Avenida Díaz Vélez casi
esquina Mario Bravo, las 8 de una mañana de
otoño del mes de junio, con 2 grados de temperatura y menos aún de sensación
térmica.
Son cuatro bultos que pasan inadvertidos para los centenares
de personas que transitan por el lugar y para los miles y miles de
automovilistas que circulan por la avenida.
Esos cuatro bultos pertenecen a cuatro personas, cuatro
seres humanos que pernoctaron la noche anterior en
plena intemperie sin que nadie los notara.
¿Ningún funcionario del Gobierno
de la Ciudad pasó por el lugar?
Parece mentira pero es la realidad, es una cruda realidad
que se puede ver todas las mañanas en muchísimos puntos del barrio, en
muchísimos puntos de la ciudad, especialmente cerca de las estaciones (la del
Once, en nuestro barrio).
Mientras tanto se discute si son mil o varios miles quienes
duermen en la calle; para las estadísticas son sólo uno u otro número, no son
seres humanos.
Y en esa discusión se agota el no hacer nada. En los últimos
tiempos se nota un considerable aumento de este
tipo de apariciones en las madrugadas de un invierno que amenaza ser cruel.
Luego vendrá para el anecdotario si son vagos, si son
despedidos, pero sí son seres a los que la sociedad les
dio la espalda vaya a saber con qué argumento, ninguno será válido, porque
nadie debe ni puede dormir en la calle, y más en invierno.
Debemos todos hacer un mea
culpa, y especialmente las autoridades que deben habilitar en forma
inmediata, antes de que sea tarde, un lugar
techado y resguardado del viento, la lluvia y el frío, para que estos seres
olvidados pasen la noche, y además para que se les
brinde un plato de sopa caliente, un colchón y una frazada, luego se deberá
pensar en el aseo mínimo que también es necesario.
¡¡¡Alerta argentinos!!! Que
esto pasa en la capital de la república, de una república que se precia de
cristiana y democrática… ¡¡¡De qué estamos hablando!!!, ni pensemos lo que puede estar
pasando en el interior profundo de este bendito
país, en las villas miseria, en los rancheríos rurales y en las plantaciones de
la gran pampa húmeda.
País rico y desigual, injusto y agresor de los débiles y
desamparados.
Esta es otra de las grandes asignaturas pendientes que pocos
ven o que algunos cierran los ojos para no ver.
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