En homenaje al 73º aniversario de la muerte del Morocho del Abasto
UNA DE LAS ÚLTIMAS FOTOS DE GARDEL ANTES DEL ACCIDENTE |
[Revista La Canción Moderna N° 370, 22 de abril de 1935]
New York, marzo 10 de 1935
Señor Carlos de la Púa (Buenos Aires)
Querido amigo:
Toda la amalgama de cosas que envuelve la vida de este país
haciéndola febril y aguda, no hace que yo olvide a los amigos como vos.
Testimonio de esto: estas líneas de cariñoso
saludo. No puede ser de otra manera, sólo atenciones y buenas ausencias hacen
de mí. Sólo palabras de admiración y cariño
brotan sinceras de ti. Gracias, viejo amigo, que
desde lejos alienta a los que como yo, todos sus actos son miras a nuestro
querido Buenos Aires. Ni Europa ni esto me
cambian. Trabajo mucho, pero una sola cosa alienta este esfuerzo, haciéndome
tesonero y cuerpeándole todos los días a la tentación; mi vuelta al pago.
Porque mi viejo, yo también creo que me habré
ganado, a pulso, la tranquilidad, pero no la tranquilidad del burgués, que sólo
piensa en comer y dormir bien, sino la tranquilidad en compañía de mis mejores
afectos, las reuniones en buena compañía, las tenidas mano a mano, las grandes
"cantadas" para esos cuatro amigos que siempre estarán a mi lado, las bromas y algunas que otra
"palmera" para despuntar el vicio... Como siempre, viejo, como
siempre. Créeme que si no fuera por estas esperanzas, alguna vez ya hubiera
largado, pero sería un error de mi parte. La suerte me acompaña. No puedo
quejarme de nada. Mucho es mi entusiasmo por ganarme la tranquilidad, pero no
por eso sacrificaría nada que fuera desdoroso o penoso para mí. Buena gente y buenos dólares que multiplicados por
cuatro son muchos pesitos.
Proyectos y realidades... ¡como
siempre! Acabo de terminar una película "El día que me quieras". No te oculto mi buena impresión.
Asunto, intérpretes, música. Todo, creo, se ha
juntado para realizar un buen film. Varios directores, entre ellos Martínez
Sierra, han dado su opinión, francamente favorable. Son "semáforos" y
nunca encuentran nada bien. Pues bien, el mañoso don Gregorio no ha ocultado la
impresión óptima, y sobre todo, la admiración a un tangazo bárbaro que me canto
en ella. Creo que las musas se acordaron de mí, inspirándome para escribirlo.
Es bueno, derecho. Pronto lo oirás, pues veo que los muchachos de esa se
prenderán y lo cantarán hasta con "ocaraina" (ocarina). También dicen
las malas lenguas, que mi interpretación es muy
superior a las anteriores. Sin hacerme mayores ilusiones, debemos aceptar un
progreso natural ya que me encuentro más familiarizado con la cámara, y que me
gusta mucho el rol que hacía. En resumen, que ésta es una buena película... o
yo no sé nada.
Mañana empiezo otra. Terminaremos en quince días. Ya te
pasaré el santo, una vez terminada, antes, todas son esperanzas. Enseguida haré
una rápida tournée por Cuba, Puerto Rico, México y Venezuela. La Paramount me
ha dado unos meses de descanso y yo aprovecho para conocer esos países y
traerme algunos dólares, creo que el éxito me acompañará, pues hay verdadera
expectativa, perceptible en el interés de los empresarios. Me acompañará un
profesor de inglés, puesto por la misma casa Paramount, pues debo regresar
sabiendo el idioma de Shakespeare. ¿Para qué? Para la filmación de una serie de
películas americanas. ¿Qué te parece? ¡A mis
años prendido como en mis mejores tiempos! No te oculto todas estas cosas
porque sé la alegría que te proporciono. Esto representa mucho: dólares y éxito: la tranquilidad se aproxima... la
vuelta definitiva. Otra vez amigos, otra vez Buenos Aires, otra vez mi vida. Cuántos motivos entonces de reunirnos, cuántas
cantadas en "petit comité". ¡Entre copetín y copetín un cuento... un
abrazo... ¡un tango!, una fija y una
"palmera".
A mi casa, aquí, los buenos amigos la llaman "la
embajada argentina". Le Pera, Enrique de Rosas, Tito Lusiardo, Ernesto Giménez, mis guitarristas, algunos otros
argentinos, forman un grupo de amigos que tratamos de –unidos– mantener
latente, en franca camaradería, el espíritu porteño. Mucha música, alegría
entre mate y mate... y alguna noche whisky y alguna "girl" americana
para estrechar lazos americanos... y siempre el mismo final, cuando nos
encontraremos otra vez reunidos allí...
¿Y a vos como te va?, espero
que estarás bien y contento, con tu buen humor y optimismo proverbiales. Me dicen
que aquello está cada día más lindo. ¿Es verdad? Decime que sí. Tengo tantos
deseos de volver que a veces no quiero escribir, porque me asalta una pequeña
tristeza recordando tantas cosas... toda mi vida hermano.
Hermano Carlos, el próximo viernes cantaré desde aquí para
la muchachada de "La Canción Moderna" y no te imaginas con cuánta
satisfacción lo haré. Muchachada linda que nunca olvido. Me va a parecer que a
través de la distancia, por medio de la radio, estaré con todos ustedes, mis amigos
y con ese público para quien tengo siempre a
flor de labio una palabra de agradecimiento y un recuerdo grato. Cuando te vea
te voy a dar un abrazo, que van a sonar los huesos. ¡Tengo tantas cosas que
contarte! Bueno viejo. Lo que no te escribo, pensalo bien, es muy grato para
vos. Espero tener pronto carta tuya, te comprometo a ello y hasta entonces recibí
todo mi cariño y la firmeza de mi inquebrantable
amistad.
Te abraza
Carlos
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