UNA SEDE PROPIA PARA EL MANUEL DE FALLA
El edificio de la esquina NO de Sarmiento y Gallo, que aparenta lindo y pintadito por
fuera, alberga en su escasa superficie a dos importantes conservatorios
musicales de la ciudad: el Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla y el Conservatorio de la Ciudad Astor Piazzolla.
Como es lógico pensar, aun estando en condiciones dignas de
habitabilidad por dentro, cosa que no ocurre, resulta
insuficiente para dos institutos musicales que crecieron en su alumnado en el último tiempo.
Desde hace ya varios años los alumnos del Manuel de Falla vienen
reclamando –sin éxito– una sede propia, adecuada para
albergar a su conservatorio, ya que
actualmente las aulas
se inundan, no tienen ventanas ni cuentan con la ventilación adecuada; niños,
jóvenes y adultos se hacinan en espacios reducidos; un laboratorio
de informática funciona en un espacio improvisado dentro de la biblioteca y las salas de ensayo no están acustizadas.
La obra ampliatoria (ya insuficiente) del tercer piso lleva cuatro años, de los cuales estuvo tres
paralizada.
Estos son algunos de los tantos
síntomas visibles de la crítica situación edilicia que atraviesa la sede
principal del Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla, una casa de estudios
que cuenta con una rica historia y que cumplirá 100 años en 2019.
En 2004, luego de trashumar por
distintas moradas, la institución se instaló en el edificio de la esquina de
Gallo y Sarmiento, donde ya funcionaba el Conservatorio de la Ciudad Astor
Piazzolla. Desde entonces, ambos conservatorios comparten las tres plantas de
la sede del barrio de Almagro.
"Es imposible ensayar, porque no
hay espacio. No se abren cátedras porque no hay lugar físico", comentó Gastón Ceruti, estudiante del profesorado de tango y folclore. Su
testimonio es similar al de otros alumnos, como Facundo Echeverría, que cursa la carrera de música antigua: "Un conservatorio tiene que tener condiciones edilicias básicas,
pero no se cumplen. Para estudiar música, lo acústico es fundamental y las
sedes de Gallo y el centro no son adecuadas”.
La Dirección General de Enseñanza
Artística (DGEART) que depende del Ministerio de Cultura de la Ciudad, gestionó la compra del edificio en la esquina de Gallo y
Sarmiento en 2002 para albergar al Conservatorio de la Ciudad Astor Piazzolla.
Cuando allí se sumó el Manuel de Falla en 2004, que hasta entonces funcionaba
en dos pisos del Centro Cultural San Martín, algunos lo vieron como una
solución temporaria a un problema de fondo: el histórico conservatorio –cuya demanda entre los estudiantes no para de crecer– nunca
tuvo un edificio propio.
"En 2013 empezó una obra
importante con una primera partida presupuestaria de unos 8,5 millones de pesos –contó la directora de la entidad, Silvia
Lester–, pero
debido al cambio de gestión y luego de un larga postergación, los trabajos
están ahora a cargo del Ministerio de Desarrollo Urbano".
Lester, acompañada por los
vicedirectores Mario Konikoff, Marcos Puente Olivera y Marta Sima, expresó su
preocupación por el estado de la obra, cuya prolongación causó problemas en los
pisos inferiores, y por el deterioro general de las instalaciones: "La obra estuvo parada más de tres años y recién se reanudó hace
pocos días".
Una segunda partida, que rondaría los
14 millones de pesos, habría sido asignada a esta segunda etapa de los
trabajos, pero los resultados no están aún a la vista. Los directores
expusieron los motivos por los cuales consideran que el conservatorio que hoy
funciona en la sede central (tiene otros cuatro anexos en escuelas y alquilaron
una quinta sede en Suipacha y Corrientes) requiere de un edificio propio, donde
la comunidad educativa de más de 3.400
alumnos y sus 500 profesores puedan aprender y enseñar.
Los problemas edilicios pusieron en
evidencia la incongruencia entre lo que la institución representa y su
realidad. Si bien los trabajos en el tercer piso se reactivaron recientemente,
las autoridades plantean que aún con la incorporación de nuevas aulas, las
instalaciones son insuficientes para un centro de formación para músicos y
docentes que ofrece un ciclo básico para niños y adolescentes, un ciclo
superior con 45 orientaciones diferentes para ejercer la docencia musical, y
títulos de grado y posgrado en diversos géneros y especialidades.
