Ayudar a las mujeres a
construir una vida libre de violencia
EL CIM Elvira Rawson, en Salguero 765 |
En los últimos años la problemática de la violencia de género se ha
acentuado dramáticamente en nuestro país. Esto se ve reflejado en el gran crecimiento
del número de casos producidos y su gravedad extrema. Desde 2015 el colectivo Ni una menos colocó el tema en el
centro de la escena e hizo que la sociedad tomara conciencia de la importancia
del flagelo y de la necesidad de promover la salud integral de las mujeres.
En este marco, es fundamental el rol que debe cumplir el Estado respecto
a la cuestión, de la cual no puede desentenderse. En el caso del gobierno
porteño, viene teniendo una política firme en este sentido con la creación de
los denominados Centros Integrales de la
Mujer (CIM) desde 2011. Hasta el momento hay 11 centros distribuidos en 9
comunas. Son espacios de asistencia, orientación y acompañamiento a mujeres que
sufren o sufrieron violencia de género. Se les brinda atención psicológica
individual y grupal, asesoramiento legal, patrocinio jurídico gratuito, redes
de apoyo a través de instituciones (escuelas, centros de salud) y grupos de
familiares y amigos de la víctima. Se acompaña a las mujeres en todo el proceso
judicial que se inicia a partir de la denuncia realizada; sin embargo, debe
aclararse que los centros no son lugares para formular denuncias.
En cuanto al trámite que debe hacerse, la mujer puede comunicarse
telefónicamente o acercarse directamente al centro. En el lugar, una
recepcionista y una trabajadora social le realizan la entrevista de ingreso y
evaluación, y la orientan de acuerdo a su problema. Luego se pautan entrevistas
que contarán con la presencia de una psicóloga, una trabajadora social y una
abogada. Como se ve, se trata de un abordaje interdisciplinario. En esos
encuentros se determina el tratamiento que cada mujer necesita.
“Concurren aproximadamente 200 mujeres por centro por mes. Son mujeres
de diversas características, de todas las clases sociales, que se encuentran en
cualquier momento del círculo de la violencia. En general, son mujeres que
están poco empoderadas, que muchas veces no tienen trabajo, no tienen otras
herramientas, no están con una red de contención que pueda acompañarlas en este
proceso. Algunas se acercan espontáneamente antes de pensar siquiera en realizar
la denuncia; otras, a partir de una situación de violencia física particular o después
de haber efectuado la denuncia, derivadas por la Justicia o desde la misma
comisaría. En tanto, hay mujeres que vienen para comenzar a charlar sobre su
condición de violencia que no necesariamente tiene que ver con violencia física
sino que quizás hay violencia económica, obstétrica, simbólica”, explica Agustina Señorans, directora general de la Mujer de la Ciudad de Buenos Aires.
Además de los CIMs, en la citada repartición hay diversas iniciativas
que ayudan a la mujer a construir una nueva vida libre de violencia. En este
sentido, un programa llamado Lazos asiste a mujeres que fueron
víctimas de violencia por parte de sus hijos. Otros programas se ocupan de los delitos
sexuales, los noviazgos violentos, el maltrato infantil –ya que los niños son víctimas colaterales
de la violencia doméstica– y
el acoso callejero. Se trabaja con equipos especializados en cada problemática.
“Lo que tienen de especial nuestros centros integrales es que pueden
dar respuesta a las mujeres en cualquier circunstancia y realizar un
acompañamiento de acuerdo a cada situación. Desde la Dirección General lo que
hacemos es acompañar desde lo terapéutico y con una mirada de trabajo social,
una mirada interdisciplinaria en el fortalecimiento de esas mujeres que primero
tienen que reconocerse víctimas de violencia, aceptar que tomaron la decisión
de pedir ayuda y de salir de ese círculo de la violencia”, expresa Señorans.
En la última etapa del acompañamiento se genera un espacio de
empoderamiento con el fin de que la mujer recobre su condición de sujeto. Se
proponen diferentes técnicas vivenciales, ejercicios de relajación, respiración,
expresión corporal, yoga y recursos audiovisuales. Una vez que las mujeres
culminan los tratamientos correspondientes, se procede al seguimiento de los
casos.
Las mujeres víctimas de violencia doméstica y delitos sexuales
disponen de la línea gratuita 144
que funciona todos los días las 24 horas. “En la línea 144 atienden trabajadores
sociales, psicólogos, psicólogos sociales y abogados, especializados en la
temática de violencia de género. No es una línea de denuncia, es una línea de
emergencia, que brinda asesoramiento, información y contención. Muchas veces
las mujeres que llaman al 144 son derivadas al centro integral más cercano a su
domicilio para que puedan tener una atención personalizada”, precisa la
funcionaria.
En Almagro se encuentra el CIM Elvira Rawson, en Salguero 765, el
teléfono es 4867-0163. En tanto, en Balvanera se halla el CIM Arminda Aberastury, en Hipólito Yrigoyen 3202, el teléfono es 4956-1768. En este último centro se
ofrecen distintas actividades orientadas a la cuestión de género: talleres de
reflexión, cine-debate, talleres creativos y talleres de narración oral. A la
vuelta del Aberastury, en 24 de
Noviembre 113, está el CIM Margarita
Malharro, que funciona de lunes a viernes las 24 horas; el teléfono es 4931-6296.
Laura Brosio
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