ROSA
LUXEMBURGO
ASESINADA EL
15 DE ENERO DE 1919
“LA ROSA
ROJA DE LA REVOLUCIÓN”
“En 1919, la
revolucionaria Rosa Luxemburgo fue
asesinada en Berlín. Los asesinos la rompieron a golpes de fusil y la arrojaron
a las aguas de un canal.
En el camino, ella
perdió un zapato.
Alguna mano recogió
ese zapato, tirado en el barro.
Rosa quería un
mundo donde la justicia no fuera sacrificada en nombre de la libertad, ni la
libertad fuera sacrificada en nombre de la justicia.
Cada día, alguna
mano recoge esa bandera.
Tirada en el barro,
como el zapato.”
Eduardo Galeano
Aquel 15 de enero de 1919, tras purgar años de cárcel, Rosa Luxemburgo filósofa, fogosa oradora, activista política, y economista, fue asesinada a manos de soldados alemanes, en las postrimerías de su
derrota en la Primera Guerra Mundial.
Fue ejemplo de lucha revolucionaria, autora de numerosos libros y escritos,
en su intensa vida mezcló la teoría y la práctica
revolucionaria, oponiéndose al reformismo de Eduard Bernstein del Partido
Socialista, bregando “Por un mundo donde
seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.”
Polémica y de agudas opiniones como militante y
oradora, fue plasmando frases que compartía con sus colegas de aquella época, como: “El socialismo no
es, precisamente, un problema de cuchillo y tenedor, sino un movimiento de
cultura, una grande y poderosa concepción del mundo” (de la carta de Rosa a Franz Mehring en febrero de
1916); hasta se atrevió a hacerle
críticas a Carlos Marx, sobre la posible extinción del capitalismo y a Vladimir
Lenin, sobre métodos de manejo de tácticas revolucionarias, sin embargo éste
último sentía gran admiración por Rosa Luxemburgo como
una gran líder revolucionaria.
Los inicios
de Rosa
Fue la
ciudad Zamość, en el reinado de Polonia
controlado por Rusia, el lugar donde Rosa Luxemburgo vendría a la vida, nació
el 5 de marzo de 1871, en el seno de una familia judía polaca.
A los 9
años inició estudios en el Liceo femenino de
Varsovia; unos años después, al tomar conciencia de la situación de miseria e
incluso de tiranía que preponderaba en su país,
decide participar en el partido polaco de izquierda llamado Proletariat.
Culminó
sus estudios con excelentes resultados, sin embargo, sus acciones políticas le
obligan a emigrar a Suiza para evitar ser arrestada, una vez allí se inscribe
en la Universidad de Zúrich y entabla amistad con otros líderes socialistas
entre quienes destacan Leo Jogiches, de quien fue pareja, con quien compartiría
gran parte de su vida y con Anatoli Lunacharski, revolucionario marxista.
Fundó el
periódico “La causa de los trabajadores”, junto a Leo Jogiches,
en crítica oposición a las políticas de su Partido Socialista polaco y un tiempo
después fundaron el Partido Socialdemócrata del Reino
de Polonia, siendo la mayor teórica de la socialdemocracia de su país.
“Quien no se mueve, no siente las cadenas”
A su enorme curiosidad vital, su gran inteligencia y su carácter
rebelde y valiente, unía unas grandes dotes de oratoria y de dialéctica, que
combinadas con la formación, la docencia y la capacidad de análisis marxista la
llevaron a una activa militancia política en la que, por su carácter crítico,
terminó por ganarse el respeto, pero también los recelos, de muchos de sus compañeros.
La mujer a quien el líder soviético Vladimir
Lenin llamaría el "Águila de la Revolución", nació en 1871, pocos
días antes de que los obreros franceses proclamaran la Comuna de París y murió
poco más de un año después de la conquista del poder por los bolcheviques rusos
en la “Revolución de Octubre”. Su vida abarcó una gran época histórica, las cinco décadas que se
abrieron con el primer ensayo general de revolución socialista y se cerraron
con el nacimiento de una nueva era para la humanidad.
