conocimiento de la
iniciativa, el rechazo rotundo de los vecinos no se hizo esperar. Organizados primero
bajo el nombre de “Vecinos contra el microestadio”, después devenido en “Manzana
66, verde y pública”, comenzaron a movilizarse, a reunirse todas las semanas en
la Parroquia María Madre del Redentor -situada en México 2745-, a hablar con
legisladores de la ciudad, urbanistas y expertos en medio ambiente para
analizar el tema. Su oposición al proyecto se fundamentaba en las nefastas
consecuencias que –aseguraban- iba a acarrear para el barrio: mayor tránsito,
contaminación sonora, vibraciones en los edificios, mayor acumulación de
basura, problemas de seguridad, invasión de manteros y “trapitos”, dificultades
para el funcionamiento de hospitales cercanos como el Español y el Ramos Mejía.
Uno de los líderes de la agrupación de vecinos, Alberto Aguilera, revela: “Todos los sábados nos parábamos en la
esquina de Jujuy y Belgrano, volanteábamos y hablábamos con la gente. Le
preguntábamos ‘¿ustedes quieren un estadio?’ y la gente decía que no. La movilización
fue mucha porque ya teníamos problemas de tránsito, de seguridad, de limpieza, de
iluminación, de todo, y la idea del microestadio rebalsó el vaso. Ahora la
gente dice ‘¡basta!, queremos que nos pongan bien el barrio’”.
A esta conflictiva situación se
sumaba que, según el Código de Planeamiento Urbano, en esa manzana no estaba
permitido erigir un estadio de esa magnitud. Por lo tanto, para llevarlo a cabo,
era necesario que la Legislatura fijara una rezonificación.
En junio se desarrolló una
jornada especial de debate de vecinos y profesionales en el Normal Mariano
Acosta. El resultado del encuentro fue la elaboración de una propuesta
alternativa a la del microestadio, que propiciaba la expropiación del predio por
parte del Gobierno de la Ciudad y la construcción en el lugar de una plaza, un
polideportivo, un centro para jubilados, una escuela de nivel inicial y la
instalación del Conservatorio de Música Manuel de Falla, actualmente sin sede
propia. La idea recolectó 7000 firmas de adhesión. En octubre, los vecinos
presentaron este anteproyecto a la Legislatura; ya cuenta con el apoyo de 19
legisladores, a los que se agregarían los pertenecientes al Frente para la
Victoria y algunos de Unen. Así se llegaría a 30 votos favorables, la mitad del
recinto. Por el momento, no hay fecha de tratamiento del tema.
El presidente de la comuna,
Christian Etchezuri, reconoció que el proyecto del microestadio está
completamente descartado. Además, no existe ningún documento oficial que lo
sustente, se habría tratado de un mero acuerdo de palabra entre el gobierno
porteño y el empresario Sojo. En un principio, la iniciativa fue avalada por el
propio Macri en declaraciones radiales; sin embargo, posteriormente, ante la
fuerte oposición de los vecinos, Rodríguez Larreta se vio obligado a
desmentirla. Mientras tanto, sorpresivamente, en parte del terreno se están
construyendo seis canchas de fútbol 5, una confitería, un salón para eventos
infantiles y un estacionamiento.
Los vecinos volverán a reunirse en
la parroquia todos los miércoles a partir de marzo, siempre con el beneplácito
del padre Ricardo. “Vamos a juntarnos con la gente que lucha por el Parque de la Estación
y el Parque Caballito, y solucionar el tema verde de una vez por todas, que
salgan estos proyectos. Somos una de las comunas con menos espacios verdes.
Debemos hacer un movimiento grande para tratar de recuperar el barrio. Antes
del tema del microestadio, estábamos abandonados. Ahora se hicieron las rampas
para discapacitados, se arreglaron veredas, se están limpiando baldíos. La
comuna está respondiendo. También vamos a implementar un plan de plantación de
árboles en Balvanera”, remarca entusiasmado Aguilera.
Laura
Brosio
2 comentarios:
Vivo en la Comuna 6, del barrio de Caballito y me preocupa mucho, como sistematicamente, se fueron perdiendo espacios verdes ganados por el cemento. Disminuye la calidad de vida alarmantemente. Por eso apoyo esta iniciativa de los vecinos de Balvanera, al igualmque el Parque de la Estacion o el de Caballito, que bien podrian integrarse formando el aansiado corredor verde del oeste.
La verdad no entiendo por que se niegan a un micro estadio,eso seria muy favorable para el barrio y mucho mas para los hoteles
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