Irak y la maldición del petróleo
Mientras los medios hacen foco en los
bombardeos y en las supuestas masacres que se estarían realizando en Irak,
pocos son los que ponen su atención en el habitual desencadenante de la mayoría
de los conflictos en Medio Oriente: la
propiedad de la explotación del petróleo.
Los iraquíes sunitas que conformaron una
guerrilla islámica que se apropió rápidamente del territorio habitado por una
mayoría kurda, están parados sobre campos petrolíferos que generan casi 250 mil barriles de petróleo anuales y
que están en condiciones de aumentar aún más su
producción.
Estos guerrilleros no sólo se apoderaron de
una buena porción de territorio iraquí, sino que también buscan poner un pie en
Siria –a la
que hoy Obama amenaza con bombardear también–, donde la ofensiva de aquellos “rebeldes”
apoyados por los países europeos no lograron derribar al gobierno sirio pero sí
debilitar su control territorial.
La repentina aparición de los jihadistas
iraquíes permite sospechar de algún tipo de complicidad norteamericana, quienes
habrían apostado a una fragmentación mayor del territorio iraquí, lo que le permitiría un mejor
dominio del terreno sin necesidad de intervenir con tropas. Pero la violencia
de este grupo trascendió más de la cuenta y obligó a la administración
norteamericana a retirar el apoyo y a bombardear el lugar para quedar así ante
los ojos del mundo como justicieros.
Pero estas idas y vueltas interminables no
frenarán la intención norteamericana de rediseñar el mapa político de Medio
Oriente, de manera que las reservas gasíferas y petroleras queden siempre en
manos propias y amigas. El crecimiento de Rusia
y su alianza con China encendieron luces de alarma en la Casa Blanca, que se
habían acostumbrado a la soledad del poder luego de la caída del Muro de
Berlín.
Ahora un mundo multilateral pone un signo de
interrogación sobre el futuro mundial, que sigue pendiente de la propiedad de
los recursos energéticos naturales que todavía mueven al Mundo.
Pablo Salcito
CONTRA LA MASACRE EN GAZA
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sobrevivientes del holocausto nazi contra el pueblo judío, firmaron una carta
publicada en el “The New York Times”, condenando la masacre de palestinos en
Gaza y pidiendo el boicot económico, cultural y
académico contra Israel. “Como sobrevivientes judíos y descendientes
de las víctimas del genocidio nazi, inequívocamente condenamos la masacre de
palestinos en Gaza y la ocupación y colonización de los territorios históricos
palestinos”.
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