Durante toda su vida –desde su despertar político cuando iba a la escuela en Varsovia hasta
su asesinato en Berlín en 1919– Rosa dedicó su tremenda energía, capacidad y fuerza intelectual a
la revolución socialista mundial. Comprendió que se jugaba el destino de la humanidad
y, como mujer de
acción, se entregó totalmente a esa gran batalla histórica.
Dos semanas antes de su asesinato les dijo a sus camaradas: “Hoy nos podemos proponer la destrucción del
capitalismo de una vez por todas. Más aun; no sólo estamos en situación de
cumplir esa tarea, no sólo cumplimos con nuestro deber para con el proletariado,
sino que nuestra solución es el único medio para salvar a la humanidad de la
destrucción”.
Ésa fue
la convicción que guió su intensa vida de gran
revolucionaria, polémica y osada, que se atrevió a criticar diferentes aspectos del marxismo y del leninismo, aunque
siempre con la altura intelectual de quien posee elementos suficientes para hacerlo.
rememoración en Alemania |
A su vez Rosa reivindicó el feminismo, pero siempre desde
un punto de vista clasista, en su lucha por la igualdad, de género como de
clase, en una época en que la mujer estaba sometida tanto por los hombres como por
las políticas retrógradas, el marxismo recién hacía sus primeros pasos
prácticos, relegado de las teorías estrictas y Rosa aborda distintos temas
polémicos que aún hoy no fueron desentrañados entre la teoría y la práctica.
Reivindicada desde diversas esferas de la izquierda, sus ideas y
sobre todo sus polémicas han sido desfiguradas y falsificadas en multitud de
ocasiones. Sin embargo, y a pesar de eso, sigue siendo amada y admirada por los
políticos más combativos, y ya en el siglo XXI continúa siendo sinónimo de
rebelión y revolución. Nadie puede quedar indiferente ante su dura y
comprometida vida.
La Liga Espartaquista
La Liga Espartaquista (Spartakusbund
en alemán) fue un movimiento revolucionario marxista organizado en Alemania
durante los últimos años de la Primera Guerra Mundial, fue apodada así en honor a Espartaco (líder de la mayor rebelión
de esclavos del Imperio romano); fundado por Karl Liebknecht, Rosa Luxemburgo, Clara
Zetkin y otros. Posteriormente, la Liga pasó a llamarse Kommunistische Partei Deutschlands
(KPD, Partido Comunista de Alemania, en español). Su
período de mayor actividad fue durante la Revolución alemana
de 1918, cuando intentó incitar a una revolución mediante la circulación del
periódico Cartas de Espartaco.
El 1º de
enero de 1919, la Liga Espartaquista/KPD participó (pero no la inició) en una revolución comunista de breve duración en Berlín,
aun ante las advertencias de Rosa Luxemburgo y de Karl Liebknecht, quienes
argumentaban que la rebelión era débil y que no contaban con el apoyo total de
la clase obrera.
La
revolución (luego conocida como levantamiento espartaquista) fue
derrotada por las fuerzas combinadas del Partido Socialdemócrata de Alemania,
los remanentes del ejército alemán y de los grupos paramilitares de extrema
derecha conocidos como Freikorps, a las órdenes del canciller Friedrich Ebert.
Luxemburgo
y Liebknecht, entre muchos otros, fueron masacrados por los Freikorps, y sus
cuerpos arrojados al río. Centenares de Espartaquistas fueron ejecutados en las
semanas que siguieron a la sublevación. Los restos de la Liga se disolvieron en
el Partido Comunista de Alemania (KPD) que conservó el periódico de la liga, Die
Rote Fahne (La bandera roja), como
su publicación.
