ORÍGENES DEL PROYECTO PARQUE DE LA ESTACIÓN,
LA PLAZA DEL MIENTRAS TANTO Y LA PLAZA FUMAROLA
LOS COMIENZOS DE LA PLACITA DEL MIENTRAS TANTO AÑO 1974 |
La historia y la memoria son los
mecanismos claves para definir, junto a la paciencia y el empuje constante, el
origen del proyecto “Parque de la
Estación”, la “Placita del Mientras
Tanto”, la “Plaza Fumarola” y finalmente
la aprobación por unanimidad en la Legislatura
de Buenos Aires de la primera parte del tan ansiado proyecto, que a la fecha lleva ya 17 años de lucha firme de
los vecinos por dicho espacio verde.
Todo comienza un 19 de abril del año 2000, cuando el periódico
Primera
Página presenta a la Legislatura de
Buenos Aires un proyecto de ley, acompañado de 2.320
firmas de vecinos, y del entonces “Centro Vecinal de Balvanera y Almagro”.
Mucho
camino fue recorrido y otras organizaciones de vecinos se unieron y apoyaron el
proyecto, desde diputados nacionales, legisladores locales, directoras de
colegios de ambos barrios, la Iglesia del Tránsito, la
Casa del Barrio, el entonces CGP (Centro de Gestión y Participación) de
Balvanera, y por sobre todo centenares de vecinos que abrazaron la creación de
aquel pulmón verde, entre dos barrios que sólo tienen apenas 0,20 m2 de verde
por habitante, cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda de entre
10 y 15 metros.
En el camino nace otro proyecto,
que hacen realidad los vecinos al hacerse cargo
de la antigua playa de cargas de Perón, entre Anchorena y Jean Jaurés,
construyendo con sus propias manos y recursos
financieros una pequeña placita, a la que llamaron “Plaza del Mientras Tanto”; corría entonces el año 2004.
Nombre que sintetizaba la
voluntad de continuar peleando por el proyecto principal, el Parque de la Estación, pero ya desde la realidad de
haber conquistado un espacio que luego se transformará en la actual “Plaza
Fumarola”, nombre que reivindica a un vecino, activo militante popular del
barrio y reportero gráfico, secuestrado y asesinado por la Triple A. Nombre que hizo justicia, tanto a la lucha vecinal,
como a la de los Derechos Humanos, y al mantenimiento
de la memoria.
En aquel camino nacen otras organizaciones
barriales, como “la Asamblea Popular de Plaza Almagro” (APPA), y “Vecinos por el Parque de la Estación”, las que le darán nuevos impulsos al antiguo
proyecto nunca olvidado Parque de la Estación, así como nuevas gestiones ante
la Legislatura de Buenos Aires, y hasta con la
Presidencia de la Nación.
El primer
proyecto fue presentado el 23 de diciembre del año 2003, al entonces presidente
Néstor Kirchner, y se obtiene respuesta el 26 de abril del 2004, a través de la
entonces ONABE, que si bien no da consentimiento al proyecto, deja una puerta
“entornada” que dará lugar a nuevas gestiones en el mismo organismo y en sus
ulteriores, ADIF y el actual ABE, todas con resultados inciertos.
Vale aclarar que estos organismos de administración
de bienes ex ferroviarios, siempre otorgaron
“concesiones precarias”, con bajos y sospechosos cánones, que dieron
perennemente que hablar, y en el afán de mantenerlos, ningunearon todo proyecto
que se los privara de ellos.
Finalmente, aquella plaza Del Mientras Tanto fue reconocida
oficialmente, no sin haber realizado decenas de reuniones, festivales
barriales, gestiones y batallas con la
legislatura y funcionarios que siempre minimizaron la participación vecinal
barrial.
Muchos años más tarde –17 años–, la
Legislatura de Buenos Aires aprueba por unanimidad la creación del Parque de la
Estación, que es el proyecto que se está por llevar a cabo,
y del que se encuentra ya licitada la primera parte, la
del sector norte, entre las vías del ferrocarril y la calle Perón, entre
Sánchez de Bustamante y Anchorena.
Como “prenda de cambio”, los
vecinos tuvieron que ceder –no sin hacer notar
en ambas audiencias públicas su disconformidad–,
el sector hoy usurpado por la agencia de carreras de la calle Bartolomé Mitre
entre Anchorena y Jean Jaurés; donde se
levantaría un edificio de hasta 60 metros de altura para emprendimientos
particulares.
La empresa ganadora de la
licitación fue Cunumí S.A., con un presupuesto de $ 117 millones de pesos. Esta sociedad contratista quedó en la mira por múltiples
irregularidades, lo que hoy coloca un manto de dudas a futuro; su dueño, Raúl Nicolás Orsini, fue
uno de los involucrados en el escándalo Skanska que admitió haber facturado en
2005 obras públicas que nunca realizó a la firma sueca pagadora de coimas. Orsini fue procesado en 2010 por el ex juez Norberto
Oyarbide, no obstante continuó haciendo obras para el gobierno de la Ciudad.
Es de esperar que este
asunto no se convierta a corto plazo en una imprevisible pata negra en las
obras del futuro Parque de la Estación, que tantos años y sacrificio le costó a
los vecinos del barrio.
Consejo de Redacción
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