DISCURSO COMPLETO DEL VICEPRESIDENTE DE BOLIVIA ANTE LA ASUNCIÓN DE EVO MORALES
(LA
PAZ).- El Vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro
García Linera, se refirió al “Socialismo comunitario del vivir bien” en
su discurso emitido en el acto de posesión como autoridad estatal, en el
periodo presidencial 2015-2020.
“Los
bolivianos y la mayor parte de América Latina estamos viviendo una
década extraordinaria de luchas y grandes conquistas populares.
La
movilización de identidades populares, indígenas, campesinas, obreras y
juveniles han cambiado y están cambiando las estructuras políticas y
económicas dando lugar a la mayor concentración de gobiernos
progresistas y revolucionarios de nuestra historia.
América
Latina se ha puesto a la vanguardia mundial de la construcción de
sociedades posneoliberales. Mientras que en el resto del mundo, el
neoliberalismo aun sigue destruyendo sociedades y economías populares,
en Latinoamérica ya no es más que un triste recuerdo arqueológico Hemos
nacionalizado recursos naturales devolviendo a los Estados del
continente la base material de la soberanía extraviada; hemos
distribuido la riqueza entre los más necesitados, creando Estados
sociales protectores y equitativos; hemos dinamizado y diversificado la
economía, apuntalando la creatividad de los productores; millones de
jóvenes han accedido a la educación escolar y universitaria y otros
tantos al empleo, renaciendo en sus espíritus la esperanza de unas
patrias dignas.
El continente está rompiendo tutelajes y padrinazgos obscenos y ha retomado su capacidad de decidir su propio destino.
Las
naciones indígenas oprimidas por siglos, los movimientos sociales
explotados por décadas no solo han retomado el protagonismo histórico
sino que, como en Bolivia, se han vuelto poder de Estado y hoy conducen
el país. Se ha avanzado en diez años más que en los 200 años anteriores.
Pero no basta.
El
despertar revolucionario de los pueblos ha abierto un horizonte de
posibilidades mucho más profundo, mucho más democrático, mucho más
comunitario, es decir socialista, al que no podemos renunciar, sino es a
riesgo de una restauración conservadora en la que ni siquiera la
memoria de los muertos estará a salvo.
SOCIALISMO
no es una etiqueta partidaria, pues, muchas veces, eso solo ha servido
para camuflar la aplicación de la barbarie neoliberal.
Socialismo
tampoco es un decreto, porque eso sería reducir la acción colectiva del
pueblo a una decisión administrativa de funcionarios públicos.
Socialismo
tampoco es estatizar los medios de producción. Eso ayuda mucho a
redistribuir riqueza, pero la estatización no es una forma de propiedad
comunitaria ni una forma de producción comunitaria de la riqueza.
El
capitalismo es una civilización que ha subordinado todos los aspectos
de la vida a una maquinaria de acumulación de ganancias. Desde el
comercio, la producción, la ciencia y la tecnología, la educación, la
política, el ocio, la naturaleza misma, todo, absolutamente todo ha sido
pervertido para ser sometido a la dictadura del lucro.
Y
para ello, paradójicamente, el capitalismo se ha visto obligado a
despertar de manera mutilada, parcial, a fuerzas comunitarias, como la
interdependencia entre los seres humanos, como el mercado mundial, como
la ciencia y las tecnologías o internet, pero para someterlas al
servicio de la ganancia monetaria ilimitada de pocos.
Y
es por ello que lo que algún día tendrá que sustituir al capitalismo
como sociedad, necesariamente tendrá que ser otra civilización que
libere e irradie a escala mundial todas esas fuerzas y poderes
comunitarios hoy existentes, pero sometidas al lucro privado.
Marx
llamaba a esto la Comunidad Universal; otros le llaman el ayllu
planetario; otros el vivir bien. No importa el nombre, sino el contenido
de comunitarización universal y total de todas las relaciones humanas y
de los humanos con la naturaleza.
Pero,
para que esta nueva civilización comunal triunfe se requiere un largo y
complicado proceso de transición; un puente. Y a ese puente es que
llamamos Socialismo.
El
Socialismo es el campo de batalla dentro de cada territorio nacional
entre una civilización dominante, el capitalismo aún vigente, aún
dominante, pero decadente, enfrentado contra la nueva civilización
comunitaria emergente desde los intersticios, desde las grietas y
contradicciones del propio capitalismo.
Comunitarismo,
inicialmente minoritario, como gotas en el desierto; luego como
diminutos hilos de agua que a veces se secan, se interrumpen
abruptamente, y luego renacen, y a la larga suman y se vuelven
riachuelo; luego, río; luego, lago; luego, mar.