"Durante
la jefatura de gobierno de Aníbal Ibarra, había una idea de unir al Astor
Piazzolla y al Manuel de Falla, y
transformarlos en un instituto universitario
de las artes, pero eso no sucedió. El tema tiene muchas aristas, pero estamos
comprometidos a mantener los dos institutos, y continuar ampliando la oferta
educativa", relató el
director de la DGEART, Marcelo Birman al diario La Nación.
El funcionario egresado del Manuel de
Falla afirmó que la puesta en valor de infraestructura edilicia es una cuestión
prioritaria en la gestión. "Es algo
que requiere una inversión continua y sostenida en el tiempo", agregó.
Y reconoció que la reubicación del conservatorio es una "prioridad a resolver". "El ministro de Cultura de la Ciudad está muy al tanto del tema.
Estamos evaluando la resolución de la problemática, que debe ser tratada
consecuentemente, para no repetir el error original de cuando se llevó el
edificio a la calle Gallo. Es más complejo que mudar una escuela común, por la
cantidad de espacios y la acustización", explicó Birman. Con respecto
a los plazos de la obra del edificio actual, contó que las nuevas 11 aulas, una
sala sinfónica y una sala multimedia estarían terminadas en octubre próximo.
La comunidad educativa del conservatorio hizo circular un informe acerca
del deterioro edilicio, en el que afirmaba: "El
Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla exige y merece la adjudicación
o construcción de un edificio propio y en condiciones idóneas. El Conservatorio
Manuel de Falla espera cumplir los 100 años en su casa propia".
A través del comunicado, explicaron que
se trata de una institución pública y gratuita, que cuenta con una
multiplicidad de carreras. El instituto se encuentra "en estado de alerta
y asamblea permanente". Las gestiones proactivas del centro de estudiantes
logró asegurar un fondo de instrumentos, pero la situación edilicia sólo parece
agravarse.
"Es
muy difícil dar clases en estas condiciones", contó Nora Ruiz,
profesora del Plan Niños, en una de las aulas de planta baja. "Es muy importante que haya luz y una
buena ventilación; a medida que transcurre la clase sentís que te vas quedando
sin aire", agregó.
Fernando
Borrás,
estudiante de canto, piano y composición, comentó: "Cada vez que llueve entra agua y daña el patrimonio del conservatorio.
El edificio tiene que ser realmente apto para las funciones elementales y no
puede haber peligro y riesgo, porque la verdad que si llueve adentro del
tinglado donde está instalación eléctrica, ahí podría pasar
cualquier cosa".
Además del presupuesto de sueldos para
profesores y administrativos, el conservatorio cuenta únicamente con un
subsidio anual de 90.000 pesos, que en rigor es adjudicado a la asociación
cooperadora. Según los directivos, la institución requiere una mayor autonomía
que permita acompañar su crecimiento, y que a la vez permita mantener su nivel
educativo.
Una de las características más
relevantes del Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla es que su
oferta académica es muy amplia en las edades de los estudiantes (va de los
inicios al posgrado) y en la enorme diversidad de sus carreras y tecnicaturas.
Desde sus modestos comienzos con 40 alumnos, hace 98 años, hasta los actuales,
que son más de 3.400, "el Falla", como lo
conocen alumnos y docentes, incluye un Plan Niños, carreras de grado de canto e
instrumentos, a las que se suman otras carreras de composición, dirección coral
y dirección orquestal. Últimamente se incorporaron las especialidades de
etnomusicología, producción musical didáctica, tango y música folclórica, jazz
(esta tecnicatura fue la primera pública), música antigua y la Diplomatura
Superior en Música Contemporánea. No menos impresionantes son los músicos que pasaron por la institución, ya sea como docentes o
como alumnos. Carlos Guastavino, Juan Francisco Giacobbe, Roberto García
Morillo, Alfredo Rossi, Virtú Maragno, Rodolfo Caracciolo, Jacobo Ficher y
Sebastián Piana son sólo algunos de aquellos.
Es
de esperar una pronta solución al reclamo estudiantil, que es el reclamo también de toda la sociedad.
Marta
Romero
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