Por otro
lado, se ha convertido en una suerte de moda que aquellas corrientes
socialdemócratas, hoy hegemónicas en el movimiento feminista, traten de
edulcorar a Rosa, convirtiéndola en una “feminista
más”, defensora de los derechos “de todas las mujeres”
sin importar cuál fuera su clase social.
Sin
embargo el mal llamado “El feminismo” nació el día que una mujer dijo no a los
sometimientos que la dominación masculina imponía. O quizás, lo que dijo fue
sí, pero lo hizo con inteligencia, como Sherezade, que hilaba historias cada
noche, para no dejar su destino al albur de un hombre, quien además disponía de
su vida desde la superioridad que su inventada condición de rey le otorgaba,
según opina Raquel Martínez-Gómez.
Borón y Rosa
Atilio Borón, sociólogo y politólogo
argentino, subraya que para Rosa Luxemburgo “reforma y revolución no son dos
polaridades separadas, sino que la reforma es un
camino para avanzar hacia la revolución, si es que se dan ciertas condiciones
que hacen que esta reforma transcienda el mero metabolismo de la sociedad
capitalista y permita dar un salto... para dejar atrás toda una etapa histórica”.
Se
inspira en Rosa Luxemburgo para proponer que las
reformas que tienden a la revolución son específicamente las que van
"cambiando las condiciones objetivas y subjetivas de la gran masa de los
explotados que conforman la sociedad capitalista",
de manera que los trabajadores vayan adquiriendo conciencia de su situación,
fortaleciéndolos en la lucha en contra del capital.
En este
episodio de Escuela de Cuadros, mientras se debate el papel de las reformas en
el contexto latinoamericano, también se estudian los argumentos de Luxemburgo
sustentando la ineluctabilidad de las contradicciones económicas en el
capitalismo, pilar del marxismo generalmente desechado por el reformismo junto
con la teoría del valor y la dialéctica.
Su obra escrita
-Cartas desde la
prisión
-La acumulación del capital
-La revolución rusa
-Huelga de masas, partidos y sindicatos
-La crisis de la socialdemocracia
-Reforma o revolución
entre otros libros, escritos y cartas
Su vida en el cine y en el teatro
En 1985 Margarethe von Trotta dirigió el largometraje alemán “Rosa
Luxemburgo”, de 114 minutos.
En octubre de 2010, Alejandra Aristegui
estrenó la obra “Rosa Luxemburgo” en el teatro del Artefacto, CABA. En ese
momento Rosa no era muy conocida en Argentina. La propuesta fue volverla
visible desde una puesta estética y poder acercarnos a una mujer
extraordinaria. Ella está refugiada en la casa de una familia que le da asilo
político esa última noche, antes de ser asesinada, en el intento de revolución
que ocurre en época de posguerra (noviembre 1918 - enero de 1919).
Rosa fue encarcelada, perseguida y finalmente asesinada, pero volvió de todas las desapariciones que pretendieron sus asesinos,
y de los que posteriormente trataron de condenar su obra teórica al ostracismo. No sólo escapó de las aguas, regresando
a la superficie y desde las orillas del mundo. Poco a poco fueron llegando
también sus ideas, sus reflexiones sagaces sobre la revolución, el socialismo y la libertad. Fue una fuente de
alimentación de todos los revolucionarios del mundo.
“En toda sociedad de clases, la cultura intelectual (arte y ciencia) es
una creación de la clase dominante; y el objetivo de esta cultura es en parte
asegurar la satisfacción directa de las necesidades del proceso social, y en
parte satisfacer las necesidades intelectuales de la clase gobernante” (Rosa
Luxemburgo).
Miguel Eugenio
Germino
Fuentes:
-Basso Lelio, El pensamiento político de Rosa Luxemburgo, Edicions 62, Barcelona,
1976.
-Evans Kate, La Rosa Roja, IPF ediciones, 2017.
-http://www.otromundoestaenmarcha.org/ceniza-de-ombu/2015/07/17/recogiendo-el-zapato-de-rosa-luxemburgo/
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