El
socialismo no es una nueva civilización, no es una economía o una nueva
sociedad. Es el campo de batalla entre lo nuevo y lo viejo, entre el
capitalismo dominante y el comunitarismo insurgente. Es la vieja
economía capitalista aún mayoritaria, gradualmente, asediada por la
nueva economía comunitaria naciente. Es la lucha entre el viejo Estado
que monopoliza decisiones en la burocracia y un nuevo Estado que cada
vez democratiza más decisiones en comunidades, en movimientos sociales,
en la sociedad civil.
Socialismo
es desborde democrático, es socialización de decisiones en manos de la
sociedad auto organizada en movimientos sociales.
Socialismo
es la superación de la democracia fósil en la que los gobernados solo
eligen gobernantes, pero no participan en las decisiones sobre los
asuntos públicos.
Socialismo
es democracia representativa en el parlamento más democracia
comunitaria en las comunidades agrarias y urbanas más democracia directa
en las calles y fábricas. Todo a la vez, y todo ello en medio de un
gobierno revolucionario, un Estado de los Movimientos Sociales, de las
clases humildes y menesterosas.
Socialismo
es que la democracia en todas sus formas envuelva y atraviese todas las
actividades cotidianas de todas las personas de un país; desde la
cultura hasta la política; desde la economía hasta la educación.
Y,
por supuesto, Socialismo es la lucha nacional e internacional por la
ampliación de los bienes comunes y de la gestión comunitaria de esos
bienes comunes, como son el agua, la salud, la educación, la ciencia, la
tecnología, el medio ambiente….
En
el Socialismo coexisten muchas formas de propiedad y de gestión de la
riqueza: está la propiedad privada y la estatal; está la propiedad
comunitaria y la cooperativa. Pero hay solo una propiedad y una forma de
administración de la riqueza que tiene la llave del futuro: la
comunitaria, que solo surge y se expande en base a la acción voluntaria
de los trabajadores, al ejemplo y experiencia voluntaria de la sociedad.
La
propiedad y gestión comunitaria no puede ser implantada por el Estado.
Lo comunitario es la antítesis de todo Estado. Lo que un Estado
revolucionario, socialista, puede hacer es ayudar a que lo comunitario
que brota por acción propia de la sociedad, se expanda, se fortalezca,
pueda superar obstáculos más rápidamente. Pero la comunitarizacion de la
economía solo puede ser una creación heroica de los propios productores
que deciden exitosamente asumir el control de su trabajo a escalas
expansivas.
Socialismo
es, entonces, un largo proceso de transición en el que Estado
revolucionario y Movimientos Sociales se fusionan para que día a día se
democraticen nuevas decisiones; para que día a día más actividades
económicas entren a la lógica comunitaria en vez de la lógica del lucro.
Y
como esta revolución la hacemos desde los andes, desde la Amazonía,
desde los valles, los llanos y el chaco, que son regiones marcadas por
una historia de antiguas civilizaciones comunitarias locales; entonces,
nuestro socialismo es comunitario por su porvenir, pero también es
comunitario por su raíz, por su ancestro. Porque venimos de lo
comunitario ancestral de los pueblos indígenas, y porque lo comunitario
está latente en los grandes logros de la ciencia y la economía moderna,
el futuro será, necesariamente, un tipo de socialismo comunitario
nacional, continental y, a la larga, planetario.
Pero,
a la vez, el Socialismo para el nuevo milenio que se alimenta de
nuestra raíz ancestral, incorpora los conocimientos y las prácticas
indígenas de diálogo y convivencialidad con la Madre Tierra.
El
rescate del intercambio metabólico vivificante entre ser humano y
naturaleza practicado por las primeras naciones del mundo, por los
pueblos indígenas, es la filosofía del Vivir Bien; y está claro que no
solo es la manera de enraizar el futuro en raíces propias; sino que,
además, es la única solución real a la catástrofe ambiental que amenaza
la vida entera en el planeta.
Por eso, el Socialismo del Nuevo Milenio solo puede ser democrático, comunitario y del vivir bien.
Este
es el HORIZONTE de ÉPOCA de la sociedad mundial. Y es este socialismo
democrático comunitario del vivir bien la única esperanza real para una
regeneración de los pueblos y de la propia naturaleza.
Los
revolucionarios no hemos venido para administrar de mejor forma o más
humanitariamente el capitalismo. Estamos aquí, hemos luchado y
seguiremos luchando para construir la Gran Comunidad Universal de los
pueblos”.
1 comentario:
Magnífica pieza de oratoria , magnífico documento político. MAravilloso!!! Abrazo argentino.
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